EL LIBRO DE SER de Álvaro Perdigón Delgado

Álvaro A. Perdigón Delgado, Caracas, Venezuela 1958. En 1962 regresa con sus padres a Tenerife donde reside hasta 2008 que se traslada a Murcia. En 1979, junto a un nutrido grupo de jóvenes escritores, forma el Movimiento Generacional de LA JOVEN POESÍA CANARIA, que culmina en el Acto Homenaje al poeta Pedro García Cabrera en septiembre de 1980. Funda, además, La Tertulia de La Tasca Canaria. Es considerado como miembro destacado de la llamada Generación de los Ochenta. Es autor de una extensa obra poética y narrativa. Ha cursado estudios de Filología Hispánica, Derecho y Comunicación.

De la edición de sus obras destacan títulos como: El lugar de las raíces (Cuadernos Insulares de Poesía, 1981). Tristenue y Pumedad (Ediciones Alternativas, Baile Del Sol, 1996). Soñar de Arándanos (Ediciones Llel, 1997). Los labios de esta ventana (Ediciones Baile Del Sol, 1998). Con los pies en el otoño (Premio Nacional de Poesía “Angelines”, Colección Angelines, Cantabria, 2000). Desnuda-mente (Colección “Recados al Silencio”, Tenerife, 2000). El libro de las plegarias (Colección “Versos que nacen”, Tenerife 2001). Perito en cuentos (Accésit del Premio Nacional “Vivir” de relato breve, Cuenca 2003). Él, el escritor y él mismo (Colección “Nunca en las cenizas del olvido” Ed. Novaltea, Alicante 2008) Luciérnagas (Colección “Conseguir los sueños” Ed. Hipálage, Madrid 2012). Tamaños (Colección “Luna Azul” Zaragoza, 2015). Anatoema (Primer Premio Nacional de Poesía “Pasaia – Altamira Puente” Birmingham Edit, Pasaia, Euskadi 2016). La Casa de Querer (Colección Añil, Bohodón Ediciones, Madrid 2018). Madera (Colección Añil, Bohodón Ediciones, Madrid 2021)

Su obra se encuentra recogida en diferentes antologías: A fuego lento (Ayto. de Santa Cruz de Tenerife, 1994). Poesía de Canarias en viva voz (Biblioteca ECCA, 2002) Solamente Palabras (Centro de Estudios Poéticos, Madrid, 2003). De Sal y Versos (Colección Archipiélago, Ediciones La Palma, Madrid, 2008). Animales entre animales (Editorial Raspabook, Murcia, 2014). Tiempo Nuevo (Letras como Espada, Madrid, 2015). Antología Mundial de Excelencia Literaria de Aforismos y Poesía (M.P. Literary Edition - Poesa, Seatle, Estados Unidos, 2015)

Ha sido galardonado con el Premio de Poesía “Casino de Granadilla” en sus ediciones de 1980 y 1981, con el Premio Nacional de Poesía “Angelines” (Cantabria) en su VI edición correspondiente a 1997. Ha sido finalista del Premio de Poesía y Cuentos “Jara Carrillo” (Alcantarilla, Murcia) en 1996. Ha sido distinguido en el “Symposium of Vesuvian Culture” en la “Biennale U.A.O.C. 2000 – 2001” con el “PREMIO PALEPOLIS” instituido por el “Centro Studi Michelangelo” de la ACCADEMIA INTERNAZIONALE DI LETTERE, SCIENZE, ARTI E SCAMBI CULTURALI DI NAPOLI. Es accésit en el Premio Nacional “Vivir” de Relato Breve en su edición de 2002 y accésit del Certamen de Cuentos de Navidad “Villa de Los Realejos” de 2003 y 2004 y ganador en su edición de 2006. Es ganador del Premio Internacional Almenara de Relato Hiperbreve en 2008 (Albacete). Finalista del Certamen Internacional de Relato Corto “La Lectora Impaciente” en 2008 (Alicante). Accésit del II Premio de Relatos Temáticos de la Editorial Hipálage en 2012. Accésit del Certamen de Poesía “Luna Azul” en 2015 (Zaragoza). Segundo premio del Certamen Internacional “Tiempo Nuevo” en 2015 (Madrid). Tercer premio del I Premio de Microrrelatos “Primavera” en 2015 (Madrid). Ganador del I Premio de Poesía “Primavera” en 2015 (Madrid). Finalista del I Certamen Mundial de Excelencia Literaria de Aforismos en 2015 (Estados Unidos). Finalista del I Certamen de Microrrelatos de Ojos Verdes Ediciones en 2015 (Madrid). Finalista del I Certamen Mundial de Excelencia Literaria de Poesía en 2015 (Estados Unidos). Accésit del Certamen Internacional de Poesía “Reloj de Sol” en 2015 (Madrid). Ganador del XVIII Certamen de Poesía “Villa Pasaia-Altamira Puente” en 2016 (Pasaia, Euskadi). Ganador del XII Certamen Literario de Poesía “Antonia Cerrato” en 2016 (Santa Amalia, Badajoz). Primer premio de poesía en el XXIII Certamen Literario Corpus Christi de Camuñas 2017. Ganador del Premio “Pedro Hernández Hernández” 2017 convocado por Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane. Ganador del XIII Certamen Internacional de Poesía “Aldaba” convocado por El Grupo Literario Aldaba de Argamasilla de Alba (Ciudad Real 2017). 2º Premio en el XIV Concurso de Poesía “Asociación de Cultura Popular de la Mujer Tazón – Santa Ana” de Tudela 2018. Finalista del Premio Jovellanos al mejor poema del mundo de Gijón 2019. Segundo premio del IX Premio Patricia Sánchez Cuevas en la categoría de microrrelatos en Madrid 2019. Primer premio en el XLI Premio Nacional de Poesía “Ciudad de Archidona” en 2019.

