COMIENDO PELOS COMO HEREJÍA POÉTICA PRESENTACIÓN EN BARCELONA EL PRÓXIMO 27 DE ENERO

El próximo 27 de enero, se presenta en la Sala María Aurelia Capmany del Pati Llimona de Barcelona, con la colaboración del Museo de Poesía de Cataluña (MUPOCAT), el libro Comiendo Pelos como Herejía Poética, publicado por Ediciones Atenas, y cuya autoría comparten Cesc Fortuny i Frabré y Marian Raméntol. La hora de la cita es a las 19.30 horas.


En la presentación contaremos con la colaboración especial del grupo METAL ORIENTAL, del antólogo, Andreu Navarra y del editor, José María Pinilla.

Cómo llegar:

Metro, Línea 4- parada Jaume I

Autobuses: Parada bus: Via Laietana (Jaume I-Pl. Emili Vilanova)

Líneas: 17 (BARCELONETA - AV. JORDÀ) 19 (EL PORT VELL - SANT GENIS) 40(PORT VELL - TRINITAT VELLA) 45 (PG. MARITIM - HORTA) 120(MERCAT DE SANT ANTONI - MERCAT SANT ANTONI)

Desde que empezó su andadura, en Junio de 2008, Comiendo Pelos como Herejía Poética no ha cesado de darnos satisfacciones, expandiéndose por la red y teniendo una gran aceptación entre aquellos que se han aventurado a su lectura, ahora ya falta muy poco para que se vista de gala y acuda a su presentación oficial en sociedad.

Haceros pues extensiva la invitación a todos y a modo de aperitivo, os mostramos un pequeño resumen de su historia, desde el génesis, a su materialización.


NEMESIS:

Hacia principios de 2007, decidimos Marian Raméntol y yo en una extraña noche alucinatoria, que debíamos emprender un proyecto literario juntos. Un proyecto que debía estar alejado de lo que se denomina poesía o prosa formalmente.

Quizá deba buscar los antecedentes cuando Marian me comentó que no se sentía demasiado cómoda con la prosa que escribía, y que sin embargo tenía muchas ganas de escribir algún relato o cuento. Nos encontrábamos en una tasca de vinos en Barcelona, allí por el casco antiguo y entre queso, jamón y vino, empezamos un experimento por pura diversión que consistía en convertir unos versos de Marian, en un relato corto. Nos reímos, bebimos, comimos, bebimos, creamos, bebimos ... y no recuerdo mucho más.

Tiempo después, recobramos ese mismo experimento y empezamos a escribir unos cuantos versos a cuatro manos. Sin darnos cuenta, emprendimos un viaje inconsciente en el que después de cenar, recitábamos poemas de autores que nos gustaban o algunos propios, veíamos películas, escuchábamos música y sobre todo escribíamos. De todo ese material disperso y bastante caótico, empezó a nacer el caldo de cultivo del particular mundo que terminaría por llamarse “Comiendo Pelos como Herejía poética”.

A mi particularmente, siempre me ha gustado trabajar con el material sacado del inconsciente, accediendo a él mediante sueños, meditación o “sustancias” que favorezcan el llamémosle “contacto”, y más tarde trabajar todo esto mediante “cut up”, escritura automática etc ...

Marian en cambio, ataca su trabajo de una forma mucho más racional, con su libreta en ristre, apunta absolutamente cualquier frase que le parece ingeniosa, para después desgranarla y digerirla en su particular taller literario. El resultado de nuestras sesiones, fue un compendio de ambos métodos. Podríamos decir que sistematizamos el caos.

A mediados de 2007 el proyecto ya tenía nombre, y un tono oscuro y existencial muy marcado. En ese punto, empezamos a pensar qué haríamos con esos versos, cómo lo publicaríamos o cómo íbamos a parir aquel engendro. Pensamos en sacarlo a la luz mediante las nuevas tecnologías, pero también en publicar un libro de forma más tradicional si encontrábamos a alguien suficientemente perturbado como para acceder a ello. Nuestro hombre era José María Pinilla, poeta y editor que lleva años metiendo caña con una poesía arquitectónica increíblemente bien articulada, cuya amistad con Marian se remontaba años atrás con la fundación del grupo de poetas “Laie”.

Nuestros temores se fundaban en si José María accedería a publicar a nuestro monstruo y en si encontraría apropiado aquel experimento poético para su editorial. Todo hay que decirlo, José María cuida al milímetro sus ediciones, las mima como si se tratara de sus propios textos. Así que temíamos que si no le apetecía el proyecto, no lo aceptaría.

