A Noah, para que sus sueños sean tranquilos
Love set you going like a fat gold watch.
The midwife slapped your footsoles, and your bald cry
Took its place among the elements…
Sylvia Plath, Morning Song
no lo aceptes.
Fue la luna,
atrapada en las farolas,
la que ha prestado el reloj infinito a las estrellas.
Duerme…
Sí,
te han vuelto a dar las cuatro campanadas,
la mañana al revés
y el precipicio atemporal partido en dos.
Solías sostener una flor en un coche cualquiera.
No tires los pétalos,
me gusta conservarlos entre libros dorados.
Risas, fotos
y el alba saliendo por la puerta de atrás.
Duerme…
Saludas,
entras,
casual encuentro de un encuentro frecuente.
¿Me escribirás un poema?
Sí, claro,
pero duerme…
Grandioso niño,
nadie dijo que las cucharas fueran aliadas de las calles,
ni que las farolas liberarían a la luna.
No le pidas a la tarde explicaciones,
ni arroyes al tiempo desde la ventana.
Porque el eco de la mañana ha suspirado ya.
Cierra los ojos,
deja que tus risas se tornen fáciles
y permite que mi voz escape sin cantar.
Tranquilidad para el silencio,
sigue así,
puede que te vuelva a escribir más versos plagados de sol.
Y, ahora, duerme…
Beatriz Pérez Sánchez
Barcelona, a 23 de septiembre de 2007.
3 Comentarios
Estupendo descubrimiento, le seguiré la pista.
ResponderEliminarUn abrazo súper.
Me gusta mucho el poema...Besos...
ResponderEliminarMuchas cosas hicieron por mi, pero nunca ésta...sencillamente precioso, nunca lo olvidaré.
ResponderEliminarOjalá pueda tener toda la vida por delante a tu lado para agradecerte las alegrías que me brindas día a día.
Ya lo sabes (......., aunque ésto sea un poco raro)
Noah.