Es colaborador en varias revistas culturales nacionales y extranjeras, así como de diferentes medios de comunicación. Ha elaborado guiones radiofónicos y ha sido guionista de radionovelas. Ha participado como autor invitado en varios Congresos, Encuentros y Ciclos Culturales en distintos puntos de la geografía nacional.

Ha dirigido El Centro de Letras DE CANARIAS en el que ha impartido talleres y cursos de escritura creativa y comunicación, así como talleres de redacción, ortografía, caligrafía, lectura comprensiva y comentada, y clases de lengua y literatura. Ha ejercido como profesor titular de Comunicación Creativa en el INSTITUTO DE RADIO Y TELEVISIÓN. Ha sido fundador y director de El Centro de Letras DE MURCIA. Es cofundador y director de LA ALDEA DE LAS ARTES y de la ASOCIACIÓN CULTURAL ALDEA DE LAS ARTES en El Ajauque, Fortuna, Murcia. Ha impartido cursos y talleres de comunicación y escritura creativa en diferentes Centros de enseñanza y Asociaciones culturales de Murcia y Alicante. Entre otros Proyectos, en la actualidad codirige el Proyecto Fénix para la recuperación y enseñanza en valores de los alumnos expulsados de los Centros de enseñanza en colaboración con el Ayuntamiento de Santomera y Fundación La Caixa. Es director del Centro Integral de Apoyo a la Enseñanza CENINT en Santomera, Murcia.


ALGUNOS POEMAS DE "EL LIBRO DE SER"


Ya nadie jugará en la calle de estos ojos;
el elefante de los jueves se despidió y echó a volar.
Arranco la página y arrugo el mundo
y soy un lejos más en el horizonte,
aquello a la intemperie que me buscó para ser
y no pude y me violó y me enseñó el olvido
hasta que me quedé sin poemas
y, ahora, la soledad es todo mi triunfo.

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Es hermoso que algo al fondo me asuste
y comprobar que en sus huellas se pudo tocar la vida
como un hueso roto de amanecer
de un ave que no existió jamás y se te posó en la soledad.
Hay que enamorarse por la espalda,
por los pies, por detrás, con cuchillo y tenedor, por la grieta
y frotar hasta hacer aparecer la luz
que pude aprovechar para escribir aquello pude llegar a ser.
Es tan bello hablarse con tu nadie
como si te dieras a comer y beber de tu propio seno,
como si llegases a la magnitud feliz
y te acompañase el mundo hasta el borde del precipicio
y, antes de saltar, se te enamorase por la espalda,
al fin.

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Cada verso remando hacia el poema
y la soledad a contraluz de mi cuerpo tranquilo.
Todo lo humano se irá evaporando, desvaneciendo
mientras me adentro en lo que lees
y te entrego estas palabras que son la vida;
un tiempo diferente para los dos:
yo, aquí, amando a la fuerza esta nada,
tú, aquí, buscando la razón de mi afecto;
tal vez, mirando tu nombre en mi silencio lejano.
Pues, entonces, que sepas que estás y eres
y que no me arrepiento de ser para ti,
aunque no me encuentres en tu poesía.