Para nuestra sorpresa José María se mostró encantado, nos profesó en todo momento un delicado afecto, podríamos decir que nos mimó como a los mismos libros que publica en su editorial Atenas.

La dedicación del libro fue tarea fácil. Roberto Cantele es un poeta chileno con una voz oscura y desesperada que sin embargo suda sensibilidad por todos sus versos. El mismo día en que Marian me leyó sus poemas, me enamoré perdidamente de su trabajo (poco sabía yo que algún tiempo después lo terminaría considerando un amigo). Marian llevaba tiempo manteniendo con él una relación poética a distancia, pero no por eso menos intensa. Pensamos, por nuestra afinidad con sus textos y con su persona (dotada con un corazón más grande que todo Chile) que si alguien conectaría completamente con los entresijos oscuros del texto, éste sería Roberto.

Con el libro casi empaquetado, pensamos en un prólogo, o mejor dicho en un prologuista. Y ahí apareció Andreu Navarra, con el que me une una profunda amistad de hace años, borracheras filosóficas y un grupo de música, entre otras miles de cosas. Andreu es un tipo brillante, un escritor honrado, y en estos tiempos en que la “popularidad” parece ser el único caramelo deseable, esto se torna una virtud inestimable. Participa en innumerables publicaciones en la red y en papel, esparciendo su sapiencia de filólogo, y ha publicado poemários y cuentos en diversos formatos y editoriales. Estos últimos, deliciosamente perversos, de los que no te dejan indiferente vamos. Como decía, nos une también un grupo de música, Entropia. En él, toca la batería y yo la guitarra.

Le propuse hacer el prólogo una tarde en el ensayo, lo primero fue partirse el culo claro, pero luego frunció las cejas y se puso a calcular. Todos vamos faltos de tiempo, así que hay que calcular, siempre calcular. Aceptó sonriendo y le pasamos el libro. El resultado fue ese delicioso prólogo que abre Comiendo pelos como herejía poética y por el que le estaremos siempre agradecidos.

Cesc Fortuny i Fabré, Octubre de 2008



Prólogo:


Cuando la detonación ha terminado:

Debo presentar sumariamente al lector este producto de dos personas que conozco demasiado, así que de antemano confieso que, pese a que pocas cosas podrían haberme ilusionado más que prologar este libro, soy el peor de los prologuistas que los autores podrían haber elegido para la ocasión. Para empezar conozco mucho mejor a Cesc que a Marian, y esto constituye una injusticia de base que consigno antes de empezar para tratar de paliarla. Me hubiera gustado empezar estas notas con la siguiente frase: “Qué decir de estos dos pájaros que me ha tocado presentar”, para a continuación tratar de realizar un esbozo esencialmente autobiográfico cuyo objetivo habría sido indicar al lector la importancia real de los dos personajes aquí autores firmantes de este libro, en un tono o prejuicio festivo que no podrá ser por razones que aduciré a continuación.

Tengo pendiente escribir una novela o nivola o biagrufía sobre Francesc Fortuny, una persona que, cuando yo era poco menos que un rorro vital, me enseñó, por ejemplo, lo que era la Amistad, así, con mayúsculas. Lo que este hombre que transpira creatividad por todos sus poros es en realidad (se trata de uno de los músicos más interesantes que viven hoy en Barcelona) no puede explicarse en un mero prólogo o presentación de libro, donde no toca o, mejor dicho, no cabría él.

Un día me llamó Marian por teléfono y me comentó que habían pensado en mí para prologar un texto de naturaleza poética en el que habían estado trabajando. También me dijo que este texto era “pura dinamita”. Sí, creo que fue exactamente así: “El texto es pura dinamita, hemos pensado que, si no tienes mucho trabajo, podrías prologarlo”. Cuando conocí a Marian (fui invitado a su casa para pasar un Fin de Año y me encontré, sobre la cama que se me había asignado, un pijama limpio, calcetines de mi talla, un juego completo de aseo personal que incluía cepillo de dientes nuevo y utensilios de afeitado) me pareció una persona maternal y metódica en todos los sentidos desmentidos por su poesía más bien frenética.

Cesc me lo pidió personalmente una tarde y desde entonces he esperado a que me enviaran la dinamita con unas expectativas que se han visto totalmente alteradas por la lectura de Comiendo pelos, lo cual ya es un tanto a favor suyo. Así que, como estaba tan absolutamente enterrado en trabajo burocrático (hasta tal punto que lo mejor era agravar la situación emprendiendo la redacción del presente prólogo) empecé con un tono muy distinto al que tenía pensado.

