GONZALO ROJAS, VIDA Y OBRA

José María Pinilla, que ya ha colaborado con La Nausea en diversas ocasiones, nos presenta esta vez, un completo monográfico sobre el Poeta chileno Gonzalo Rojas.

Breve presentación del autor del monográfico: José María Pinilla Ballesteros


José María Pinilla, (1951- Barcelona, España). Poeta, Editor y antólogo, su vida profesional se desenvuelve entre La Administración pública, la docencia y el mundo editorial. Socio numerario de la Sociedad General de Autores de España.

Sus publicaciones más relevantes: En Tránsito Ediciones Atenas (2002); Renacer Ediciones Atenas (2003). Terraza de Verano, Ediciones Atenas (2004); Umbral de Tolerancia, Ediciones Atenas (2006), Los Subtítulos del Corsario, Ediciones Atenas (2007), Las palabras del náufrago, Diputación provincial de Sevilla, (2007); El libro de las excusas: Ediciones Vitrubio, 2007, Erratas de Fe, Corral de Comedias de San Andrés (2007)

Presencia en Antologías: Antología poética “El Cerro de los Versos”, encuentro de 22 poetas y pintores de “Rincón literario” en la Casa del Cerro de la Fuente. Ediciones Atenas 2004. Trilogía Poética —celada sobre encaje de guipur— (Nina Reis (Brasil), Roberto Bianchi(Uruguay) y José María Pinilla (España)), Ediciones Atenas 2005. Poetas De Las Dos Orillas, 2007, Ediciones Botella al Mar, Uruguay-Argentina. “Círculo de Poesía”, “Letras de Babel”, “Letras del desamor” y “Primeros Juegos Florales del siglo XXI Intendencia de Montevideo, (Uruguay-Brasil).”Los ángeles también cantan” (Perú). “Versos diversos”, Ediciones Atenas, 2007. Antología poética del “Grupo Laie, Barcelona”

Su obra ha sido premiada en numerosos certámenes nacionales e internacionales.

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GONZALO ROJAS, VIDA Y OBRA

Biografía

Gonzalo Rojas Pizarro (Lebu, Chile 20 de diciembre 1917) Poeta Chileno pertenecientea la generación de 1938. Su obra se enmarca en la tradición continuadora de las vanguardias literarias latinoamericanas del siglo XX. Ampliamente reconocido a nivel Hispanoamericano ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 1992, el Premio Nacional de Literatura de Chile 1992 y el Premio Cervantes 2003, siendo considerado junto con Nicanor Parra el poeta vivo más importante de Chile.

Hijo del minero del carbón Juan Antonio Rojas y de Celia Pizarro. Estudió en Lebu, Concepción y en Santiago. Estudios universitarios de derecho y pedagogía en la Universidad de Chile. Formó parte del grupo surrealista chileno Mandrágora en 1938, del cual se retiraría luego por diferencias de opinión. Fue profesor en Valparaíso entre 1946 y 1952. Luego, hasta 1973, profesor en la Universidad de Concepción donde funda el Departamento de Español. En dicha universidad creó los Encuentros de Escritores y las Escuelas Internacionales de Temporada.

Desempeñó varios cargos diplomáticos: consejero cultural en China 1970-1971, encargado de negocios en Cuba 1972-1973, este último cargo equivalente a embajador. En dicho país, se sentirá más cercano a los jóvenes que con el gobierno.

Tras el golpe de 1973, estuvo exiliado en la República Democrática Alemana (1973-1975), Venezuela (1975-1979), además de ser exonerado como profesor de todas las universidades chilenas.En 1958 recibe la Beca UNESCO para escritores, que lo lleva a residir varios meses en Europa. Gana la Beca Guggenheim en 1979, regresa a Chile y se radica en la ciudad de Chillán, donde vive hasta hoy. Profesor visitante en universidades de Estados Unidos. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Chile y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, ambos en 1992. También recibió el Premio Octavio Paz de México y José Hernández de Argentina. Fue galardonado con el Premio Cervantes 2003. Su poesía está traducida al inglés, alemán, francés, portugués, ruso, italiano,rumano, sueco y griego.

