Todos sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en http://www.revagliatti.com.
Ha sido incluido, entre otras, en las siguientes antologías: “Dramaturgia Latinoamericana: Argentina” (en República Dominicana, 2008); “Minificcionistas de ‘El Cuento’ Revista de Imaginación” (en México, 2014); “Poesía Argentina Año 2000” (Tomo 1, selección de Marcela Croce, 1999), “MeloPoeFant Internacional” (bilingüe castellano-alemán, coedición en Perú y Alemania, 2004), “Pequeña Antología de la Poesía Argentina” (selección de Jorge Santiago Perednik, 2004), “El Verso Toma la Palabra” (México, 2010), “Italiani D’Altrove” (bilingüe castellano-italiano, Italia, 2010), “El Cine y la Poesía Argentina” (selección de Héctor Freire, 2011), etc. Sus producciones en video se hallan en http://www.youtube.com/rolandorevagliatti
"Los
oasis existen”
José
Muchnik nació el 2 de noviembre
de 1945 en Buenos Aires, capital de la República Argentina, y reside
en Épinay-sur-Orge, Francia. En 1973 obtiene su titulo de Ingeniero
Químico, por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos
Aires. En 1981 se gradúa de Doctor en Antropología, por l’ Ecole
d’Hautes Etudes en Sciences Sociales de París. Presentó
fotografías suyas en las siguientes exposiciones (1990-2007): “Le
pain des autres”, “Amazonia he visto”, “Mamáfrika” y
“Amazonie, rêves et réalités”. Fue, entre otras actividades,
compilador de antologías y organizador de manifestaciones poéticas.
Publicó desde 1985 los poemarios “Quince
poemas por la paz”, “Ocho
poemas para perder el tiempo”, “Cien
años de libertad y Coca-Cola”,
“Proposition poétique pour annuler la
dette extérieur” (bilingüe
español-francés), “Arqueología del
amor”, “Amazonia
he visto” (bilingüe
español-francés), “Calendario
poético 2000”, “Guía
poética de Buenos Aires”, “Tierra
viva, luces del mar”, “Crítica
poética de la razón matemática”,
así como los volúmenes de poemas y relatos “Sefikill
(Serial Financial Killers)” y
“Desgarros: exilios, duelos, muros”,
y, únicamente de relatos, “Josecito
de la ferretería”. En el género
novela se socializaron “Chupadero”
(2005) y “Geriatrikón”
(2007).
“Nací en 1945 y
en el barrio de Boedo de la ciudad de Buenos Aires. Mi infancia
estuvo marcada por la ferretería “Don Miguel” y la casa de la
calle Colombres, donde anclaron mis padres, inmigrantes rusos en esas
tierras. Crecí entre barricas de gomalaca, latas de masilla y
tambores de kerosene, entre oleajes de exiliados de diversas
latitudes que buscaban un retazo de calma para vivir. Ese mundo
mágico, con sus objetos, lenguajes, historias, transparenta en
algunas de mis obras (como “Josecito
de la ferretería” o “Guía
Poética de Buenos Aires”). El patio
de esa casa, sus cielos estrellados en noches de verano, fueron
arcilla de mis primeros versos. También la figura de “Liolia”
(Lionid Ravitz), poeta ruso, tío materno, que nunca conoció la
Argentina, bolchevique convencido, participó de la revolución de
octubre y de la segunda gran guerra. Cuando llegaban sus libros,
Siula (mi madre) me leía emocionada sus poemas en ruso.
Cursé mi
bachillerato en el Colegio Nacional Mariano Moreno e ingresé en 1963
en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires,
orientación ingeniería química. Comprometido con el movimiento
estudiantil, fui elegido presidente del Centro de Estudiantes de
Ingeniería “La Línea Recta” en 1967 y expulsado de la Facultad
en 1968 por alteración del orden público. Readmitido en 1970, me
gradué en 1973. Ingresé en la Secretaría Nacional de Industria,
pero pocos años después, con la llegada de la nefasta dictadura
militar, en 1976, me exilié en Francia repitiendo la historia de
exilios familiares. Mi padre había huido de Monastyrich – Ucrania
en 1919, luego de un pogrom en su pueblo natal, en el que asesinaron
a su madre y un hermano. Las huellas de los exilios pueden apreciarse
desde mi primer libro, “Quince poemas
por la paz”, editado en 1985 en Costa
Rica bajo el seudónimo de “Pablo José”, hasta uno de mis
últimos poemarios, “Desgarros…”,
editado en Buenos Aires. Ya en Francia, a todas las alteraciones que
implica el exilio, agregué el cambio de profesión. Me inscribí en
l’ Ecole d’Hautes Etudes en Sciences Sociales de París, donde en
1981 me gradué de antropólogo, especializado en el estudio de
culturas alimentarias locales, con mi tesis de doctorado “Tecnologías
autóctonas y alimentación en América Latina”. Ingresé al
Institut National de la Recherche Agronomique (INRA) donde devine
Director de investigaciones. Desarrollé un enfoque sobre los
“Sistemas agroalimentarios localizados” (SIAL), el que encontró
una importante repercusión en la comunidad científica
internacional. Las numerosas investigaciones de terreno en diversos
países de África y América Latina, también influyeron en mi obra
poética: “Amazonía he visto”,
“Pan amor y poesía, culturas
alimentarias argentinas” (de este
volumen he sido compilador). Como parte de mi trabajo he tomado
numerosas fotografías, la mayoría de las cuales aún no han sido
divulgadas, si bien realicé cuatro exposiciones fotográficas: en la
UNESCO (París), en Montpellier, en la Casa de la Poesía de La
Habana.
He sido miembro
fundador del grupo franco-argentino “Travesías Poéticas”, del
“Collectif Poétique Effraction: Poètes des cinq contienents” y
del grupo “Creciente Poética”. Soy colaborador permanente del
periódico “Desde Boedo” y de la revista cultural “Generación
Abierta”. Organicé numerosas manifestaciones poéticas en París,
así como espectáculos poéticos-musicales asociando tango y poesía.
