¿HAY ALGUIEN AHÍ? ciclo a cargo de Ferran Destemple

 

Estos pequeños escritos pretenden dar a conocer a artistas que habitan los márgenes, que circulan por donde preferimos no transitar, que realizan obras que no suelen ser para el gran público, pero que no dejan, por ello, de ser imprescindibles. El conocimiento no siempre recorre un camino llano y placentero. A veces, es necesario esforzarnos para subir las altas cumbres y poder ver el lejano horizonte.

 

Desde el signo.

Introducción a la poética de Tchello d’Barros.

 

Actualmente, en la contemporaneidad, el signo es el elemento predominante, el elemento constitutivo, aquello que nos determina. En muchas de las manifestaciones artísticas que nos rodean podemos observar, quizá perplejos, como el significante y el significado se escinden, se separan para emanciparse.

Un claro ejemplo es el de la escritura asémica (que elimina el significado), o bien el de la poesía fonética y sonora que se centra también en la forma, huyendo del contenido semántico.

Sin embargo, en la llamada poesía visual, ocurre un fenómeno opuesto. Significante y significado se fusionan con tal fuerza que son indisociables, ya que la forma también conlleva sentido, y el contenido semántico solo es comprensible si adopta una forma determinada.

Decía el poeta Joan Brossa que la poesía visual no es dibujo ni pintura, que la poesía visual es un servicio a la comunicación. Bien pudiera ser, pero (y aun asumiendo que el mensaje y la comunicación son fundamentales en este tipo de poesía) no creo que el arte deba estar al servicio de la comunicación, sino más bien al contrario: la comunicación (o la incomunicación en otros casos) debería estar al servicio del arte.

Y aquí entramos en el terreno que Tchello d’Barros frecuenta con sus obras de poesía visual. Entramos en un territorio que nuestro poeta domina, donde expone sus inquietudes y el resultado de sus indagaciones formales. Porque es la forma el primer tema de cualquier poeta, y Tchello centra gran parte de sus esfuerzos artísticos en las investigaciones y el trabajo con el lenguaje.

Fotografía de Vanessa Angelo tomada del web oficial de Tchello d’Barros 
 
 
Estas investigaciones van desde la forma pura de la escritura, desde la escritura como signo mudo, como significante vacío, pasando por la poesía concreta, el arte conceptual, los caligramas, cierta manera de entender el aforismo y, como no, su forma personal de desarrollar la poesía visual.
Su poesía visual está contaminada de casi todos los aspectos que he mencionado anteriormente. No es un tipo de poesía restrictiva ni purista sino, que al contrario, utiliza todas las posibilidades estilísticas que tiene a su disposición y no renuncia a ningún medio expresivo, sino que los adapta a sus propios fines. 
 
No tiene ningún reparo en apropiarse de signos y códigos lingüísticos convencionales para reutilizarlos en su cometido poético. Se acentúa, entonces, la tensión entre texto e imagen hasta que consigue una total fusión entre ellos, una total armonía.
 
Dos notas importantes todavía respecto a la poesía visual de Tchello d’Barros: la primera es que el autor completa el sentido del poema gracias a los títulos que utiliza. La segunda es que utiliza un elegante y sobrio blanco y negro, rechazando el “uso seductor de los colores”.
Como ya hemos visto, nuestro poeta es un alquimista de la forma, pero no es una formalidad retórica, ensimismada, sino que, como explica otro gran poeta, Claudio Mangifesta, podemos observar tres preocupaciones básicas en los poemas de d’Barros: la identidad contemporánea (que refleja la complejidad de las relaciones humanas), las cuestiones sociales y políticas que le rodean (con un cierto tono crítico y ácido hacia nuestra sociedad alienada) y el paso del tiempo. 
 
Estas tres temáticas, además de la del lenguaje poético, no son compartimentos estancos, sino que se mezclan y se confunden, realzando la complejidad de los poemas, que están sazonados de la inevitable subjetividad, humor e ironía.
 
La poesía visual ya tiene un largo recorrido histórico y ha demostrado que no siempre la palabra es suficiente, que en ocasiones es más útil fusionarlas con otros códigos, que en ocasiones hay que indagar en nuevos territorios, en zonas desconocidas. El lenguaje debe evolucionar con relación a los tiempos que le toca vivir y adecuarse a la vida contemporánea. 
 
La poesía visual también ha sido un ejemplo de la interrelación entre la ética y la estética, y en numerosas ocasiones se ha utilizado como elemento de comunicación y difusión de ideas, ejemplificando el difícil equilibrio entre la denuncia y la obra artística.
Para terminar con esta breve introducción al mundo poético de Tchello d’Barros remarcar que el poeta utiliza toda clase de medios para expandir su obra. Medios que pasan por las clásicas exposiciones y las instalaciones artísticas; por las publicaciones en revistas, periódicos, colecciones y antologías; por las proyecciones en eventos; por la estampación en camisetas, en pegatinas; por los videos; por las conferencias, talleres y cursos; por las performances; por espacios en Internet…, por todo aquello que ofrezca una oportunidad para desarrollar y enriquecer su quehacer poético. 
 
 
 
 

Ferran Destemple

Soy filólogo de formación, pero siempre he rebuscado en lo visual y en lo sonoro aquello que el texto no me llega a ofrecer. Para mí no hay jerarquía entre estos elementos, se mezclan, se arañan o se fusionan mejor o peor dependiendo del soporte. El soporte determina el contenido y el contenido busca el soporte adecuado.

Destripar los interiores del texto, del sonido y de las imágenes y volverlos a montar, como si de un monstruo de Frankenstein se tratara, es un divertimento al que no pienso renunciar.
Me considero un amateur y eso me libera de angustias y obligaciones y me permite fracasar y equivocarme más y mejor.

Si os pica la curiosidad podéis visitar la web de AutismosAutomáticos que coordino al alimón con Pepa Busqué.
 

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