DUETOS DE CRÍTICA LITERARIA: "Empty, ojos cerrados" & "El insomnio de los verbos cansados", por Emilio Aparicio


Emilio Aparicio Díaz (Sta Cruz de los Cáñamos, Ciudad Real, 1976). Licenciado en Filosofía y Pedagogía por la Facultad de Ciudad Real y la UNED. Ha publicado en las revistas Alaire, Poetas en Libertad8, Canal Literatura, Mi Ciudad Real. Sus reseñas sobre poetas emergentes han aparecido en publicaciones tales como Letralia, LaNausea2000, Tribuna de Ciudad Real y blogs particulares.








EMPTY, OJOS CERRADOS


Autora: Beatriz Pérez Sánchez
Ilustraciones: Aarón Comino Serrano
Luz Azul Ediciones
Primera edición: abril, 2018
ISBN: 978-84-948667-7-7


Empty, ojos cerrados, es el cuarto poemario de la poeta barcelonesa Beatriz Pérez Sánchez, en colaboración con el ilustrador Aarón Comino Serrano. Es un poemario más corto que los dos anteriores; podría decirse que consta de tres únicos poemas largos que se corresponden con las tres partes de la plaquette: “En el epicentro de los ojos cerrados”, “Empty, the doll” (poemas en lengua inglesa) y “En trans formación”. Y acudo a la inexactitud de decir que consta de tan solo dos poemas -en realidad son nueve en total- para ir directo a la idea matriz de esta plaquette poética: la poesía aquí, a grandes rasgos, solo quiere ser poesía, sin excrecencias, ni retórica que acuda a añadir o a sumar imaginería literaria al poema en sí.
HABÍAS logrado salirpero te torturaban tus palabrasdebías detenerte con tu boca repleta de truenosy corrías hacia atrás.
Beatriz Pérez aligera el poema hasta el punto de hacer corresponder su título con la primera palabra del primer verso, prescindiendo de toda puntuación y utilizando una sintaxis diáfana sin nexos coordinativos, basada fundamentalmente en la yuxtaposición y la elipsis de imágenes de gran intensidad poética que redirigen el flujo argumental y las diversas líneas discursivas. Es un largo poema que habla de poesía; es decir, es un poemario netamente metapoético: poesía total que utiliza conscientemente los recursos -tanto inclusivos como exclusivos- para que la poesía sea la protagonista del poema, donde se recoge el concepto simbólico, pero sin apoyatura retórica.
PRIMERO llegó el pensamientoluego el horrorreconocías la asfixia¿qué es más bello que la muerte de lo que ya no existe?
instantesinmensidadno es suficiente quererpiensas en ellay tus ojos quieren ser los suyosque mire a través de tiy ya no estádecidió salir del laberinto
Por otra parte, un lector poco avisado podría suponer que se trata de un texto confesional, donde se narran, codificados, algunos datos biográficos de la poeta al estilo de la poesía confesional de autoras como Plath o Pizarnik. Pero aquí no podemos hablar de confesionalidad en sentido estricto, en tanto lo biográfico no tiene suficiente sustento argumentativo en el poema, ni estructura conversacional. Beatriz Pérez no dialoga consigo misma –o no exclusivamente- sino que utiliza la alusión a la propia escritura como elemento de diálogo poético. Otro recurso de gran sutilidad que utiliza -y que demuestra que no es poesía estrictamente confesional- es la utilización de la segunda persona del singular para manifestar la presencia de un Yo no personal, que no es una alusión a sí misma, ni a un tú anexionado a su experiencia vital, sino un Yo omnisciente e impersonal, que a medida que se suceden las escenas de la plaquette se va transfigurando en una especie de entelequia discursiva pero indeterminada “en un otro”: tal vez el propio poema, tal vez la propia creatividad poética, donde imagen y escritura se confunden en un todo semiótico -códigos, estructuras, lenguajes internos, juegos surrealista y movimientos expresivos que enlazan con otras disciplinas artísticas.
BLACK and white memoriesand there you arealonein the winter of your lifeslowing downdaydreaming like a dark scar
En Empty, ojos cerradoshay ilustración que finge ser la excusa de lo escrito; hay poemas hilo, poemas infancia y poemas memoria; hay bilingüismo, o sea, lenguaje inclusivo, universal, donde se elude la frontera semiótica a través de la fusión idiomática.
Empty, ojos cerrados es poesía y es objeto-hilo: movimiento vital y reminiscencia de infancia, cajita de música que un lector abrirá, no para leer, sino para escuchar el poema.