Insisto en que sigo siendo “Josecito de la ferretería”, un
habitué del boliche de la cortada San Ignacio, de esa ciudad llamada
Buenos Aires, que tal vez sí exista.”
1: ¿Cuál
fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se
trataba?
JM: ¿Seis? ¿Cinco? ¿Siete
años? Josecito nació en el fondo de la ferretería de Boedo, cuarto
hijo. Cuando cumplí un año nos mudamos a la casa de la calle
Colombres, casa de aldaba y zaguán, casa navío, patio largo con
habitaciones a estribor, techos altos arremolinando sueños. Veranos
porteños, noches familiares, un niño en la perezosa contemplando
estrellas. Cielo que se abre, voces que se esfuman, más y más
estrellas, más y más cielo, patio despegando en vuelo estelar.
Escribiría mucho después (extraído de “Seres” en “Tierra
viva, luces del mar”): “Mis poemas más bellos / no
hechos / … / un pulgar sobre venas / donde
transitan pulsos // los pliegues del mar / detrás de
mis párpados // cuatro sillas mudas / inclinadas sobre un
recuerdo // Mis besos más dulces / no dados / …
/ en la frente suave / de un rostro adormecido // sobre una
lápida crecida / en sangres anteriores // entre labios
agrietados / de una tierra ignorada // Mis viajes más
dichosos / cuando no ciertos / … / hacia estrellas
suspendidas / en un cielo de mi infancia // entre horizontes
paralelos / a la línea del amor // a través de países
blancos/ engalanados de alelí // Mis
poemas más bellos / mis viajes mas dichosos / mis dulces besos / …
/ en una lágrima / … / ínfimo verso”.
Primera creación poética en ese
patio, poema no escrito, poesía evitó filtro entre vida y texto.
2: ¿Cómo te llevás con la lluvia
y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la velocidad,
con las contrariedades?
JM: Lluvia: nostalgia,
contemplación, tristeza. Lluvia exterior / interior en diapasón,
recibirla, zambullirme, nadar hacia el fondo, mojarme alma y tripas,
volver a la superficie, buscar aire y sol ausente. “Lluvia
/ … / no sobre mares / ni montañas / ni pastizales // Lluvia /
desde un cuarto piso // En el punto donde mezclan / colores con
tristeza / fecundando los tonos / que inventarán otros días //
Lluvia / desde mi edad abierta // Despidiendo el típico aroma / que
da la historia mojada / en un rincón del pecho // Súbitamente /
comprendo las leyes fundamentales // Dos calles que se cruzan /
determinan un
punto // Tres puntos trasladados bajo la lluvia / generan una ciudad
// Una ciudad proyectada hacia el infinito // transforma en polvo el
país que la contiene //
Un país / en un
globo giratorio / en un tropel de astros ignotos / eleva a la enésima
potencia / el valor de la lluvia en este punto / donde se buscaron
dos calles / para formar mi esquina” (extraído de “Como
una esquina universal” en “Guía poética de Buenos Aires”).
Tormentas: inseguridad,
fragilidad, temor. He vivido tormentas, de agua, de arena, de odio.
Huir, hacer un tajo entre las nubes, que se vacíen de agua viento
demonios. Y esperar, no abandonar en ese instante, después de la
tormenta vendrán otras tormentas, seguiré atravesando desiertos
sentado entre olas del camello, los oasis existen.
Sangre: ¡Tantas sangres! De
niño vena cortada, mano atravesando ventana, sangre escapando de su
curso, desmayo, hospital, puntos de sutura. Luego otras sangres,
revueltas estudiantiles, carro de asalto, guardia de infantería,
suben a una chica, yo ya estaba ahí con un bombazo de gas
lacrimógeno en la espalda, la chica tenía la cabeza abierta, la
sientan a mi lado, sangre chorrea horriblemente, me mira suplicando.
A ver, ¿qué te pasó? Observo su cabeza, tomo un pañuelo, lo
aplico en la herida. No es nada, digo para calmarla, me mira
agradecida, nos descargan en la comisaría. Nunca supe cómo se
llamaba, sólo conocí su sangre.
¡Tantas sangres! También de mi abuela y de mi tío, no llegué a conocerlos, degollados en un pogrom lejano, mucho antes de mi primer llanto en una ciudad llamada Buenos Aires. “Sangres que tejieron mis venas / las que vienen navegando / desde otros idiomas / desde otras orillas / mas el mismo pulso / la misma lava / […] / preguntaré qué hora era / en el centro del pueblo / cuando dejó el pogrom / mis raíces en savia viva / preguntaré si ya sumaron / las cifras del bronce / preguntaré si repartieron / la herencia de arcilla / preguntaré cómo me llamaban / antes de darme forma / […] / Preguntaré / ... / si lloraron tanto aquel día / y por eso las miradas / llegaron húmedas al futuro / Preguntaré si escribo / para revivir esas miradas / Les diré / aquí estoy / … /
Nada fue en vano”
(extraído de “Preguntas” en
“Desgarros…”).
Velocidad:
espacio recorrido
por unidad de tiempo. Poesía recorre el mundo, brota de humedales y
tierra seca, no tiene apuros, perfora el progreso: “Golondrina
/ Entre el tiempo y el espacio / decidieron las alas / Pues mi
pequeño corazón / también dejará un día / el Reino de los
latidos […] ¿Años? ¿Horas? / ¿Qué son? ¿Quién vivió? / Tal
vez el que grabó / la memoria de alas / sobre amor anegado / de
espacios sin tiempo” (extraído
de “Una golondrina”
en “Ocho
poemas para perder el tiempo”).
Contrariedades:
ni pobre ni rico, aprendiz de poeta, una vida de amor con el amor de
mi vida. Brindemos: ¡Salud! ¡Salud! ¡Salud! De todos modos ya
sabemos, células y neuronas tienen su propio tiempo.
3: “En este rincón” el
romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro
rincón”, por ejemplo, William Faulkner y su “He oído
hablar de ella, pero nunca la he visto.” ¿Tus
consideraciones?...
