Casimiro de Brito, poeta, novelista y ensayista, nació en Loulé (Algarve, Portugal) en 1938. Después de haber estado en Londres y en Alemania, regresó Lisboa en 1971. Ha tenido varias profesiones, pero en la actualidad se dedica exclusivamente a la literatura.
Empezó a publicar en 1957 (Poemas de la Soledad Imperfecta) y desde entonces ha publicado 56 títulos. Ha dirigido varias revistas literarias, entre ellas Cadernos do Meio-Dia (con el poeta António Ramos Rosa), los Cuadernos “Octubre/Febrero/Noviembre” (con el poeta Gastão Cruz) y Loreto 13 (Órgano de la Asociación Portuguesa de Escritores).
Estuvo ligado al movimiento “Poesía 61”, uno de los más importantes de la poesía portuguesa del siglo XX. Ha ganado varios premios literarios, entre ellos el Premio Internacional Versilia, de Viareggio, “a la mejor obra completa de poesía”, por su libro Oda & Cena (1985), obra en que reunió sus primeros diez libros de poesía; el Premio POETEKA en Albania y el Premio Mario Luzi al mejor libro de poesía europeo editado en Italia en 2006 por su Libro de las Caídas (Libro delle Cadutte, Livro das Quedas).
Colabora en las más prestigiosas revistas de poesía y su obra poética está incluida en más de 180 antologías publicadas en distintos países del mundo. Toda su vida ha participado en festivales y recitales de poesía, congresos de escritores, conferencias, etc. a lo largo y ancho del planeta. Ha dirigido los Festivales Internacionales de poesía de Lisboa, Porto Santo (Madeira) y Faro. Fue vice-presidente de la Asociación Portuguesa de Escritores, presidente de la Association Européenne pour la Promotion de la Poésie de Lovaina y hasta hace un mes presidente del P.E.N. Club Portugués. Algunas de sus obras han sido grabadas para la Library of the Congress, de Washington. Fue premiado por la Academia Brasileña de Filología de Río de Janeiro con la Medalla Oskar Nobiling por distintas actividades en el campo de la literatura, y en nombre del Presidente de la República fue distinguido con la Orden del Infante D. Enrique, en 2008. Es consejero de la Asociación Mundial de Haiku, de Tokio, y del Festival Voix de la Mediterrannée.
La Academia Mundial de Poesía fundada por el poeta y antiguo presidente de Senegal Leopold Sédar Senghor le concedió el primer Premio Internacional de Poesía L. Sédar Senghor por su carrera literaria. Ha traducido poesía de varias lenguas y ha sido él mismo traducido al gallego, español, catalán, italiano, francés, corso, inglés, flamenco, holandés, sueco, polaco, esloveno, griego, búlgaro, yiddish, croata, chino y japonés. Precisamente en Japón le editaron A través del Aire en cuatro lenguas, japonés, francés, portugués e inglés. Acaba de publicar su quinta antología, 69 Poemas de Amor. Actualmente está terminando la novela Libro del Deseo, el libro de fragmentos sobre el amor Libro de Eros y o poemario a 2 voces con la cantante de tangos argentina Marina Cedro, Amo Agora.
A modo de introducción:
Análisis de Montserrat Gibert
Sobre la poesía de Casimiro de Brito
(El texto resumido fue publicado en RevistAtlântica, y el texto completo en Mealibra el 31/10/2001)
Casimiro de Brito, una filosofía, una poesía
de la existencia
CASIMIRO DE BRITO (Loulé, Portugal, 1938) es un escritor polifacético. Autor de poesía, novela, narración corta, ensayo, aforismos, traductor de haikus.... Ha vivido en Londres y Alemania. Desde 1971 reside en Lisboa. Ha dirigido algunas revistas literarias, como Cuadernos do Meio-Dia y Loreto 13. Fue Presidente de la Asociación Europea para la promoción de la poesía y en la actualidad preside el PEN Club portugués, coordina y participa en distintos actos culturales y encuentros internacionales de poesía. Sus obras están recogidas en más de cien antologías y han sido traducidas a catorce idiomas.
A principios de los sesenta, formó parte del movimiento Poesia 61 junto con Gastão Cruz, Fiama Hasse Pais Brandão, Luiza Neto Jorge y Maria Teresa Horta. En el contexto de oposición a la dictadura salazarista, Poesia 61 impulsó una profunda renovación de la poesía portuguesa, lo que se tradujo, según el propio G. Cruz, en un “tiempo de experimentación”, entre cuyos rasgos destaca la búsqueda de una nueva sensibilidad más plural, la ruptura “con cierto discursivismo, con una retórica de raíces predominantemente presencistas, que se había convertido en una especie de academicismo característico de la poesía más conservadora de los años 50”1.