Está considerado como uno de los más grandes poetas chilenos del Siglo XX. Su poesía, según él mismo ha expresado, tiene grandes influencias del Surrealismo, (aunque él no se considera surrealista), los poetas latinos (como Catulo) y de César Vallejo.

Autor fragmentario, su primer libro, La Miseria del Hombre (con ilustraciones de Pedraza), fue publicado en 1948, recibiendo malas reseñas por parte de los críticos; Alone llegó a decir, incluso : "Al paso que llevan, las letras nacionales no prometen nada bueno." En cambio, de parte de poetas recibió muy buenas críticas: Miguel Arteche le expresó: "Seguramente no va a gustar a ciertos críticos almibarados, sucios de espíritu. (...)Este es un libro que tiempo hacía no se presentaba en nuestro país." Gabriela Mistral dijo: "Me ha tomado mucho, me ha removido y, a trechos, me deja algo parecido al deslumbramiento de lo muy original, de lo realmente inédito. (...) Lo que sé, a veces, es recibir el relámpago violento de la creación efectiva, de lo genuino, y eso lo he experimentado con su precioso libro."

Recién 16 años después publicará, en 1964, su segundo libro, Contra la muerte, que será aumentado en otras ediciones. Rojas expresaría: "Mientras mi primer libro había tenido un grado de audiencia dispar, pero intensa, el segundo tuvo una acogida mayor. Sin presumir, puedo decir que situó mi nombre en América Latina".

En 1977 aparece Oscuro, en Venezuela, libro que le daría gran difusión en el continente, logrando buenas críticas. Carlos Fuentes diría, al recibir el Premio Rómulo Gallegos de ese año, donde Rojas fue jurado, que éste constituye "el gran arco lírico" junto a Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, José Gorostiza, César Vallejo, José Lezama Lima y Octavio Paz.

En 1979 aparece Transtierro (Versión antológica). En 1980 aparecen 2 libros, Antología breve y 50 poemas. En 1981 aparece Del relámpago, que será aumentada en su segunda edición de 1984. En 1986 publica El alumbrado. En 1987, en Madrid, publica El alumbrado y otros poemas, que será aumentada en la edición chilena.

En 1988 se publica Antología Personal, Schizotext and Other poems y Materia de testamento.

En marzo de 1989 aparece Materia de testamento en un ranking de El País como uno delos libros de poesía más vendidos de los últimos meses. En 1990 aparece Desocupado lector.

En 1991 aparece Antología de aire y Las hermosas. Poesías de amor. Además aparece una edición con grabados, el libro Zumbido.

Es Doctor Honoris Causa por la prestigiosa Universidad Europea de Madrid.

Obras publicadas

  • La miseria del hombre (1948)
  • Contra la muerte (1964)
  • Oscuro (1977)
  • Transtierro (1979)
  • Críptico y otros Poemas ([1980])
  • Antología breve (1980)
  • Del relámpago (1981)
  • 50 Poemas (1982)
  • Del relámpago. 2.ed. (1984)
  • El alumbrado (1986)
  • El alumbrado y otros poemas (1987)
  • Materia de testamento (1988)
  • Antología personal (1988)
  • Esquizotexto texto y otros poemas (1988)
  • Desocupado lector (1990)
  • Zumbido (1991)
  • Antología de aire (1991)
  • Las hermosas. Poesías de amor (1992)
  • Cinco Visiones (1992)
  • Contra la muerte. 2. ed. (1993)
  • Am Grund von alledem schlaeft ein Pferd (1993)
  • Carta a Huidobro y Morbo y Aura del mal (1994)
  • La miseria del hombre (1995)
  • Río Turbio (1996)
  • 80 veces nadie (1997)
  • Obra selecta(1997)
  • Tres Poemas (1998)
  • Diálogo con Ovidio(1999)
  • Metamorfosis de lo mismo(2000)
  • ¿Que se ama cuando se ama? (2000)
  • Velocities of the possible (2000)
  • Requiem de la mariposa (2001)
  • Hombre es baile, mujer es igualmente baile (2001)
  • Antología poética (2001)
  • Al silencio (2002)
  • La palbra placer y otros poemas (2002)
  • Del ocio sagrado (2002)
  • No haya corrupción (2003)
  • Poesía esencial (2003)
  • L'illuminè (2003)
  • Inconcluso (2003)
  • Concierto; antología poética (2004)
  • Antología personal. 2.ed. (2004)
  • La reninez (2004)
  • Antología poética. 2. ed. (2004)
  • La voz de Gonzalo Rojas (2004)
  • Poemas selectos (2004)
  • Del loco amor (2004)
  • Mot Doeden = Contra la muerte (2005)
  • XXI por egipcio (2005)
  • From the Lightning. Selected Poems (2005)
  • La misere de l'homme (2005)
  • Man Ray hizo la foto ( 2005)
  • Das Haus aus Luft (2005)
  • Las sílabas ( 2006 )
  • Poesía Esencial (2006)
  • Esquizo (2007)
Breve Antología