JM: “Poesía fijar vértigos”
(Arthur Rimbaud). La experiencia poética no es
sólo literaria, concierne a la vida en todas sus dimensiones. El
poema trata de plasmar en palabras emociones de vida, objetivo
inalcanzable, escalar una montaña con cimas que se alejan.
“Encontrar las palabras dichas y las
palabras no dichas, sonidos y ritmos, para acercarse a una hoja que
tiembla, he aquí la tarea desmesurada de los poetas: tratar al mismo
tiempo de condensar el lenguaje y de hacerlo estallar, como una gota
de perfume cayendo sobre la superficie de las palabras, produciendo
ondas y fragancias inesperadas. ‘Poesía,
no forma de escribir, si labios al vivir’
expresa bien esta pérdida irremediable entre la vida y los textos”
(extraído de mi exposición “Alimentos y poesía. Culturas
alimentarias europeas”, pronunciada en francés, en ocasión del
250 aniversario de la Academia de Agricultura de Francia).
Más que de inspiración hablaría de
conmoción, de dejarse ser, dejarse flotar en el vértigo de la vida,
en un atardecer, una mirada, una palabra, en hojas caídas,
zapatillas abandonadas, cangrejos podridos. Sin esa conmoción no hay
materia poética, uno no puede vivir al cien por ciento como poeta,
sería agotador. Conmoción sola no alcanza para que haya poema, hay
que resignarse a escribirlo (o no), hace falta también culo y
esfuerzo, sentarse en algún lado y decidirse a fijar la experiencia
poética en un texto. También podemos optar por la poesía
sublimada: ¿El poema no escrito existe?
JM: No
podría decir “más sus avatares
que la obra”. Lo que sí me atrae
en algunos artistas es la interacción
estrecha entre vida y obra. Las aventuras, locuras, obsesiones… del
artista, que podemos percibir en una novela, un poema, un cuadro. Me
vienen al espíritu Miguel
de Cervantes Saavedra, el manco de Lepanto, que plasmó sus campañas
militares en el genial “Don Quijote de
la Mancha”.
François Villon, el
poeta francés de la edad media, nacido en 1431, nadie sabe dónde ni
cuándo murió. Gran adicto de bodegones, bebida y peleas, en una de
ellas mata a un cura a los veinticuatro años. Encarcelado y
condenado a la horca, escribe su célebre “Balade des pendus”
(“Balada de los ahorcados”). Finalmente, a los treinta y un años,
es amnistiado y forzado al destierro. A partir de ahí, no se sabe
nada más de su vida.
Vincent Van Gogh:
con sólo pronunciar su nombre se me llenan los ojos de girasoles.
5: ¿Lemas, chascarrillos, refranes,
proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar?
JM: Proverbios que mi madre
decía en ruso. “Medí siete veces y cortá sólo una vez”,
“Siglo vivís, siglo aprendés”, “Cántale a tu
pueblo y serás universal” (León Tolstói).
También me gustan los proverbios
chinos: “Ten confianza pero controla”; “La
experiencia es como un farol colgado en la espalda, ilumina sólo el
camino recorrido”.
Algunos proverbios del mayo francés
(1968): “Bajo los adoquines la playa”; “Si no nos
dejan soñar, no los dejaremos dormir”.
6:
¿Qué obras artísticas te han
—cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y ante cuáles has
quedado, seguís quedando, en estado de perplejidad?
JM:
“Las cuatro estaciones”, de
Antonio Vivaldi, que escuchaba a los trece años de un “33
vueltas”, luego de la muerte de mi padre.
Cuando
asistí a una exposición de Caravaggio en el “Museo Fabre” de
Montpellier: la verdad existe, reside en la emoción, en la lágrima
retenida, un detalle, luces de un rostro, pliegues de una túnica,
mirada que logra escapar de la tela… Mi lágrima retenida en ese
detalle.
¿Otro
estremecimiento? “Hay golpes en la
vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!”:
César Vallejo, “Los
heraldos negros”.
¿Otro
estremecimiento?
“Relatos de Kolimá”
de Varlam Shalámov. Antes de leer, ajustar vuestros cinturones de
seguridad.
¿Perplejidades? Confieso que
nunca he podido terminar “A la búsqueda del tiempo perdido”
de Marcel Proust. Aunque leyéndolo por partes la escritura me parece
maravillosa. Se plantea el tema de: ¿cómo abordar, leer, mirar,
escuchar, sentir… una obra de arte?
7: ¿Tendrás
por allí alguna situación irrisoria de la que hayas sido más o
menos protagonista y que nos quieras contar?
JM: Año
1978, Asamblea sobre Derechos Humanos, Palacio de Luxemburgo, París.
Apercibo a Julio Cortázar en la concurrencia, me las arreglo para
sentarme cerca, espero la ocasión, una pausa entre discursos:
—Maestro, un gusto saludarlo, me presento, él muy amable,
charlamos. Sigo avanzando: Maestro, tengo el manuscrito de un
poemario (vaya a saber porqué intuición extraña lo tenía
conmigo), me gustaría su opinión. Por supuesto, dejámelo, esto
continúa dos días, mañana nos vemos. Día siguiente, lo busco en
la asistencia, esta vez no era fácil sentarme cerca, decido esperar
la pausa del mediodía, al regreso del almuerzo lo veo tomando un
café, me animo: ¿Cómo va? Conversamos sobre las conferencias, ésta
qué interesante, ésta un aburrimiento, etc. Finalmente me decido:
¿Tuvo tiempo de leer el manuscrito? Me mira antes de responder, la
respuesta estaba clara, agrega por las dudas, la verdad que no, pero
te voy a decir una cosa, si escribís y no publicás estás loco o te
vas a volver loco. Y a partir de ahí empecé a publicar, durante
muchos años no me preocupó difundir, ni ir a lecturas o festivales,
publicaba para no volverme loco.
8: ¿Qué te
promueve la noción de “posteridad”?
JM: Todo
es vanidad, en millones de años sólo quedará polvo de estrellas.