Pero, en fin, vamos a intentar levantar el desastre.

Había pensado empezar explicando cómo conocí a estos dos amigos para luego celebrar lo que creí que sería una fiesta burlesca de lenguaje, pero desde la cita inicial de Mateo y los primeros versos fui dándome cuenta de que de dinamita, poca, y de que las cosas eran más serias de lo que me había imaginado. Una profunda desolación reina en el poema, y viene a ser su significación primera y esencial, si es que tiene alguna, cosa que no podría afirmar sin cierto riesgo.

Más que ante un libro de poemas, creo que nos encontramos ante una bitácora de pequeños fragmentos de meditación que a su vez son partículas de una pesadilla filosófica. Los elementos o imágenes o fragmentos gramatológicos que más efecto producen son precisamente los menos efectistas, creo, los que proceden de la reflexión al borde del abismo y no de una intención de construir un verso con las armas involuntarias o no de todo constructor de versos. Algunos de los versos, tomados sin contexto, constituyen auténticos aforismos, como por ejemplo: “la humanidad se está suicidando / en defensa propia”.

No veo ritmo, interés por fraguar metáforas estilísticamente perdurables (es decir, nos hallamos ante una lengua en plan Breton), y sí dislocación en bruto, un léxico pensado para desaforar las asociaciones tópicas del discurso poético. Pero en ningún caso la voluntad de estridencia a que me tenían acostumbrados tanto Cesc Fortuny como Marian Raméntol. Sé que desde hace años Cesc se dedica a estudiar en profundidad todas y cada una de las tradiciones religiosas que considera mínimamente honradas (chamanismo, iluminismo, quietismo, satanismo, hermetismo, Jung y el Tarot). Yo confieso que estos temas, como materia de estudio, me causan cierto repelús, aunque como material poético se revelan de gran legitimidad. En el caso de Cesc, combinar estos elementos con la perversidad de las cancioncillas que va colgando aquí y allá en Internet, o con la fuerza vomitiva de su podresía, resulta un acierto indudable.

Marian escribía como si le estuviera explotando la cabeza. Este libro lo ha escrito, según creo, desde una honradez existencial que sólo puede proceder de quien visita la casa quemada y reconoce sus cosas del pasado, pero calcinadas.

Creo que trabajar juntos les ha enseñado a restar para sumar, a pulir para expresar con más matices.

Es más, con su permiso, me atreveré a decir que lo mejor de su libro a cuatro manos procede de la inspiración con que expresan desconsuelo metafísico, y no tanto de pasajes en que la voluntad de deslumbrar a través de un virtuosismo imaginista irracional que resta valor al conjunto, por innecesario. Saltar al vacío es tan arriesgado como necesario, pero a veces comporta que un texto literario contenga fases de máxima inspiración o intensidad con momentos algo menos logrados.

Hubiera preferido un lenguaje más ceñido al tono, más sintético, un trabajo más consciente de los elementos llamémosles cotidianos con que se expresa desazón existencial, al fin y al cabo, la motivación temática de Comiendo pelos.

Quizás detrás de estas palabras broncas se oculte un dolor que no ha podido ser expresado más que de la forma acumulativa en que lo ha hecho. Mezclar la reflexión sobre Dios con las imágenes del alterne nocturno y la drogadicción, así como con imágenes procedentes del tedio doméstico más brutal

(El sol se muere un poco cuando me mira,

mientras espero en la lavandería

a que mis miserias acaben el programa de prelavado.)

me parece el recurso más logrado de la particular jerga empleada por los autores.

Conociendo la poesía anterior de ambos, deben de haberse esforzado por depurar al máximo su estilo, si es que alguna vez quisieron forjar alguno. Antes, la eficacia de los versículos de Marian Raméntol procedían de una lengua torrencial que encadenaba no ya símbolos sino autenticas baterías antiaéreas de metaforrea ilimitada. Ese lanzamiento libre de dinamita, pese a la afirmación telefónica de la propia Marian, yo no he sabido encontrarlo en el presente libro. Y esto es un elogio, que conste.

Esto no significa que Comiendo pelos no se relacione con los explosivos. Me atrevo a pensar que, de algún modo, al fraguar un idiolecto religioso y paramístico, los autores inauguran un nuevo modo de proceder para el que los restos de su anterior estilo son interferencias.

