LA VOZ POÉTICA DE JAVIER SOLÍS (LIMA)

 

Javier Guillermo Solis Vásquez (Lima, 1975). Es poeta y periodista. Bachiller en Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Trabajó en los diarios La Primera y Diario Uno. Fue seleccionado el 2004 en el 2do Juegos Florales de Poesía Siglo XXI (Brasilia – Montevideo). El 2021 sus poemas fueron incluidos en dos libros Poéticas del Bicentenario y Ángeles del papel. Poetas de Villa El Salvador.


 

 

 

 

LAS PALABRAS QUE BROTAN DE LOS RÍOS


1


Yo era el pasajero veinte
en la canoa de Aguaytía
que se rebalsaba en el río al ras del horizonte
de árboles y gentes
que deseaban desembocar
en sus familiares refugios
surcamos las aguas marrones
que escondían los miedos enroscados
como serpientes amazónicas
que subían por las ramas
de un aguacero repentino
bajando por el monte
para olvidar el otoño envenenado
en nuestras cabezas
quedé varado como una flecha en el barro
y me perdí entre los árboles temblorosos
que ya no soñaban con la muerte marina.
Yo entré al bosque donde los pájaros
anidaban en mis ojos
cuando atardecía mi propia vergüenza
hacinada de lluvia y mi juventud hecha charcos
la noche era una fuente de deseos perdidos
que bebía el relámpago con una sed de ríos
el deseo brotó con la maceración de las palabras y la flora muerta
el deseo era el agua convencida de cambiar las cosas estúpidas
el río no quería talar mis pensamientos atravesados por un trueno
el río era un deseo de vivir que iba cambiando de golpe y de cauce
yo entré al bosque
la luna soñaba ser luciérnaga
y ser la voz del agua
en esta soledad atada a las chozas como una canoa
en estos ríos poblando los deseos de sobrevivir
la muerte buscaba en mis ojos palabras que ya no eran árboles
y yo busqué su nombre olvidado en los charcos más oscuros
ella me acechó con sus piedras febriles
y sus palmeras pactadas con la pira insaciable.

El colono Gorbachov me dio trabajo
y yo abrí trochas con el sol deshojado y cashibo
hundí los pies y los oídos en el cieno
y cargué los grandes troncos
tumbados como gigantes
lágrimas
que rompieron mi espalda
absurda y roja como un cedro
yo caminé el monte
con las hojas en el cuerpo de tus palabras
y con la fauna de las noches trabajadas
para desafiar a la muerte
cuando crecían los ríos
para contarle a la muerte
que soy un animal herido
que huye del incendio
de estos versos chamuscados.


2


Siento un río crecer desde la soledad
de mi juventud
que ya no duda y viaja
hasta navegar el olvido originario
con las miradas como flechas en mis ojos
atrapado por un muro de carrizos
salto los grandes charcos de la lluvia
mis zapatos hundidos en el barro de la noche
un rayo lunar serpentea en las aguas
con toda su belleza
estoy solo en esta choza de Ineka
me asustan las luciérnagas
las confundo con ojos de gente muerta
que cayeron en la guerra de las hojas
en la guerra de las ideas
en la guerra de las promesas sangrantes
ahora viven bajo tierra
con sus ollas y sus troncos de vivienda
con el aire de sus huesos sus músculos de tierra
en la ráfaga fantasmal que me llora
con su escopeta apuntando a una palmera
eres tú y la muerte
que no se resigna a morir
nosotros somos los cazadores
de sombras y sajinos y palabras
huimos como termitas entre los ramajes de la luna
Pedro Jaguar, Boca de Shambío, Maldita Boa y yo.
La soledad devora el hambre de la lluvia
o el hambre de vivir
que se ha esparcido
con sus ojos devotos
sobre toda la tierra
que se secó en nosotros
chacchamos el bosque el rayo las eras
y boleamos esas lunas en polvo
en el calor de Ambo y en el puente de su recuerdo
con sus rostros curtidos por el sol cacataibo.
Siento un río tan profundo
como el corazón mismo
como una incalculable sonrisa
que apaga todas las piras calcinantes
las infancias nuevas que nos dejaron
para pescar unos bagrecitos y tus miradas de pájaro horero
cosechamos hojas sagradas que no murieron
por el hongo nuclear de los helicópteros y los heliotropos
isulas cargan anhelos madrugadas nuestros huesos
para que la soledad fría no se meta en los pulmones
y abrir la tierra con el torso desnudo
con las ampollas reventando en las manos
de donde brotan mariposas azules.

Muchos ríos crecen con la lluvia
para romper con el sistema vespertino de mi soledad
que recorre el nacimiento de las noches
y agita las palabras y los montes que recorro
muchos ríos creen en la lluvia en su fe de revivir
me escuchan cuando todo parece perdido
muchos ríos ya no son los mismos
si mis palabras pierden su mar
si fluyen los deseos de escribir
con agua oscura y con agua clara.


3


Si me pierdo en el bosque nocturno
no desesperaré tontamente
me echaré en la húmeda paz
de las hojas lloradas
beberé de los pechos del cielo
y me abrigaré
con el cuero de la luna
acostumbrado al sonido
de las fieras
que duermen en mí.


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