9: “¿La rutina te
aplasta?” ¿Qué rutinas te aplastan?
JM: Hay rutinas que me encantan,
no sé si son rutinas o ritos. Cenar con mi mujer enfrente de la
chimenea, pasear por la mañana en un bosque cercano, preparar pastas
frescas.
¿Rutinas que me aplastan?: las
administrativas.
Laboralmente conocí poco la rutina,
desde la ferretería de Boedo, mi aprendizaje del mundo hasta mi
trabajo de antropólogo en comarcas lejanas, lejos de ser rutinario,
según amigos y colegas, con las “historias de terreno” podría
hacer un libro, tal vez varios. “Amazonia he visto” (ver
en www.ibuk.com.ar), resultó de
la unión entre trabajo antropológico y experiencia poética del
mundo.
10: ¿Para
vos, “Un estilo perfecto es
una limitación perfecta”,
como sostuvo el escritor y periodista español Corpus Barga? Y
siguió: “…un estilo es
una manera y un amaneramiento”.
JM: Estilo,
stilus,
instrumento que servía para escribir sobre las tabletas de arcilla o
de cera, el stilus
marcaba, grababa esas tabletas. Todo artista, lo quiera o no, tiene
un estilo, una marca que lo caracteriza. De una mirada podemos
distinguir un Dalí, un Miró o un Botero. Pero ese estilo brota de
las napas freáticas, luego puede ser perfeccionado, pero brota de
las profundidades, imposible fabricarse un estilo, hay que esperar
que brote, que salga a la superficie. Una misma persona puede
escribir poemas, novelas, obras de teatro, notas periodísticas; el
estilo es la marca que une esas escrituras como un código invisible
pero perceptible.
11: ¿Qué
sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te despiertan algún
grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan instantáneamente?
JM: La
indignación me reenvía a mi condición de hombre como ser social,
solidario de mis congéneres. Me indignan las injusticias sociales,
la falta de humanidad, me indignan los inmigrantes que se ahogan en
el Mediterráneo o que mueren de sed en el desierto, me indignan los
constructores de muros, los traficantes de órganos y seres humanos.
Me indignan los SEFIKILL que especulan con el hambre en la bolsa de
valores (ver “SErial FInancial KIllers”, editorial CICCUS). Me
indignan los artífices del ecocidio, los que arrasan selvas para
optimizar beneficios, las mineras que contaminan recursos hídricos,
que se jodan los campesinos aguas abajo. Me indignan los apologistas
del “sistema”, políticos de forro reversible, periodistas que
manipulan verdades, jueces que manipulan justicia. Me indigno conmigo
mismo, con mi impotencia frente a esta realidad.
La violencia, a
esta altura de mi vida, está bajo control, como el PSA de mi
próstata, oscila en niveles aceptables.
12: ¿Qué
postal (o postales) de tu niñez o de tu adolescencia compartirías
con nosotros?
JM: Bicicleta celeste, muerte de
mi padre: trece años, casa de la calle Colombres, velorio, mucha
gente con sus pésames, tengo que escaparme de algún modo, escaparme
sin irme, a los trece años un niño judío ya hizo su bar mitzvá,
es un hombre, tres hermanas mujeres, me tocaba asumir. Se me ocurrió
desmontar las ruedas de la bicicleta, volver a montarlas, volver a
desmontarlas, así llegué al día siguiente, rodando sin ruedas. En
el entierro leí el kadish, como corresponde, luego debía asistir
todos los amaneceres a la sinagoga de la calle Asamblea para rezar
por la memoria de mi padre, todos los amaneceres durante un año
puede ser mucho para un niño-hombre. Día de invierno con lluvia,
digo a mi madre, ma’, hoy no voy, bueno, llueve, quedate en cama…
A los diez minutos dos correligionarios adultos vienen por mí,
Iósale vamos, si vos no venís no llegamos a diez (el miniem,
quórum mínimo para rezar juntos, es de diez personas). Fui,
terminada la ceremonia, ocho de la mañana, en vez de volver a casa
con mi bicicleta celeste, me “fugo” hacia el parque Chacabuco, al
mediodía tenía hambre, se terminó la fuga. Cuando volví, encontré
a mi madre más que preocupada, pude negociar que ya no iría todos
los amaneceres a la Sinagoga. ¿Ahí comenzó mi ateísmo? ¿A causa
de la bicicleta celeste?
13: ¿En
los universos de qué artistas te agradaría perderte (o
encontrarte)? O bien, ¿a qué artistas
hubieras elegido o elegirías para que te incluyeran en cuáles de
sus obras como personaje o de algún otro modo?
JM: Andréi
Tarkovski, película “El sacrificio”. Ser el abuelo que dialoga
con su nieto bajo un árbol mientras el fin del mundo comienza a
insinuarse.
Tener el rol
central en “Affabulazione” de Pier Paolo Passolini.
La interpretación
de Vittorio Gassman en el teatro de la Colline, París, años 80,
algo maravilloso.
Vivir calma
sabiduría y naturaleza en algunos haikus de Basho, vivir la harmonía
y belleza que emanan de su obra.
14:
El
silencio, la gravitación de los gestos, la oscuridad, las sorpresas,
la desolación, el fervor, la intemperancia: ¿cómo te resultan?
¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con algún criterio,
orientación o sentido?
JM:
“Si
no conoces algo más bello que el silencio, entonces calla”,
así dice un viejo proverbio árabe. El ejercicio del silencio y la
soledad me parecen fundamentales en la creación artística. Es en
ese escenario que gestos oscuridad sombras adquieren otro relieve,
absorben sorpresas, diluyen desolaciones, aplacan fervores… dejando
intemperancia y llagas vivas.
15:
¿A qué artistas
en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad, el ingenio, la
acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?
JM:
Charles
Chaplin, Héctor Malamud, Manuel Scorza, Robert Desnos.
16: ¿Qué
apreciaciones no apreciás? ¿Qué imprecisiones preferís?
