"¡Maldito el universo que nunca se nos muere!"- Aleisa Ribalta. (La Habana)

 

Aleisa Ribalta. (La Habana, 1971). Nacida en Cuba. Reside en Suecia desde 1998. Es poeta y coordinadora cultural. Ingeniera de profesión, se desempeña como docente de asignaturas demasiado técnicas y no directamente relacionadas a la literatura como: Diseño de Interfaces Gráficas, Diseño Web y Programación de Aplicaciones. Talud (Ekelcuá Ediciones, 2018) es su primer poemario que apareció traducido al catalán recientemente en la edición bilingüe Talús / Talud (bokeh, 2018). En 2019 publicó Tablero (Verbo desnudo, 2019). Tiene en preparación el poemario Cuaderna, bao y regala; que sale este otoño. Dirige el cuaderno digital www.lalibelulavaga.com donde se publican y traducen autores de todo el mundo. 



De “Tablero” 

 

Al valle de los deseos

(no es que el sauce
sea llorón
es que tiene los deseos
muy lánguidos)

Llévame al valle de los deseos
no haremos nada
que no sea
ver llorar
uno a uno
a los sauces
mientras
te beso
me besas
languidece
el valle en su tremendo
y múltiple caer
de ramas

Por si sol se pone leve
tu beso que es mi beso
de mujer que llora
entre los sauces
será todo el deseo
para encender
lo que se apague
de este valle


Norte heliocéntrico

En un paraje atípico
de un día muy sui géneris...
hay júbilo a repartir para todos.

Cantan las hojas
amarillea el viento
y parece como si las aves
cayeran hacia arriba.

No se sabe si es
un invierno templado
un otoño tardío
o una primavera
sedienta de estallar.

Lo que sí se sabe es que el Sol
esta hoy aquí .


Entropía de estar vivos

¡Maldito el universo
que nunca se nos muere!
Por eso de no morirse,
¿nos deja vivir en él?
Un día o no, por azar,
¿nos deja también morir?
En todo ese proceso, eterno
con todos los recuerdos, ¡además!,
nos pone más de una trampa
para creernos especie en celo.
Nos revuelve las hormonas,
nos trastoca los rumbos,
juega cartesiano a ser Cupido
¡Y ahí es donde esta la trampa!
En creernos entrópicos
y en el amor, ¿eternos?


De "Talud"


Amarelo

Viste una foto del otoño,
te pareció que allí faltaba algo.

Abrimos una revista de moda.
Pásame las tijeras, toma.
Recortaríamos a esa muchacha
que nunca había visto el otoño,
era tan probable que no lo entendiera.
La dejaríamos dentro de ese crepitar
de hojas bajo los pies.

Fue ella quien de repente empezó a sentir
que allí seguía faltando algo.
¿Ahora qué hacemos?
Recorta un perro, pinta una luna,
¡Haz algo!
Ya está, un perro.
La luna no, que es demasiado.

Dejaríamos que caminara
así, crepitando bajo los pies las hojas.
Nos dio la sensación
de que tenía que encontrarse con algo.
¿Alguien? ¡Sí, recortamos!

¿Este tipo tan triste?
No, tiene que haber otro.

Bueno, este está
que se sale de contento.
Lo recortaríamos y le saldría al camino.

No la mira, está ido.
Va por ahí cantando... qué de pájaros.

Empújalo un poquito, pega, ahí.
¡Se escapó el perro! ¡Ella qué oronda!
Ya está, ahora déjalos darse un beso.


Piedra Blanca

Este es un poema para inventar a Ulises
para ponerlo como siempre a prueba.

Sabe que estoy sentada frente al mar
que oigo cantar a las gaviotas, y no vuelve.

La última vez nos amamos
en este motel sin ventanas de la costa.

Este es un poema donde estoy sentada
sobre piedras blancas que no lo son.

Todos los peces que encallaron aquí
perdieron el camino al mar, sedimentados.

Sobre los esqueletos de miles de peces
se formó la arena blanca de esperar.

Ulises, estoy en Piedra Blanca. Honda
la bahía, frente al mar ¿lo recuerdas?


Nocturno

Rosario de guirnaldas, la ciudad,
en las aciagas noches finge
despertar de su letargo.
Vuelve a sacudirse fiel
al estallido de su hora. Y como

recordar querrá a los piratas
un ojo: aquí nada ha cambiado,
sobre cada disparo nos renace
aunque la farsa perpetuada
dure sólo un instante. Sea

la comedia suficiente para que
el corsario, corra en estampida
a cualquier madriguera, máscara
en vano, y ya ebria quédele el alma
con vino de sus mujeres. Mañana

despertaremos menos
inocentes, nos habrán poseído,
y volverá, como a cada novena
hora de la noche,
el recuerdo, azotando,
otra vez, la conciencia.

Publicar un comentario

0 Comentarios