La poesía es mi lengua

Abro mis labios, y deposito en la atmósfera un torrente de sol,
como un suicida que pone su semilla
en el aire cuando hace estallar sus sesos en el resplandor del laberinto.

Ya sé que el sol de la muerte me está haciendo girar en un eterno proceso
de rotación y traslación llamado falsamente Poesía.
A veces, como hoy, esta aparente confusión me hace reír a carcajadas.

Este torbellino de palabras volcánicas como una erupción,
que son una amenaza para los sacerdotes del soneto y el número.

Pero es un sol innumerable lo que me sale por la boca,
como un vómito de encendido carbón qué me abrasara las ideas y las vísceras.

Estoy perdido para el mundo,
aunque mi reino sean todos los mundos posibles,
porque yo soy el testigo de mi propia creación.
Mi creación es mi pasión. Por eso hago soplar los vientos
para que den testimonio de mis llamas.

Yo estoy en el medio de las pasiones que imitan la ululación de mi cólera,
porque de los apasionados es mi reino.
Cada lágrima derramada con pasión es un grano de arena robado al desierto del vacío.
Cada beso es una llama para el resplandor de los muertos.

Que el tiempo de los encantos es un baile de máscaras,
y nada vale rehuir su hechizo.
Las personas son máscaras; y las acciones juegos de enmascarados.
Los deseos, contribuyen al desarrollo normal de la farsa.
Los hombres denominan toda esta multiplicidad de seres y fenómenos,
y consumen el tesoro de sus días disfrazándose de muertos.

Yo vi el principio de esta especie de reptil y de nube.
Se reunían por la noche en las cavernas.
Dormían juntos para reproducirse.
Todos estaban solos con sus cuerpos desnudos.
En sus sueños volaban como todos los niños,
pero estaban seguros de su vuelo.

He nacido para conducirlos por el paso terrestre.
Soy la luz orgullosa del hombre encadenado.
Soy el torrente que echa a volar la moda y la costumbre,
y me encarno en los hombres de mil naturalezas
porque gusto mostrarme como un monstruo,
para que el hombre entienda cuándo soplan mis vientos.

Yo canto por la lengua de los arrebatados,
los que me identifican con su sangre y su rostro.

Todo hombre vuelve a mí cuando sube a buscar
el origen de su soledad que tanto lo alucina.
Cuando niños, los hombres me dan su corazón.
Después empiezan a podrirse,
y pierden el contacto con su animal sagrado.

El hombre que quería ser Dios, se está muriendo desde el comienzo de sus días.
El guerrero que quiso toda la superficie del planeta,
se está muriendo.

El hombre que soñaba
la conquista del sol, se está cada mañana obscureciendo.

Todo, y todo,
y todo
se está muriendo de sí mismo.

Pero yo soy el viento que sopla sobre el mar del tormento y del gozo.
El que arranca a los moribundos su más bella palabra.
El que ilumina la respiración de los vivientes.
El que aviva el fuego fragmentario de los pasajeros sonámbulos.

Yo soy el viento de su origen
que sopla donde quiere.

Mis alas invisibles
están grabadas en su esqueleto.
En este instante,
todos los hombres están oyendo mi golpe y mi palabra,
pero los dejo en libertad.

De La miseria del hombre, 1948


Descenso a los infiernos

Yo no descanso nunca. Yo no tengo reposo
porque me estoy haciendo y deshaciendo.
Soy la lengua incesante del mar que anuncia el éter y el abismo.