Se inició en el mundo de la poesía en 1957 con el libro Poemas da Solidão Imperfeita, y desde entonces ha publicado más de treinta volúmenes. En 1985 aparece Ode & Ceia ( Oda & Cena), Premio Internacional Versilia, de Viareggio (Italia), antología en la que el autor reunió textos de sus primeras diez obras. Sin olvidar el contexto histórico y político en el que fueron escritos, en estos primeros libros el tono o actitud es de resistencia combativa, exaltado, como de urgencia histórica, un grito que canta la “presença do homen” (título de uno de los poemas de Mesa do Amor, 1970) el sufrimiento, la libertad amordazada, y, siempre, el amor y su estrecha relación con la muerte, temas estos últimos en los que la influencia y el recuerdo de Rilke son claros. Sus obsesiones, sus constantes poéticas, van perfilándose, definiéndose y puliéndose a lo largo de los años que cubre Ode & Ceia hasta hoy, como se comprueba en la lectura de O Amor, a Morte e outros Vícios (1999), segunda antología de C. de Brito, en la que se recogen cuarenta años de labor poética: lo que busca, nos dice, es escuchar las voces que corren por las venas del tiempo, “oír en cada sonido la vasta polifonía, la respiración del animal universal; captar en cada cosa o partícula de ella el todo (el mundo) en mudanza que en ella está contenido. Lo que busco es lo imposible...”. Según Roberto Juarroz -a quien es casi obligado citar al hablar de C. de Brito, entre otras cosas por la coincidencia de preocupaciones poéticas, por el modo de entender la poesía y por el conocimiento del budismo Zen- la poesía es justamente eso: arte de lo imposible, una persecución constante del otro lado de las cosas, de lo que parecía no ser.2
Es de destacar que en el panorama de la poesía portuguesa contemporánea, C. de Brito representa el encuentro y asimilación de un hondo conocimiento de la cultura clásica occidental con distintas filosofías y doctrinas orientales (los presocráticos, Sócrates, Platón, taoísmo, budismo Zen, la cábala, la tradición judeo-cristiana...). La lectura de Basho y otros haijin le animaron a publicar en 1963 una versión personal de haikús, los Poemas Orientales, y, fruto también de la lectura y meditación, durante muchos años, del Dao de Jing [o Tao Te King] de Lao Zi, es el recién publicado Na Via Do Mestre, uno de sus libros más conseguidos. Desde esta línea de integración de distintas filosofías de Occidente y Oriente, el poema se convierte en el camino para llegar a la “memoria de la memoria”, para emprender el regreso a las fuentes primigenias (Regresso à Fonte, es el título de un poemario de 1985), el regreso a las raíces (“El retorno a las raíces/es paz”, nos dice Lao Zi en el Tao, “es saber lo que perdura”), para sumergirse en el “enigma que me devasta y alimenta”, para escuchar las señales de ese “animal universal” que es el mundo y “extraer algunas imágenes originales de mi voz”3. A través del Zen –para Basho, el haikú era una ascesis a lo Zen-, y a partir de un desnudamiento progresivo, de un desprenderse de cuanto al “cuerpo descarnado” le sobra (“Fui un hombre enfermo./Un enano cargado de objetos./Un animal corrompido por el humo de las ciudades...”), Brito encuentra su propia vía de liberación, camino que ilumina los aspectos esenciales de la vida, las razones del ser y estar en el mundo. El yo poético aspira al “regreso a la materia/de los objetos más simples/a las formas abstractas de la infancia/(...) al tiempo elemental del sueño”, es decir, a identificarse o a buscar la identidad con la tierra, a integrarse en el Todo, entendiendo el contacto con las “materias originales”(título del Canto Primero de Negación de la muerte, de 1974), la fusión con la materia –tan ligada a la vida y a la consciencia-, como un éxtasis, como algo sagrado al modo materialista y panteísta presocrático, de un modo tan concreto –diría Le Clézio- que se vuelve abstracto. En este universo poético, en el que, por un lado, convivimos con lo subliminal, las materias oscuras de la tierra, el mundo en descomposición, el dolor..., y, por otro, participamos de lo genesíaco, de lo luminoso, de la energía de la “fábula mineral, vegetal, animal”, de las dualidades simbólicas basadas en las díadas sol-luna, fuego-agua, masculino-femenino, lo negativo, “el gran espacio oscuro que somos” –el lodo, la ceniza, las ruinas, la erosión, la misma muerte- interviene en un proceso dialéctico que de la muerte o el suicidio (título de uno de sus poemas: “Junto al fuego me suicido, rasgo versos, confío /en la música donde inscribo el discurso de la muerte...”), nos conduce a un renacimiento en busca del misterio siempre renovado: “arranco pues la máscara y canto”. Sólo así es posible cantar las “raíces del silencio: el mar y su génesis”, sólo así es posible el nacimiento de la libertad. Tensión y reunión de los contrarios, muerte, renacimiento, serán transfigurados por la palabra en el poema. Pero esta muerte, siempre presente en la poesía de Brito, “está ligada a la vida, es la gran regeneradora universal. Figura maternal que acoge al poeta y que el poeta acoge, la muerte se convierte en una posibilidad ontológica, o sea, en una posibilidad de adesión total al mundo”.4