En realidad, este poema podría haber sido prosa privada y haber formado parte del epistolario de dos discípulos de Pascal totalmente borrachos y trasladados a nuestro pobre siglo, en el que parece que las gentes ya no pueden pasarse sin los fármacos enumerados en el texto, casi todos relacionados con la depresión, la angustia y el dolor. Esta bastardía de género, esta parentela con la prosa de pensamiento, le sienta bien al texto y explica el absoluto desdén por el rigor formal de los versos.

Por lo demás, que le den al rigor si un libro nos permite explorar zonas desconocidas de nuestro dolor humano.


Andreu Navarra, Enero de 2008

Desde que vio la luz, el libro salió a navegar por su cuenta y riesgo, y éstas son algunas de las impresiones con las que fue bautizado:


“la visceralidad de estos Poetas que me ofrecieron su particular visión del caos, del hombre, del espíritu, de la barbarie humana, de esa descripción de los cadáveres que según Marian y Cesc somos todos los seres, cadáveres pretéritos.
Invito a la lectura de este Poemario, aunque quizá definirlo como tal sea, incluso, algo irrespetuoso con su contenido, porque sin duda, es mi opinión, Comiendo Pelos… está más allá de la limitada definición que no hace justicia a la genialidad con la que está escrito el libro: verdades que bucean, que a duras penas se abren camino entre la basura mezquina y mediocre en el mundo que los Poemas de Marian y Cesc retratan, ese mar de basura y putrefacción en el que ellos han colocado nuestros cuerpos, nuestros pensamientos, nuestros equívocos y aciertos, al fin y al cabo en el lugar que nos corresponde.” Salvador Moreno Valencia (Revista Letras, diario on-line El libre pensador)

“Comiendo Pelos como Herejía Poética” pretende ser una herejía como camino divergente de convenciones y como fruto del dolor inconsciente que transmiten sus versos. Pero debemos hacer notar que el libro se introduce con una cita bíblica, significativa por que “la mirada pura” puede por cuanto “es la luz de tu cuerpo” inundar de luz o de tinieblas, si es menos pura, tu vida. Quizás el libro, marcado por la desolación, si no metafísica, sí intelectual explora las zonas desconocidas o preteridas del dolor humano, nuestro común primordio. En las palabras del prólogo, a cargo de Andreu Navarra, nos habla de poema, todo él extenso, pero extrañado en breves estrofas donde se notan dos voces que escriben y que en algún momento se confunden o nos confunden. Escritura automática, si se quiere, para soportar aquella desolación. No en vano el primer verso expresa su pasado ya muerto [“nacimos con las bocas muertas”] y más adelante el siguiente “bajo la luz de una estrella oscura”. Al fin, diremos que este libro se acerca al fenómeno de la palabra poética desde el dolor de sabernos humanos, y de ahí su herejía… Alexis R. (Asociación Cultural Myrtos).

“El anarquismo a la hora de poder leer es una de las cualidades de la poesía, que la diferencian de la novela. Ese placer es una máxima en Comiendo Pelos, ya que la elección al azar de cualquier línea te conduce a una pequeña historia urbana, muy contemporánea y de gran intensidad.

“No existen las ciudades en ruinas,

sólo son cementerios donde los rascacielos

disponen de panteones pret-à-porter.”

La obra está repleta de imágenes que se pueden asociar tanto al propio dolor psíquico y físico como al sufrimiento humano en general. Y como nexo de unión: la muerte y la soledad individual y colectiva con dosis de poesía visual. En resumen, la obra es una provocación política, filosófica y psicológica aún en su estructura tanática sobre los temas que aborda. Sin embargo, aún en ese sufrimiento profundo que se interpreta en cada línea, creo observar también una revolución interior con ideas colectivas. Los autores desconocen el significado de callar la verdad y lo muestran abiertamente.” Beatriz Pérez Sánchez (poeta y colaboradora habitual de La NAUSEA)

“Los brazos del Comiendo Pelos Como Herejía Poética te abrazan de una manera tan ortodoxa como subliminal. Te atrapa, te ahoga, pero pareciera decirte que si quieres escapar sólo tienes que hacerlo, que sus padres lo escribieron sólo para mostrarte que en tu cabeza hay un oscuro Sótano al que deberías conocer y respetar. Por eso insisto en la inmolación de los poetas, en el nado suicida de Cesc y Marian por las aguas heladas de la realidad emocional. Y se advierte –he ahí la magia- que ninguno de ellos sufre de depresión o angustia invalidantes. Por el contrario, pareciera que los autores dejan aquel Sótano entre página y página y se van a la roca más alta de la playa de la conciencia para desde allí alzar los brazos al cielo agradeciendo a los dioses el placer de estar vivos”. Roberto Cantele Cabré (Santiago de Chile. Poeta y colaborador habitual de la NAUSEA)

“Comiendo Pelos como Herejía Poética, se nos presenta con toda la carga sentimental que se le exige a la poesía, como una enmienda a la totalidad, donde cada estrofa del poema constituye poema por sí mismo, cuando no, un verdadero aforismo, al estilo oriental de los maestros zen.

