Alonso de Molina. Almería. 1960. Cofundador del Grupo Poético Alaire. Impulsor del movimiento poético Lyric Storm. Miembro de Poetas del Sur. Colaborador habitual de la Revista Alaire Bienestar-Ciencias-Arte. Promotor de los Portales de Poesía Poetas de Hoy y Blog Poetas de Hoy. Editor del Blog de Poesía Los Otros que me forman. Publicado un poemario y nueve antologías de las cuales tres como coordinador y unos cuarenta artículos y entrevistas.
Coautor, junto a otros autores, del libro colectivo “Odaldecir Poemas en Lengua Castellana” editado en Buenos Aires (Argentina) durante el mes de julio del año 2003. En el mismo año aportó sus textos a la antología poética "21 Poetas por la Paz" (Australia). Ha sido antologado en el "Libro de Poetas 2004" (Córdoba, España). Algunas otras creaciones (artículos, micro relatos,..) están expuestas en distintos blogs de Internet y en edición impresa en varios números de la revista "Transparencias" editada en Almería (España) y en la Revista Alaire Bienestar-Ciencias-Arte. En marzo de 2007, la editorial Albatros Press incluye uno de sus poemas en la Antología Poética "El Sol Desmantelado" en conmemoración del Centenario de poeta W. H. Auden. En enero 2009 su poemario La Memoria Fragmentada es incluido en la Antología publicada por la Editorial Alaire y este mismo año coordina la Antología Poética Universos Diversos. Poesía del Siglo XXI donde participan un total de 22 autores, 11 hombres y 11 mujeres. En 2007 y 2008 coordina las antologías Un Mundo y Aparte y Área Reservada publicadas en Bubok Publishing. En julio 2010 se presenta " Tributo a Sabines: he aquí́ que estamos todos reunidos", donde es igualmente antologado junto a otros 50 autores de España, Argentina, México y Chile. En octubre 2011 coautor de la Antología Poética "Árido Umbral" junto a otros 13 autores, publicada por Editorial Alaire. Referencias, muestras y reseñas poéticas en diversos portales de Internet. Desde 2008 viene participando en jornadas, recitales y encuentros de poesía como el Parapanda Folk, Festival Grito de Mujer; Encuentro Nacional de las Artes y de las Letras del Mediterráneo, Poesía contra la barbarie; Poetas contra el desaliento; Senderos de Poesía en la Naturaleza; Yoga y Poesía, Poesía sin promesa, Poesía de Cercanía,… y más recientes colaboraciones “Velorios Poéticos de Almería”, “Antología Homenaje a José Angel Valente” y “Antología Más Allá del Sur” en este 2016.
Poética
Concuerdo con mi admirado Antonio Gamoneda al afirmar que el poema es más poesía cuando es capaz de construir una visión del mundo acorde a una determinada manera de ser, pensar, sentir. Una poesía introspectiva, filosófica, simbolista, como llave que abre otros mundos, como de similar manera manifestara Vicente Huidobro en “Arte poética“.
Al margen de cualquier vehemencia o connotación alienante, llevado, tal vez, por algún atávico instinto, procuro apartarme de la mediocridad, de ese asfalto hirviente que te quema los pies y te hace tragar saliva mientras apartas la vista –mirando a cualquier punto superfluo, innecesario, pero palpablemente y a ojos vista, al lado opuesto- de lo mezquino y vulgar. Asumo, por tanto, la poesía como un refugio donde buscar amparo y certeza, amparo y certeza, especialmente en ciertos momentos de frustración o impotencia en que puedes llegar a sentirme tan indefenso y solo como un cubito de hielo temblando en un glaciar. Poesía, sí, como camino interior, como búsqueda de respuestas a cuestiones esenciales sobre uno mismo y el mundo que nos rodea a través de la libertad que nos ofrece el poder sacar a flor de piel tus propios sentimientos y ser capaz además de transmitir belleza y generar emociones mediante algo tan natural como es la palabra.
Como a Borges, no me interesan los multitudes, escribo para mi propia vanidad. Soy como un ojo pegado a mi conciencia, para resguardarme del soliloquio que prevalece en mí, y escribo también para los despistados que opten por leerme; prefiero individualidades, personas con cara y nombre propio, y también coincido con Borges en que solo leo lo que me engancha desde el primer momento, si una lectura me aburre cierro el libro.
Pero ya se sabe, El poeta, pues, es como una larva mirando a ninguna parte, pero buscando, constantemente, echar raíces en el infinito; incluso los poetas de menor pelaje, andamos líberos por las letras, estamos vacunados contra tanto manual, tanta cátedra y tanto análisis, las referencias nos paralizan, nos acortan las alas. Por otro lado, prefiero diferenciar entre poeta y versificador, estoy convencido de que se puede ser poeta sin escribir un solo verso y ser un gran versificador sin escribir un solo poema.