JM: En
el curso de mi experiencia como antropólogo / investigador, me
sulfuraban las apreciaciones fundadas en cierto academicismo /
dogmatismo, que califican, sentencian: el enfoque, el artículo o lo
que sea “no es científico”, esa era la frase asesina. Mi
preocupación fue siempre de asociar diversas formas / fuentes de
conocimiento, en particular la experiencia científica y la
experiencia poética: “los
nuevos paradigmas de sociedad, de producción agrícola, de
urbanización, de… no saldrán repentinamente de la investigación
científica como del muslo de Júpiter. Sin duda que necesitamos
nuevos saberes, pero sobre todo necesitamos un nuevo saber, un saber
de una nueva calidad, un saber basado sobre un principio de
unificación de las diversas formas de conocimiento, de las diversas
experiencias del mundo” (extraído
de “Alimentos y Poesía”). Paradojal y simétricamente los
“opinadores seriales” de las “academias poéticas” caen en la
misma trampa, blandiendo análoga frase asesina: “esto
no es poesía”.
Crear implica
salirse de caparazones establecidos; ofender academias con
imprecisiones e impurezas.
17: ¿Viste
que uno en ciertos casos quiere a personas que no valora o valora
poco, y que en otros casos valora a personas que no quiere? ¿Esto te
perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”?
JM: Habría
que precisar en qué plano se sitúa la valorización. Tengo amigos
que valoro como personas, muy buena gente, pero que no valoro en el
plano intelectual. En otros casos puede suceder lo inverso. En otros
casos podemos valorar a alguien de manera integral. Es la vida, las
cosas son como son, se sienten como se sienten, no me perturba, no
hay nada para resolver.
18: ¿El
mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así lo
afirmara Enrique Santos Discépolo en su tango “Cambalache”?
JM: La afirmación esconde lo
contrario; que Discépolo lo escriba no quiere decir que no haya
participado del encanto del mundo. El mundo para el ser humano
siempre fue al mismo tiempo una porquería y una maravilla. Ya en la
Biblia podemos constatar la existencia de un Dios terrible y también
lleno de bondad.
19: Por la fidelidad y entrega a una
causa o proyecto, ¿qué personas (de todos los tiempos y de todos
los ámbitos) te asombran?
JM: Leonardo
da Vinci, Rosa de Luxemburgo, Camille Claudel, Alfonsina Storni.
20: ¿Qué te hace “reír
a mandíbula batiente”?
JM: La risa depende del contexto
y de la edad; el Gordo y el Flaco me hacían reír a los nueve años,
ya no tanto. Ahora me hace reír mi nieta Giulia, cuatro años, una
Mafalda franco-ítalo-argentina. El desfasaje entre la niña y sus
salidas de adulto en miniatura son joyitas de humor. Una de las
anécdotas en pocas palabras: Giulia no quiere ir al colegio, su
madre (mi hija) se esfuerza en explicarle porqué hay que ir al
colegio. Vas a estudiar, más grande vas a tener diplomas, con los
diplomas conseguirás trabajo, entonces ganarás plata, para
comprarte lo que quieras, para viajar a Italia… Respuesta
inapelable de Giulia: Mami también podemos elegir ser pobres.
21: ¿Cómo afrontás lo que sea que
te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos o metas,
lejos de lo que para vos constituya un ideal?
JM: En lo referente a la
creación poética, cuesta releerme y confirmar que algunos escritos
no me gustan. Pienso: captar la poesía de la vida en el poema es
imposible, debo aceptar la “frustración original” del acto
poético. Eso pienso, pero entre lo que pienso y lo que siento hay
una diferencia, me da bronca confrontarme con el poema real.
22: El amor, la contemplación, el
dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has ido relacionando
con esos tópicos?
JM: Varios tomos serían
necesarios para responder a esta pregunta.
Amor
“¡Oh amor mío!
/ aún nosotros somos mortales / Aún nosotros / que conocimos el
Olimpo / Aún nosotros seremos castigados / y nos dibujarán máscaras
terribles
sobre el rostro /
y nos doblarán los huesos / poco a poco / y nos quebrarán la voz
bajo el lodo //
Mas no podrán / con nuestras balsas /
.............................. / el reposo en la noche / el desayuno
sin prisa / el estar juntos simplemente // Nuestras balsas / amor mío
/ seguirán transcurriendo / más allá de la condena […]
Por eso estos versos // Para ti / para
nuestros hijos / para nuestros hermanos / para los excavadores del
futuro
// Para decirles
/ que hubo también amor / hacia los fines de la era del oprobio / No
solamente bombas / no sólo ciudades arrasadas / no sólo grises
mercaderes // Hubo también amor / ............................... /
por eso existen” (extraído de
“Arqueología del amor”).
Contemplación
“¿Tal vez pueda la luz /
desenredar el tiempo? // En monturas marinas / escalar espumas /
enlazar reflejos / diluir cronologías // ¿Años? / ¿Semanas? /
¿Segundos? /… / ¿líquidas estrellas? / ¿utópicos violetas? //
Para viajar / anclar en un punto // No ir /… / ni a la playa
contigua / ni al próximo shopping / ni a otras golosinas // Excavar
este punto / hasta encontrar / las napas de luz / que aclarar puedan
/ madejas de tiempo
/ ¿Años? / ¿Semanas? / ¿Segundos?
/ … /¿Qué significan? / … / si de todos modos / vida es un
ínfimo instante / y eternidad una gran amnesia // Una pregunta sí /
… / ¿Cómo llegar al interior de la burbuja / sin que revienten
las primeras ilusiones?”
(extraído de “Burbuja” en “Tierra
viva, luces del mar”).
Dinero: Tener para vivir; no
vivir para tener.
Religión: Ateo
involuntario, no me imagino a Dios detrás del cortinado. Envidio a
los creyentes. Me apasiona el estudio de las religiones. Leer la
Biblia me parece fundamental para entender en qué mundo vivimos. Aún
hoy la mayoría de los conflictos bélicos que sufrimos tienen un
fondo religioso, velado o manifiesto.