Los textos del presente volumen trascienden la re-escritura incorporándola sin negaciones, ni rechazos, e invitándonos a traspasar el esqueleto que refleja el espejo de la ilusión, para ingresar en una galaxia de universos nuevos e inexplorados”. José María Pinilla (Editor. Ediciones Atenas)


Nuestro agradecimiento especial a:

Andreu Navarra Ordoño, quien mimó a nuestro hijo con incalculable paciencia y amistad, como si fuese su excéntrico tío.

José Mª Pinilla, editor y amigo, que acogió el proyecto sin reservas en el mismo momento en que se lo propusimos.

Grupo de danza Metall Oriental, Virginia e Inma, quienes se mostraron entusiasmadas con nuestras “vibraciones” que hicieron suyas en el acto.

Museo de Poesía de Cataluña, MUPOCAT, por abrazar este proyecto y brindarnos su colaboración.

Referencias en prensa:

Asociación Cultural Myrtos: reseña del poeta chileno Roberto Cantele Cabré, y reseña propia

Poetas de Hoy: Cómo se gestó el proyecto, némesis elaborada por Francesc Fortuny i Fabré.

Revista Letras (30/10/08): reseña del editor José María Pinilla (Ediciones Atenas).


Revista Letras (06/11/08): Entevista a Marian Raméntol y Cesc Fortuny

El Librepensador: Reseña del editor José María Pinilla y Entrevista a Marián Raméntol y Cesc Fortuny.

Conviviendo con el Caos: Blog de Oscar Alberdi: Prólogo de Andreu Navarra Ordoño

La Academia del chimpacé (con peluca): Reseña propia y fragmentos del libro.

Región Despoblada de Andreu Navarra Ordoño (prologuista).

Domicilio de Nadie (anuncio)

Artilleria Pesada: (anuncio)

Shwoong-Reseñas libros: Reseña del poeta chileno Roberto Cantele Cabré

Biblioteca Sedice: Anuncio y reseña

Afinidades Electivas: presentación, prólogo de Andreu Navarra y reseña elaborada por Beatriz Pérez Sánchez

Cuaderno 10: reseña elaborada por Beatriz Pérez Sánchez.

RECORDAD:


27 DE ENERO DE 2009
LUGAR: CENTRE CÍVIC PATI LLIMONA. C/Regomir, 3. Barcelona.
Sala: María Aurelia Capmany a las 19.30 horas.

Cómo llegar:

Metro, Línea 4- parada Jaume I
Autobuses: Parada bus: Via Laietana (Jaume I-Pl. Emili Vilanova)
Línies: 17 (BARCELONETA - AV. JORDÀ) 19 (EL PORT VELL - SANT GENIS) 40(PORT VELL - TRINITAT VELLA) 45 (PG. MARITIM - HORTA) 120(MERCAT DE SANT ANTONI - MERCAT SANT ANTONI)

¡OS ESPERAMOS A TODOS!

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5 Comentarios

  1. Buena pinta tiene, pero me coge una miaja lejos!
    jajajaja
    saludos

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  2. No me lo pierdo, será un placer acompañaros...

    Bea

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  3. Quiero daros la enhorabuena y no sé qué más que es mucho... Un libro a la luz es nueva luz para estas penumbras de mundo... me ha encantado el prólogo; qué envidia (poética)... Os deseo felicidad a manos llenas y que la derrochéis este año que vino de puntillas... Y poco más... Bueno, que sigais leyendo AMANECE PÚRPURA, por ejemplo... y que así yo siga publicando abiertamente para vuestros ojos. Mi compromiso sigue adelante...

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  4. Ya sabes que no podré estar de cuerpo presente pero estaré de alma préterita indefinida,ja,ja,ja. No te deseo lo mejor porque tengo la absoluta certeza de que tendrás lo mejor, lo que se merece tu tesón y tu valentía. El libro es otro de los imprescindibles, Que no se lo pierda nadie.

    Un abrazo, Lady.

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  5. Es una pena no poder asistir... pero me gustaría conseguir el libro.

    Felicitaciones.

    Gio.

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