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¿Dónde carajo estoy que no me veo
entre tanta desgana y poemas?
¿Quién me trajo ahora mismo a este mundo
en un autobús tirado por elefantes?
¿Qué aroma de triunfo me empuja
estos versos como si apretasen un gatillo?
¿Por qué me pregunto estas cosas
si no me toca descubrir qué es la vida?
Será, supongo, que vine a sentarme
y coincidí sin querer con mi ser
y, ya puestos, uno sobre el otro,
me jode a mí y a mi conmigo
tener que repartirnos el silencio y la soledad.

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Este dolor oliendo a poema pequeño
como una mancha de humedad en la piel,
en la superficie vieja de la duración del instante
que no me permite romper con la palabra.
Y, ahora, me voy y duele como una sombra.

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El poema entra en tus ojos
y la luz ya tiritaba cuando llegó,
ya estaba ahí, moribunda con sangre;
sólo mojaste la punta de tus pupilas al leer
y, tal vez, aún estremeces de aquel inicio.
Jamás te falte tinta ni miedo
y esa tenue voz silencio profundo:
! despierta y asómbrate!

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Me tomo de la mano de este verso
y me empieza a esperar otro hombre de mí,
se apea de mi silencio como de un viejo tren
con este equipaje de ser que piensa en la vida
como en un azúcar de tristezas.
¿Pero, qué he hecho conmigo
salvo toda esta sonoridad hacia adentro
que no sirve para nada?
Qué algo me lleve en alto hasta el horizonte
y deje a este pobre hombre lejos y en paz;
yo continuaré escribiendo, pero ya sin nadie a quien joder.

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Se sube al tejado, al viejo árbol del beso
esta boca que quiere decirte un poema
y nunca aprehendió a pedir un barco, un puente,
una gloria, un minuto de cercanía, un melocotón,
una uña de felicidad, un discurso brillante,
un billete a la calma de pasear la mano
por la espalda en pétalo de otra piel.
Esta vieja boca avergonzada y tímida
que pasó la vida escondiendo el beso
como un invisible mira una cereza invisible.
No sé porqué, pero pido perdón
y sigo aquí arriba en el tejado
hasta que se aleje esto que parece otro poema.


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De su propia voz el autor nos cuenta:


Me llamo, por decisión de mis progenitores -aún no dominaba ciertas mañas- y por otros convencionalismos, Álvaro Adrián Perdigón Delgado. Hijo de la emigración canaria, nací un treinta de mayo de 1958 en Caracas hace el suficiente tiempo para sentirlo lejano. No obstante, a los cuatro años y medio mis padres deciden regresar con mis dos hermanas y conmigo a la Isla. Ello provocó una de mis mayores frustraciones, a saber, yo pasaba casi todo el día caraqueño jugando con los hijos de “María la negra” y no tenía tiempo de fijarme en mí y no sentía interés alguno por los espejos; así, al poco de mi llegada a Tenerife, descubrí que no era negro y costó convencerme de tal vicisitud. Todo lo demás que ha dado en este hombre es una larga historia no muy diferente a la de cualquiera. Sin embargo, cual aguja que fuese ensartando cuentas de un largo rosario, el amor por las palabras y sus infinitas combinatorias ha sido el hilo conductor de mi forma de estar en este mundo. Y hete aquí la resolución de mi devenir: siempre quise ser escritor y ello es y será mi rastro en este ser y estar en qué consiste la existencia.

He sido reconocido, galardonado y publicado en menos ocasiones de las que me hubiera gustado y, tal vez, en más de las que merecí, pero fui fiel a la literatura y la continúo fatigando cada día. No puedo por más que reconocer que he sido afortunado por tener como maestro a Pedro García Cabrera y una extensa pléyade de autores que me han ayudado a encontrar el camino. Así, de todo esto y de una inagotable ansia de lectura devengo, hasta el punto que, hoy, muchos años después y enredado en un permanente aprendizaje, soy yo el que enseña, el que transmite a otros lo que he aprehendido.

Quede dicho, entonces, en este texto a modo de apunte del autor o “poética” que tantas veces como fuese invitado a nacer insistiría en este oficio con la misma determinación con la que, entre llantos y gritos, solicitaba con dos años a mi madre que me dejase en la escuelita de la vieja señorita a la que acudían mis hermanas porque había descubierto en la pizarra unos maravillosos dibujos que, por si faltase algo, poseían sonido y que llamaban “vocales”.


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