“Como los hombres no pudieron /
soportar sus diferencias / crearon los Dioses / a su propia semejanza
// Y todo fue en nombre de Dios / En nombre de Dios / las conquistas
/ En nombre de Dios / las banderas / En nombre de Dios rodando / los
ojos con sus cabezas” (extraído de “Nacimiento” en “Cien
años de libertad y Coca Cola”).
Política: Aunque hayan cambiado
formas y plataformas desde mi adolescencia me comprometí con “la
política”. Entendiendo a la misma como una forma de vivir en
sociedad, de vivir en “la Ciudad”. Platón en su “República”
plantea la expulsión de los poetas de la Ciudad ideal, pues eran
susceptibles de corromper el alma de los héroes. Victor Hugo y otros
grandes escritores plantearon por el contrario la necesidad del
compromiso social del poeta: “El poeta
en días impíos / Viene a preparar días mejores / Es el hombre de
las utopías / Los pies aquí los ojos más allá / Es él quien
sobre todas las cabezas / En todos los tiempos, como los profetas /
En su mano donde todo puede caber / Debe, que lo insulten o lo
elogien / Como una antorcha que sacude / Hacer relucir el futuro”
Victor Hugo, “Fonction du poète”
(1839), en “Les rayons et les ombres”
(1840). Trad. J. M.
“La pregunta
‘¿Usted se considera un poeta social?’ me ha sido formulada de
manera recurrente en numerosas entrevistas. Digámoslo de manera
breve, se trata de un interrogante tautológico, todos los poetas son
seres sociales, manejan una lengua precisa en un lugar preciso, en
consecuencia, comprometidos, explícita o implícitamente, con una
sociedad dada. La cuestión sería otra: ¿Cómo sus poemas plasman
la poesía a partir de su experiencia del mundo? Un doble desafío se
plantea al poeta: por un lado, no caer en la tentación del
hermetismo, de encerrarse en el lenguaje, de que el poema se
convierta en un juego de palabras. Por otro, la tentación de agitar
conceptos generales, olvidando que el poema debe germinar de
sentimientos y emociones / conmociones surgidas de su experiencia del
mundo. No es a partir de conceptos, es a partir de su vivencia
personal que el poeta puede acceder a lo universal.”
(Extraído de “Creciente poética: por un mundo sin muros ni
barbarie”. Entrevista de la revista “La Otra”.)
23:
¿A qué obras artísticas
—espectáculos coreográficos, films, esculturas, música,
pinturas, literatura, propuestas teatrales o arquitectónicas, etc.—
calificarías de “insufribles”?
JM: Una
película, si no la aguantamos podemos irnos o dormirnos, aunque en
general las miro hasta el final; mal cine es también una forma de
aprendizaje. Con novelas, ensayos o poemas es diferente: cuando me
canso, me voy, a veces tomo una diagonal para escaparme, no me doy
tiempo de sufrir. Con las exposiciones de arte plástico si se trata
de la obra de un pintor o de un escultor, raramente tuve disgustos.
El problema se me ha presentado, en ciertos casos, con obras de
teatro: por ética, respeto por los actores, uno no puede irse en
mitad de la obra. Agreguemos, que algunas lecturas de poemas, cuando
los poetas se suceden sin fin con su narcisismo en erección, también
pueden resultar insufribles. Aguantar también es sabiduría.
24: ¿Qué
calle, qué recorrido de calles, qué pequeña zona transitada en tu
infancia o en tu adolescencia recordás con mayor nostalgia o cariño,
y por qué?
JM: Como dijo Julián Centella:
“No vengo a hacerme la partida, digo nomás que soy de Boedo”.
“Señor
caminante confíese a las calles… ellas sabrán llevarlo. […]
En silencio, así
transcurrió este paseo… este contrapunto de Buenos Aires: casonas
venidas a menos, enormes rascacielos, carritos de botellero, ochavas
ciegas, edificios de medio pelo, restaurants de onda, bares, fondas,
tenedores libres, niños en uniforme azul, niños de guardapolvo
blanco, supermercados, shoppings, verdulerías de todo tamaño,
cortinas oxidadas, se alquila o se vende, árboles orgullosos pese a
todo, tres pizzas por siete pesos, choripán y gaseosa al paso,
minifaldas con alevosía, algunas con premeditación, te quiero Boca,
dale El Ciclón, Lore te amo-Riky, chorros vayan a afanarle a Gardel,
palomas, tres paquetitos de maíz cincuenta centavos, mate con
bizcochitos, mesas de truco… y colectivos muchas líneas de
colectivos con sus colas de espera, sus bellos colores y largos
recorridos. … En Rivadavia Bulnes se disculpó. Aquí cambio de
nombre y de etiqueta, pueden subir a Boedo, calles diferentes mas la
misma senda. Continuamos siempre en silencio, mi acompañante parecía
cada vez más interesado. A la altura del pasaje San Ignacio le hizo
señas a Boedo para que pare un poco… entró al bar de la esquina,
se quedó flotando en el fondo del pasaje… volvió a subir… En
Avenida Caseros nuevo cambio, esta vez sólo de nombre. Avenida Sáenz
nos llevó por Pompeya hasta puente Alsina.
Acá se termina
el camino de ida dijo, no transporto pasajeros en Provincia. Nos
bajamos, me preguntó si lo acompañaba para subir al puente. Los
puentes como labios son para unir dos márgenes, para sentir la
soledad atravesarlos. Mejor andá solo. Esperé un buen rato,
regresó con el aire cambiado. Para volver elegí vos la calle,
tenías razón ellas saben llevarte. ¿Qué te parece Centenera?
¿Centenera… llega hasta aquí? Así es hermano algunas calles
traen sus vueltas. ¿Estás seguro, es la misma que pasa por
Caballito? La misma y diferente, las calles como los hombres, siempre
los mismos… siempre diferentes. Nos paramos una vez más en el
cruce con Tabaré, se quedó pensativo en la esquina… y luego
fuimos volviendo, pues siempre se vuelve a algún lado, bajando y
subiendo calles…” (extraído de
“Como calles sin bordes” en “Guía
poética de Buenos Aires”).