Mi palabra anda en boca de todos los amantes
que descuartizan su alma por los besos
para honrar con su llama la acción de la semilla.

¿Por qué veo a los hombres en catástrofe?
¿Por qué los veo presos
si siempre fueron libres, con las alas cortadas?

¿No soy hijo del hombre? ¿No soy parte del día?
¿No soy sobreviviente de otros ojos vaciados,
ojos que hace mil años se abrieron en el niño
que era mi propio cuerpo?

¿No heredarán mis ojos los hijos de mi canto
hasta hacerse otra vez un niño misterioso
que llorará ante el mar sin poder comprenderlo?

Me paseo furioso,
cortado en dos mitades milenarias,
como el gran mar que tiene dos cabezas erguidas
para mirar arriba y abajo la tormenta.

¿Dónde empieza y termina la pasión de mi cuerpo,
libre de la mentira? ¿Es mi sangre la estrella
del movimiento, sol de doble filo,
en que lo obscuro mata a lo confuso?

Me alimento de sangre.
Por eso estoy hundido,
en esa posición de quien perdió su centro,
la cabeza apoyada en mis rodillas,
como una criatura que vuelve a las entrañas
de millares de madres sucesivas,
buscando en esos bosques las raíces primeras,
mordido por serpientes y pájaros monstruosos,
nadando en la marea del instinto,
buscando lo que soy, como un gusano
doblado para verse.

¿Es la pasión la forma de mi conocimiento?
¿Son mis ojos las manchas
del aire? ¿O es el aire padre de la mentira?

El sol, todo este sol que me desvela al fondo de las últimas formas
con su estallido inexplicable,
me está poniendo ciego de mirar lo perdido.

Yo veo por mis actos mucho más que a través de mis visiones
que mi ceguera es parte de la total videncia,
cuya luz me fascina con sólo obscurecerme
debajo de esos soles ociosos y enredados
que componen los días de este mundo.

Mi obscuridad se sale de madre para ver
toda la relación entre el ser y la nada,
no para hacer saltar el horizonte,
ni para armar los restos de lo que fué unidad,
ni para nada rígido y mortuorio,
sino por ver el método de la iluminación
que es obra de mi llama.

Así vivo en lo hondo de mis cinco sentidos
mil años boca arriba y otros mil boca abajo,
pues necesito entrar a saco en cada cosa,
sembrar allí un volcán y dejarlo crecer
hasta que estalle solo.

Yo no explico las causas como si fueran flores
encima de una mesa llena de comensales,
mientras suena la música.

Oh miseria del hombre,
desde hace miles de años
la mentira es el único cadáver
que contamina el éter de las cosas:
el cadáver sin fin, ese pelo infinito
que aparece en el punta de la lengua.
Ese pelo de muerto que cae de la noche,
nuestro peor cuchillo,
que nos corta los ojos con dulzura.

Me imagino que todos los cobardes
viven de la mentira,
todos esos que buscan
los principios debajo de las piedras,
seres que no son hijos de sus obras
sino esclavos del miedo.

De La miseria del hombre, 1948.


Al silencio

Oh voz, única voz: todo el hueco del mar,
todo el hueco del mar no bastaría,
todo el hueco del cielo,
toda la cavidad de la hermosura
no bastaría para contenerte,
y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera
oh majestad, tú nunca,
tú nunca cesarías de estar en todas partes,
porque te sobra el tiempo y el ser, única voz,
porque estás y no estás, y casi eres mi Dios,
y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro.

De Contra la muerte, 1964.


El Fornicio

Te besara en la punta de las pestañas y en los pezones, te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tocara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis, ¿qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?
Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar a las esferas
estallantes como Pitágoras,
te lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
parara el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!
De Oscuro, 1977.


Elohim

No discuto
cuántas son las estrellas inventadas por Dios,
no discuto las partes de las flores
pero veo el color de la hermosura,
la pasión de los cuerpos que han perdido sus alas
en el vuelo del vicio;

entonces se me sube la sangre a la cabeza
y me digo por qué
Dios y no yo, que también ardo
como Él en el relámpago
único de la Eternidad?