─Influencias? Soy influenciable, pero no suelo adoptar ningún tipo de influencia. Me declaro omnívoro y picoteo de todos los platos que atrapan mi interés. No busco el verso ni el poema, creo que el poema sale a mi encuentro, la ha tomado conmigo y me busca, a veces frontal o verticalmente, otras al trasluz, pero me busca como el que busca un día de lluvia en el desierto o un vientre contorsionista con suficiente cintura como para -tal como afirma Caballero Bonald- esquivar las trampas de la cotidiana realidad. Por tanto, si aparece el verso, pues, que cada uno lo interprete como lo perciba: blando, maleable, dulce, salado,… cada poeta es singular, y único, como una huella biométrica en un control de fronteras.
Así y todo, pasados los cuarenta, literariamente Inédito, me sentí claramente aludido, ya no sería nada en la literatura, mis textos quedarían relegados a poquísimos lectores, probablemente a ninguno, a lo más podrían, mis decenas de textos, permanecer virtualizados en algún blog, al igual que los de otros tantos millones de escritos y autores, confinado a la indiferencia de millones de caracteres en código binario que nutren la maraña de Internet. Al punto que, incluso en este sur cálido, hay días que me tiembla la gramática, pero el corazón sigue intacto desoyendo latidos que huyen de las letras y de la presunción de asistir a mis parlamentos internos.
5- Poemas-5
No es de una enfermedad de lo deba curarme
"Estoy metido en política
Estoy metido en política otra vez.
Sé que no sirvo para nada, pero me utilizan
Y me exhiben
“Poeta, de la familia mariposa-circense,
atravesado por un alfiler, vitrina 5”.
(Voy, con ustedes, a verme)"
Jaime Sabines
De tener que creer,
de optar por una religión
profesaría la divina fe de los elementos:
buscaría la perfección.
Hablaría del bien y de mal
sin conocer el bien ni juzgar el mal;
me comería todos los pecados del mundo
(y fecalmente los descargaría en su propia impiedad)
y tan vulgares los haría
que nadie volvería a creer en las culpas.
Después escogería la certeza divina
de los locos poetas (por cierto, ¿quién designa a los poetas?),
esos subordinados celestes de dios
que no aprietan sus dientes terrenales
en los perdidos páramos de la fe
ni dan la mano sin realzar sus alabanzas.
Huérfano de emociones,
sin la naturaleza de la poesía,
nos hallamos desérticos, baldíos y desnudos,
un modelo uniforme de estéril melodía.
Sin cantos que alabar sobre nosotros mismos,
nuestra sombra dirige un cortejo de árboles,
distraídos, sin savia,
bailando insatisfechos de hierbas y preceptos;
los músculos vacíos sin creatina feroz,
sin cosas importantes que atender
(por cierto, ¿quién decide qué cosas son importantes?).
¿Y qué elegantes manos no se deforman ni se manchan?.
Tampoco se destiñen en la lluvia los párpados mestizos
ni un ánfora es la incierta mujer
con los brazos abiertos a la espera de semen.
Que una palabra dulce es un paisaje abierto al corazón de la tierra,
a un enorme jardín sin esclavos ni exilios ni rendiciones ni afonías,
es la luz despejada de puertas y de úteros.
Soy demasiado tonto para creer en mí.
Sin matar una mosca o sentir culpa por nada,
no suelo respetar las reglas -aunque las conozca todas-;
así y todo, una víbora
podrá un día morderme algún miembro
para que únicamente los puros
consigan derribarme,
echarme a un lado y taponarme alguna herida.
No voy a detener mis pasos
ni a elevar mi silencio a ninguna cumbre,
no es de una enfermedad de lo que deba curarme.
Renegamos de todo
y luego nos morimos de soledad.
Cucha Sabines, mucho aprendí de dios, de ti.
.A Sabines al cumplirse dos lustros de su marcha
19 de marzo de 1999
Es difícil gritar on the street lonely
Precipitado en la apatía de las razones,
sin respuestas ni aspectos que atender,
penosamente solo, demasiado vacío,
sin cargas ni destinos nutridos por mi pecho;
concreto en la ceniza y el disoluble credo
rechinaban mis dientes, lying on the sidewalks;
con la vida desnuda corriendo en las cantinas
insensatas mis manos procuraban mujeres.
Zarandeado al viento como hoja en ventolera
yo estaba al margen de cualquier destino;
bajo el sol caminando, aquel año bisiesto
en el aire estallé mis monedas, and my luck,
en tanto recorría las plazas y las angostas bocacalles
sin cosenos ni senos donde albergar los sueños;
descolgaban las horas con la sed del hambriento,
envenenando un alma urgida de calor
y un corazón en combustión emergente
que sellaba sus besos con los pardos del aura.
Es difícil gritar on the street lonely;
la mujer dijo hello y yo rompí mis ojos
para mirar su escote insinuante y sedoso;
reincidían momentos en los signos de aquarius
y mojaban los sueños sin posar la cabeza sobre el agua.
La medianoche es trampa.
Escucha Camarón, oye la noche,
busca en su llanto el rendido sexo;
mientras, templada ella,
se perfuma la cara con los ojos del alba,
un orgasmo creciente late en su aliento blanco.