25: ¿Cómo reordenarías esta
serie?: “La visión, el bosque, la ceremonia, las
miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio, el sufrimiento, la
lengua, el pensamiento, la autenticidad, la muerte, el azar, el
desajuste”. Digamos que un reordenamiento, o dos. Y
hasta podrías intentar, por ejemplo, una microficción.
JM: El exilio implica cambio de
nuestro lugar en el mundo, implica sufrimiento pérdida sacrificio,
también azar desafío horizonte. Exilio de una lengua, una ciudad,
de uno mismo. Desajuste, tensión creadora / aniquiladora.
Reconstruir danzas ceremonias autenticidad. Sembrar pensamientos para
que germinen árboles con raíces en suelos lejanos: “Hachazo
separando / la yema del verbo
/ la palabra del labio / el
ventanal del aire // Exilio cuchillo
cortando instantes en dos cuatro seis ocho hasta el nanosegundo que
descoser puede el forro reversible del tiempo, comprendemos entonces
que todos los caminos dolores atardeceres… son el mismo, que todos
los muertos confluyen en un punto, que todas las hojas vuelan, caen y
regresan a la misma tierra, que los otoños nos muestran lo esencial,
mas no entendemos el lenguaje de los tonos. // Hachazo
separando / el patio del cielo /
duendes del bosque / palabras
del verbo” (extraído de “Exilio”
en “Desgarros…”).
Nota bene: Cuando
me exilié en Francia en el mes de septiembre de 1976, todos mis
manuscritos fueron puestos a resguardo en el sótano de la ferretería
de Boedo. Al año me informan que una inundación malogró rollos de
alambre, pintura en polvo, calentadores primus…, también mis
manuscritos. Pérdida absoluta, sufrimiento, también horizontes
brotando de la pérdida.
26: “Donde
mueren las palabras” es el título de un filme de 1946, dirigido
por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño ¿Dónde mueren
las palabras?
JM: Algunas mueren de muerte
natural, caen en desuso, como “aldaba” o “fanega”…; ya no
se llama a la puerta con una mano metálica, los granos cosechados ya
no se miden en fanegas. Otras van cambiando de sentido en relación
con el contexto social y la evolución tecnológica. “Lenguajes
fruto de una construcción histórica y a su vez argamasa esencial de
la historia. Sin lenguajes no hubieran sido posibles leyes, ni
códigos, ni hombres viviendo en sociedad. En su comienzo, lenguajes
de manos y gestos acompañando voces que devienen palabras cuando los
grupos humanos le acuerdan un sentido común a las mismas. Luego,
casi ayer, la escritura, sobre tablas de arcilla, piedras o
pergaminos, los hombres trasmitiendo huellas y saberes. Hoy, Google,
Twitter, Facebook… revolucionando los soportes tecnológicos de la
comunicación, alterando nuestra percepción del tiempo y del
espacio. No tenemos la distancia necesaria para percibir en toda su
magnitud las líneas de fractura que estamos atravesando, que nos
atraviesan. Historia podrá describir mañana estos tiempos densos,
filosos, quebrados, los tiempos de cambios radicales que estamos
viviendo mas que no podemos aprehender pues en ellos estamos nadando.
Como ratones en temblores de tierra los poetas sentimos vibraciones
del lenguaje anunciando sismos de mayor magnitud. Interrogarse sobre
la esencia del lenguaje, sobre el sentido común que le dan los
hombres a las palabras para comunicarse entre ellos, sobre el valor
de la poesía para renovar sentidos y sonidos de las palabras, tal
vez sea tan importante como los equilibrios presupuestarios o las
curvas de crecimiento para una humanidad que se busca a sí misma en
estos comienzos del tercer milenio.”
(Extraído de “Lenguaje poético en contexto de crisis”, 2012,
conferencia pronunciada en la Embajada de la República Argentina en
Francia.)
La “batalla del lenguaje” forma
parte de la batalla por el tipo de sociedad en que queremos vivir;
en períodos de crisis se buscan palabras en
el almacén de la lengua, algunas son llamadas a servicio para
designar nuevos objetos o fenómenos. La disputa por la apropiación
de las palabras es permanente: “paraísos fiscales”,
“transparencia de mercados”, “países emergentes”… Es aquí
donde la confusión florece y la célebre frase de Albert Camus,
“Nombrar
mal las
cosas,
es
sumar a la desgracia
del mundo”,
adquiere
mayor sentido.
27: ¿Podés
disfrutar de obras de artistas con los que te adviertas en las
antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no?
JM: Sí,
pero hay como un velo en la percepción de la obra. Leo “Au
bout de la nuit” de
Louis-Ferdinand Céline. Es bello, no hace eso de Celine una buena
persona (colaborador con el ocupante nazi, apologista del
antisemitismo). Misma reacción con Ezra Pound: sus Cantos
constituyen una obra poética cumbre del siglo XX; el personaje me
parece detestable, sobre todo cuando se instala en Italia, en los
años 20 y se constituye en un defensor acérrimo del fascismo y
Benito Mussolini. Pensaba visitar su tumba en Venecia, en la isla San
Michele, hacía frío, hacía triste, desistí, de todos modos no
llevaba flores ni ilusiones.
28: ¿Cómo te
cae, cómo procesás la decepción (o lo que corresponda) que te
infiere la persona que te promete algo que a vos te interesa —y
hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y luego no sólo
no cumple sino que jamás alude a la promesa?
JM: La
confianza es un elemento esencial en las relaciones humanas, no surge
unilateralmente, se construye a través de la interacción con otros
individuos, con-fidere,
que puede fiarse uno al otro. Cuando ese pacto tácito se rompe, hay
pena, no olvido.
29: No
concerniendo al área de lo artístico, ¿a quiénes admirás?
JM: A mi padre, a mi madre, a mi
mujer. Al cerezo de mi jardín. Al mirlo que vuela / y vuelve al cerezo.