De Oscuro, 1977.


Carta del suicida

Juro que esta mujer me ha partido los sesos,
porque ella sale y entra como una bala loca,
y abre mis parietales, y nunca cicatriza,
así sople el verano o el invierno,
así viva feliz sentado sobre el triunfo
y el estómago lleno, como un cóndor saciado,
así padezca el látigo del hambre, así me acueste
o me levante, y me hunda de cabeza en el día
como una piedra bajo la corriente cambiante,
así toque mi cítara para engañarme, así
se abra una puerta y entren diez mujeres desnudas,
marcadas sus espaldas con mi letra, y se arrojen
unas sobre otras hasta consumirse,
juro que ella perdura, porque ella sale y entra
como una bala loca,
me sigue adonde voy y me sirve de hada,
me besa con lujuria
tratando de escaparse de la muerte,
y, cuando caigo al sueño, se hospeda en mi columna
vertebral, y me grita pidiéndome socorro,
me arrebata a los cielos, como un cóndor sin madre
empollado en la muerte.

De Oscuro, 1977.

La palabra placer

La palabra placer, cómo corría larga y libre por tu cuerpo la palabra placer
cayendo del destello de tu nuca, fluyendo
blanquísima por lo vertiginoso oloroso de
tu espalda hasta lo nupcial de unas caderas
de cuyo arco pende el Mundo, cómo lo
músico vino a ser marmóreo en la
esplendidez de tus piernas si antes hubo
dos piernas amorosas así considerando
claro el encantamiento de los tobillos que son
goznes que son aire que son
partícipes de los pies de Isadora
Duncan la que bailó en la playa abierta para Serguei
Iesénin, cómo
eras eso y más para mí, la
danza, la contradanza, el gozo
de olerte ahí tendida recostada en tu ámbar contra
el espejo súbito de la Especie cuando te vi
de golpe, ¡con lo lascivo
de mis dedos te vi!, la
arruga errónea, por decirlo, trizada en
lo simultáneo de la serpiente palpándote
áspera del otro lado otra
pero tú misma en la inmediatez de la sábana, anfibia
ahora, vieja
vejez de los párpados abajo, pescado
sin océano ni
nada que nadar, contradicción
siamesa de la figura
de las hermosas desde el
paraíso, sin
nariz entonces rectilínea ni pétalo
por rostro, pordioseros los pezones, más
y más pedregosas las rodillas, las costillas:
-¿Y el parto, Amor,
el tisú epitelial del parto?
De él somos, del
mísero dos partido
en dos somos, del
báratro, corrupción
y lozanía y
clítoris y éxtasis, ángeles
y muslos convulsos: todavía
anda suelto todo, ¿qué
nos iban a enfriar por eso los tigres
desbocados de anoche? Placer
y más placer. Olfato, lo
primero el olfato de la hermosura, alta
y esbelta rosa de sangre a cuya vertiente vine, no
importa el aceite de la locura:
-Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma.

Para Cristina Grau y René de Costa.

De Del relámpago, 1984


Rock para conjurar el absoluto

Pero me enveneno, comprendo la irrupción
de ese Quien -que no es- doblado
de mí entre el gentío y la estridencia, entre
de New York, entre el tacto
y el olfato de las luces, pero me enveneno

en lo aéreo del cemento, esas Esfinges
de vidrio y aluminio, echadas
serpientemente ahí para empezar el rock y éste es el rock
de Edipo, rey de oficio, cartero
de los dioses, pies
despedazados, calles
y calles, números y
números y encima un saco
de huesos de respiración
de nadie, con 2 orejas, perversa
como es la música del desequilibrio, mitos
que uno ve a la altura de su nariz,
pero me enveneno

y ahí mismo le digo al Dios: -Párate, Dios,
cualquiera sea el nombre de tu figura, Tao
y Trinidad, que esto
acabe y cuanto rascacielo
abstracto o no, y durmamos
de una vez el juego, el Quien
que no es, el viejo relámpago
mortal, el laúd
del ataúd. Pero me enveneno.

De Desocupado lector, 1990.