Banda sonora de la plaquette:https://open.spotify.com/user/beatrizpersa/playlist/6Hm49DoxObfWPswRVzITaX?si=5HaeJPd2T8OhLJg1WqUeRA

Sobre los creadores de Empty, ojos cerrados:
Beatriz Pérez Sánchez (Barcelona, 1974)
Ha publicado los libros de poesía De perfiles, vértices, planetas, cuerpos, árboles y escenarios y Numb, la espera sostenida (2016) y De violetas, mares, cielos, laberintos y cartas (2017) y la plaquette Empty, ojos cerrados (2018). Colaboradora de las revistas Poesía Digital, RES Revista de Educación Social, Tándem de la editorial Graó, Letralia y otras. Su obra ha sido publicada en revistas nacionales e internacionales tales como Triadae Magazine, Liberoamérica, Groenlandia, El coloquio de los perros, El Humo, Epanadiplosis, Resonancias, Poetas Anónimas. Licenciada en pedagogía y diplomada en educación social por la Universidad de Barcelona. Junto a otros creadores independientes de artes escénicas explora las relaciones entre la palabra, la improvisación y el movimiento. Reseña la obra de poetas emergentes.
Aarón Comino Serrano (Puerto del Rosario, 1983)
Es creador independiente, intérprete de danza, performer, educador e ilustrador. Estudió bellas artes e ilustración en la Escola Illa y danza en Área espai de dansa i creació y la Associació de dansa contemporánea de Sabadell. Ha sido intérprete de las piezas Éxodo (2018) y Criogenia (2016) de Mauro Baraona, Vermells com la sang (2018) y los solos Pulso de Pastor y Aliso, entre otras.

EL INSOMNIO DE LOS VERBOS CANSADOS
Autora: Marian Raméntol
Fotografías: Cesc Fortuny
LN Ediciones
Primera edición: 2017

Mi amiga y poeta F Poet Bea me pasa el poemario “El insomnio de los verbos cansados” de Marian Raméntol. Leo pues...
A Marian la conocí, allende el tiempo, en un foro de poesía en la red. 
Ahora tiene libro -yo no-. Y pienso: una reseña (crítica) de poesía es la distancia que va entre quien escribe algo y el que no escribe nada; y en sentido unidireccional, entre lo que el reseñista intuye debe ser tal cosa estética, y el vacío que genera en su ánima el hecho mismo de no haber conseguido sintetizar, en parte alguna, aquello que preconiza en su teoría. O sea, que quién soy yo para...Tengo a Schelling, a Hegel y a Kant en las estanterías, y algo me dice que estos hablaban de estética en esos libros tan..., adiposos; pero uno, que se sabe un simple recluta del tiempo, se conforma con aquello que decía Ortega: “Qué cosa tan maravillosa la espontaneidad”(sic). Entonces…
Tras leer a Marian pienso: no se va a Compostela por nada, sino que se va a redimirse con su estética y con su mística (concretamente se va a ver su catedral. Y ahí, el maestro Mateo, tiene mucho que decir).
La cosa va –la analogía va- de que a mí, "El insomnio de los verbos cansados", no es que me parezca un poemario románico en su composición, sino, simplemente, que se me antoja - que me evoca, más bien-, la manera de cincelar del viejo maestro cantero, hasta conseguir un estilo perfectamente definido en sus formas, cualesquiera que estas sean…
Aquí no hablamos de un tiempo histórico concreto, sino de cincel (pluma); del duro esfuerzo vital y tensión neuronal, para que de la duramadre que protege y separa la nervadura de la forma, se pueda y se sepa extraer la esencia poética, que a mi modo de entender se parece bastante a esta edificación catedralicia. 
Pero una catedral es siempre una forma general de arquitectura, si la observamos en sentido diacrónico, es decir, sin necesitar un tiempo histórico concreto donde fijar nuestras intenciones asociativas, sino, más bien, atendiendo a su evolución. 
Aquí lo que nos interesa es el icono monumental, aquello que nos permite la evocación simbólica de una estética lingüística determinada, que basa su evolución en un sentido arquitectónico rotundo, y que, Marian, consigue sincronizar en lo contemporáneo dejando diáfana, de alguna manera, la nave central del tiempo poético.
Pero eso es sólo el aspecto exterior que alberga una coloratura y un tono también asociativo, pero sin pretensiones de rigor histórico. En su interior: polifonía de motete a varias voces, o madrigal; no estoy seguro…
Pocos silencios hay - quiero decir, que no hay mudez de la voz poética en el sentido peyorativo-, sino voces superpuestas y armónicas que resuenan sobre los pilares y bóvedas de la suntuosa catedral.Dejo, ya, la analogía, aunque sigue perenne mi lectura, Beatriz, en el interior de la iglesia (poemario) que Marian ha construido. Escritos aquí mis pensamientos, imagino, sin embargo, no están sobre el papel, sino deslavazados en mi cabeza, como a un feligrés sentado en su banco al que le imponen el silencio, mientras escucha, contradictoriamente, y como contraste, esta suntuosidad Mariana, este Stabat Mater a lo Raméntol…

Emilio Aparicio

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