30: ¿Tus pasiones te
pertenecen o sos de tus pasiones? Pasiones y
entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general,
distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?
JM: No sé si los distingo, trato de existir: es todo; claro
que no se puede existir en forma continua, como tampoco se puede ser
poeta en forma continua. La vida tiene una dimensión biológica y
una dimensión espiritual artística creativa, cuando las dos entran
en resonancia obtenemos momentos de existencia. El dilema es existir
lo más posible por unidad de tiempo. Habría que distinguir dos
tipos de tiempo, el tiempo continuo biológico físico… que fluye
con sus ritmos y duraciones: pulso, respiración, segundos, siglos,
solsticios, equinoccios… El tiempo discontinuo afectivo, que marca
nuestro devenir, amores muertes fiestas que quedan grabados en
nuestra memoria, ella también es discontinua… Arrancar algunas
uvas al racimo de tiempo físico que gira y escapa, existir, es lo
que buscamos.
31: ¿Qué artistas
estimas que han sido alabados desmesuradamente?
JM: Mi
ignorancia es mucha para que mi opinión en este tema tenga validez
alguna. Puedo, no obstante, intentar un breve ejercicio de
sinceridad.
Jeff Koons, escultor
americano contemporáneo: el precio de sus esculturas es exorbitante,
tal vez Historia confirme (o no) que es merecido. Su “Balloon
dog” (perro anaranjado de gran tamaño), expuesto
en 2008 en el palacio de Versalles / Francia, se ha vendido en New
York en 58 millones de dólares. Su “Ramo de tulipanes” gigante
(12m. de altura, 35 toneladas de metal), que proyecta ofrecer a la
ciudad de París en homenaje a los atentados del año 2015, ha
provocado gran debate.
Michel Houellebecq, el
escritor francés más célebre en estos momentos. Leí “Las
partículas elementales”
y “Sumisión”.
Todavía no leí “Serotonine”
su último éxito. ¿Cambiaré de opinión?
32: ¿Acordarías, o algo así, con
que es, efectivamente, “El amor, asimétrico por
naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito
lindo” de Luisa Futoransky?
JM: Coincido
con Luisa, entrañable amiga, aunque el amor provoque a veces
milagros, instantes de simetría. […]
“Nada recíproco
/ todo asimétrico
// Mi rostro en el espejo/ no es mi rostro
// Esa mirada fugitiva / no refleja mis pupilas // Esos labios
estuche/ no contienen mi
voz // Esas arrugas cuerina / pertenecen a otros dolores // Mi mano
en el lago / no es mi mano // Ni sé dónde se hunde / ni porqué se
moja / si busca un deseo / un abanico mariposa / o sueños embarrados
/ en el fondo del cauce // La llave en el ojo / no es mi llave / ni
es mi ojo // Nada recíproco / todo asimétrico / Excepciones existen
/ creo en milagros // Cuando miradas igual amor / vidas vuelven a sus
cuencas”
(extraído de
“Carácter recíproco”, en “Crítica
poética de la razón matemática”).
33: ¿El amanecer, la franca mañana,
el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo vespertino, la
noche plena o la madrugada?
JM: El deseo también tiene su
tiempo y su espacio. Animales somos, en otoño / invierno, como osos
o tortugas, me repliego en el fondo de la cueva, chimenea brasas,
escribir en noche plena como navegar en alta mar, ciudad duerme. En
primavera / verano, zambullirse en amaneceres y crepúsculos. Todo
cambia, todo se repite, naturaleza, repeticiones rituales.
“Repetición
ritual del desgarro // Asamblea de sangres sublevadas / cormoranes
derramando sombras / Cielo sacrificando claridades // nubes pariendo
memoria
/ nube perro nube
bruja / nube mano nube padre / lágrimas de luz suspendidas /
en olivos
candelabro / en hojas esmeralda // algas orfebre hilando reflejos /
con presagios de medusa / oráculos de espuma // Repetición ritual
del desgarro // lágrimas de luz / dispersión de la noche /
explosión de formas // anémonas extinguidas // barcazas de misterio
/ derramando lutos // búsqueda de ocultas madres / regreso de la
misma pregunta / en pleamares del mismo pulso (extraído
de “Atardeceres” en “Desgarros…”).
34: ¿Qué
dos o tres o cuatro “reuniones cumbres” integradas por artistas
de todos los tiempos y de todas las artes nos propondrías?
JM: “Las revoluciones sociales
y sus representaciones artísticas”; “El lugar del artista en la
sociedad: transgresiones, valoraciones y condenas”; “Lenguaje y
poder: derivaciones / reapropiaciones del lenguaje”.
35: Seas o no ajedrecista: ¿qué
partida estás jugando ahora?
JM: Peón cuatro torre dama.
Juego con blancas. Trato de consolidar las defensas, años atacan,
próstata hipertrofiada / asma fiel / artritis leve…, ecografía
del cuore satisfactoria, sigo jugando. Busco manuscritos perdidos,
los apilo en murallas para contener flechas enemigas. Caballo negro
cinco alfil. No lo había previsto, la situación se complica,
caballo blanco come caballo negro, alfil negro come caballo blanco
amenazando jaque. Me quedan algunos cartuchos, avanzo la epopeya
inconclusa “Fracaso” a tres caballo rey, abro compuertas de la
“Creciente Poética” para anegar las fosas, pido a Aquiles, no al
mito, al viejo pescador de mi novela en ciernes, ayúdame con los
arpones. El enemigo no afloja el asedio, avanza la dama a cinco torre
rey. Me defiendo como puedo, cambio las damas, sacrifico el caballo
que me queda… Todo será en vano, las negras terminarán por
pronunciar la sentencia: “Jaque Mate”. Gracias Ingmar Bergman por
“El séptimo sello”, finalmente derrotaste a la muerte.
*
Cuestionario
respondido a través del correo electrónico: en Épinay-sur-Orge,
Francia, y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Argentina,
distantes entre sí unos once mil kilómetros, José Muchnik y
Rolando Revagliatti, 2019.
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