Desocupado lector

Cumplo con informar a usted que últimamente todo es herida: la muchacha
es herida, el olor
a su hermosura es herida, las grandes aves negras, la inmediatez
de lo real y lo irreal tramados en el fulgor de un mismo espejo
gemidor es herida, el siete, el tres, todo, cualquiera de estos
números de la danza es
herida, la barca
del encantamiento con Maimónides al timón es herida, aquel
diciembre 20 que me cortaron de mi madre es herida, el sol
es herida, Nuestro Señor
sentado ahí entre los mendigos con esa túnica irreconocible por el cauterio del psicoanálisis es
herida, el
Quijote
a secas es herida, el ventarrón
abierto del Golfo contra la roca alta es
herida, serpiente
horadante del Principio, mar
y más mar de un lado a otro, Kierkegaard y
más Kierkegaard, taladro
y por añadidura herida; la
preñez en cuanto preñez en la preciosidad de su copa es
herida, el ocio
del viejo río intacto donde duermen inmóviles los mismos peces
velocísimos es
herida, la Poesía
grabada a fuego en los microsurcos de mi cerebro de niño es herida, el hueco
de 1.67 justo en metros de rey es herida, el éxtasis
de estar aquí hablando solo en lo bellísimo de este pensamiento de
nieve es
herida, la evaporación
de la fecha de mármol con el padre adentro
bajo los claveles es
herida, el carrusel
pintarrajeado que fluye y fluye como otro río de polvo y otras
máscaras
que vi en Pekín colgando en la vieja calle de Cha Ta-lá
cuya identidad comercial de 2.500 años de droga y ataúdes rientes
no se discute, es
herida; la cama en fin
que allí compré, con dos espejos para navegar, es herida,
la
perversión
de la palabra nadie que sopla desde las galaxias es herida, el Mundo
antes y después de los Urales es
herida, la hilera
de líneas sin ocurrencia de esta visión
sin resurrección es herida. Cumplo
entonces con informar a usted que últimamente todo es herida.

A Julio Fermoso.

De Desocupado lector, 1990.


Morbo y aura del mal

He cultivado mi histeria con placer y terror, ahora tengo siempre vértigo, y hoy, 23 de enero de 1862, he
padecido una advertencia: he sentido revolotear sobre mí el aire del ala de la imbecilidad. Ch. B.

Del treponema pallidum que hizo estragos en las estrellas -Nietzsche,
Hiperión
y otros pastores del abismo- habrá
diez volúmenes en la ventolera de las lenguas, con
o sin ideogramas, la versión
de los Septuaginta dice producto
del sol, concupiscencia
dice la Vulgata,
lo bueno
agrega por su parte Baudelaire es que al alma no le da sífilis,
al cerebro le da

por comercio directo con la hermosura.

De Río turbio, 1996


Sermón del estallido

A lo que fue a parar la belleza madre que nos parió, ¿y la novela?
Aparentemente los personajes
han llorado, se han ido, no quieren más.

Nadie quiere más, nadie,
después del estallido.

Todo tan teatral, el funeral
del origen con pecado
y todo, la polvareda
de las estrellas, el lujo, el soplo
sobre las aguas.
Gloria a Quién ahora, ¿al Padre
que no es, al Hijo
que no vino, al Espíritu
Santo que no habló, al
ruido?

Todo tan teatral, del átomo al
universo humeante, ¿y el Logos?
Callemos, reptemos otra vez, comamos ruinas
en el Hoyo; lo ser
es lo sido.


Carta al joven poeta para que no envejezca nunca

Repita usted siete veces: no hay
rata curativa y sanará, repita, repita,
hasta que las palomas salgan volando del pantano
y aparezca Lautréamont como por encanto
riendo sin paraguas
ni mesa de disección, ¡pamplina
el azar!, el juego es otro
y no se sabe cuál, no hay
belleza convulsiva ni menos
hada, ni
mucho menos computación, la apuesta
es distinta, usted
mismo es la musa con sus zapatos hamletianos de rey
sin nadie adentro diciendo el to be
y el not to be de la farsa parado
ante nadie desde el momento
que el momento va a estallar, se lo digo, repita,
repita: no hay rata
curativa, toda rata acarrea peste.
José María Pinilla

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