Soñé en un pie derecho aterido de frío
Tápame esta demencia de burbuja que solitario te pienso, esa malvada poesía que te rechina en los dientes, tan solo soy un extraño en la fatalidad poética, en el linde perdido de la palabra, al otro lado de un verbo que intenta escurrirse de su predestinada espuma huyendo cobarde hacia los cuchillos de una ausencia que muere en el ayuno.
Tápame con una losa o tápame de frío o de locura, pero no pongas una muralla ni una hoguera en las ranuras de la noche porque debo traspasar la nebulosa hambruna de la frustración.
Pregúntame quién soy, a qué dedico mi orgullo o la indiferencia con qué amarilleo las calles, dime qué rostros o qué estampas elogio con la mirada ingenua de terapias y la indigna manía de responderle a todo.
Podría usted tener razón, es bastante absurdo todo esto, soñé en un pie derecho aterido de frío, el izquierdo escuchaba parsimonioso el clarinete indeciso de Allen Stewart, no es un día para subir sobre los hombros la gloria de Annie Hall ni de prender fuego a esa llama que arroja fósforo sobre las distraídas promesas de un poema que enjuaga sus hebras al vasto sol de un silencio analfabeto.
Tápame este barreno, este volcán de mi geografía.
Solo el misterio nos hace vivir
Hay un rumor que huele a noche, un oscuro silencio que parece mirarme sin quererme decir nada. Tal vez la luz, cobardemente siga queriendo huir del sol, lo mismo que huye un tren en días de tormenta.
Hay un telón oscuro escrito entre misterios.
Hay un cielo sonriendo mientras me habla.
Hay un coro bailando entre las razas.
Tal vez alguna imposible tarde deje caer un amarillo de nubes hacia algunas emociones que permanecen demasiado tiempo cerradas, y tantos huesos blancos, reunidos en la tarde hablándose en calma, como quien come palomitas mientras observa a una serpiente trepar a la cabeza de alguien que sueña que caminando de noche por el bosque podrá hallar la luna que romperá sus miedos. Así de necesario, así de anónimo, el rio sigue su curso sin detenerse ante la gente que duerme y haciendo vibrar a los que caminan despiertos al amanecer.
Cómo tapar con las palabras los agujeros, cuántos sables brillando en los jardines, cuánta maleza gritando en el bosque, y dedos y bocas que se juntan para ordenar silencio; un dolor, un dedo que no respira se aferra a la cornisa tratando de no caer; hay vocales con alguna consonante airada que se pronuncia confusa, oh, ah ,uf, eh, ihhh, y se solapan se hacen sordas y mudas y bizcas onomatopeyas gritando del revés en la dirección opuesta, al caos en vez de a la música.
Y vivimos, vivimos despojándonos con trazos que señalan lo prohibido, y lo prohibido es absurdo, absurdo y sucio como un lazo alrededor del cuello, como un recuerdo lleno de amnesia que nos sofoca el norte, las ansias, las quimeras. ¿Habremos de decir más veces que las referencias nos paralizan, que nos acortan las alas, las osadías, los bríos,…? ¿Tendremos que clavar los deseos a una losa en forma de cruz o tendremos que besar con besos rotos la sangre y las pupilas de aquello que detestamos?
Desde la risa de una soledad elegida resistimos al engaño, a la complicidad del oxígeno y de nuestro finito cuerpo que aguardando la sonrisa de dios persiste en el engaño de seguir reclinados pretendiendo la ciega salvación.
Como Lorca asumo que “solo el misterio nos hace vivir” y categóricos sumamos ángulos y nos vaciamos de sueños aceptando el coma de la ciega muerte que es la vida.
Todas las hojas verdes que soy
Con el invierno en fuga de olvido, la primavera cierra sus tardes con un conjuro de pájaros que no olvidan los poderes del fuego. El estío llegó. Canta la media luna para poner en jaque a todas las madrugadas del verano.
En estos días que vienen con un sol imprudente partiéndonos las piedras, nos reiremos tronchados doblándonos por dentro como se dobla un lienzo, inermes e indefensos y el corazón dispuesto para encender los dedos y borrar cicatrices.
¿Quién limpiará de ortigas el jardín? Las miserables hojas caídas en otoño. ¿Quién se hará tarde y luz poniendo el pan sobre la mesa y bebiéndose el licor en la boca del otro?
Así el origen llega cargado de bronce, de incontrolados vientres buscándonos los pulsos, mordiéndonos las fábulas, como en tantos inviernos cargados de metáforas donde se arraiga el hombre sintiéndose desierto, presintiendo la fiebre y el aire que le falta.
Del tiempo y sus raíces, se observan estaciones pesadas como el plomo. Languidecen los años desde el germen, toda la nada por delante, sin morder del todo la vida, dejando muchas batallas sin librar entre la carne y el cuerpo, entre la unión de almas que nutren con su entrega tantos otoños devoradores de sueños.
Voy abriendo ventanas (la media luna brilla y es verano). Al ventilar los miedos la tierra beberá en mí todas las hojas verdes que soy, gestadas en relojes que no tienen calendario.
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