A partir de este desprendimiento gradual y continuo, que es en realidad una forma de afirmación y no de negación, la poesía de Casimiro de Brito ahonda y se concentra –cada vez más depurada, “evaporada”, reducida la expresión a lo esencial: en esto consiste, precisamente, el “arte de la respiración” (Arte de la Respiración, 1988)- en la búsqueda del silencio, inseparable de la privación de la que antes hablábamos, de la humildad, de la autodifuminación, de la dispersión del yo, “silencio placentario que envuelve cada palabra”, esa música del mundo que intenta traducir a través de los ritmos, a través de las palabras -cada vez menos palabras, palabras cada vez más silenciosas- en el poema. Silencio inaccesible o vacío (en el sentido en que el budismo utiliza este concepto) que “devuelve la palabra a un origen perdido”, a ese primer elemento perdido de la metáfora de que habla Juarroz (“¿Dónde está lo que era como el mundo?” ), a un mundo en el que, en su aspecto dinámico, todo muda, el ser es un fluir permanente y en el que todas las cosas establecen relaciones profundas. Sin embargo, la conciencia de que finalmente nada se sabe está ahí: “Nada nos perpetúa/nada/ni la muerte./Sólo el ritmo de nuestros cuerpos/acaso/permanece” (Mesa do Amor, 1970). La muerte no existe pero existe, dice C. de Brito, sí existe la muerte “ del ser que tú eres y que yo soy; lo difícil es distanciar, dejar de pensar en mí como Casimiro...sino en mí como algo mudable pero inmortal. “Todo o mundo é composto de mudança”, escribía el gran Camões...”5. Negação da Morte (1974), Na Via do Mestre (1999) y Livro das Quedas, representan tres etapas en la reflexión y profundización de este tema obsesivo, o, lo que es lo mismo, del amor, la muerte y la vida, de “esa relación conflictiva y naturalmente contradictoria entre lo efímero y lo eterno”6. La muerte, “para mí, tiene un significado de renacimiento. Nunca veo la muerte de una manera mórbida. Es trágica, tal vez, mas el sentido de lo trágico en mi trabajo poético tiene que ver con algo que nunca es fin, es siempre una transformación”7.
Inevitablemente, la muerte nos conduce al amor y el amor a la muerte. La poesía amorosa de C. de Brito ocupa un lugar central en el conjunto de su obra. En los primeros libros (especialmente, Mesa do Amor y Regresso à Fonte) destaca la violencia de la pasión, la crueldad del proceso amoroso en lo que tiene de experiencia de muerte, de fusión imposible, de misterio, pero también de redención amorosa, pues, el amor, como la muerte, posee el poder de regenerar. Lo femenino representa la tierra, la madre tierra, las materias originales, el barro, el vaso que todo lo contiene y que comunica con todo lo profundo... “Cuando amo a una mujer es como/si amase todas las materias/ del mundo...”. Simbólicamente, la mujer está emparentada con la fuente, con las profundidades...Uno de los símbolos más recurrentes en su poesía amorosa es el agua, fuente de vida, origen y germen de todo desarrollo. El agua y cuanto está relacionado con ella: la fuente, las aguas luminosas y las aguas amargas del océano...En el agua todo es fluir, es medio de purificación y centro de regeneración.. Sumergirge en la muerte simbólica de las aguas representa un retorno al estado embrionario, regresar a las fuentes primordiales: “Yo no sé si/conocí la luz o la sombra/cuando bebí en tu/piel. Oí/ un rumor antiquísimo/cuando las olas cantaron/en mi boca...” Brito traslada a su poesía el simbolismo del yin-yang, representado gráficamente por un círculo dividido en dos mitades iguales que, de modo general, representan el aspecto oscuro y el aspecto luminoso de todas las cosas, el aspecto terrestre y el aspecto celeste, como es sabido: “Me abrazo contigo y soy un círculo/mientreas amor te abrazas conmigo (...)/ como el abrazo de la tierra y del cielo”. Pero el amor no siempre es una “dolencia feliz” que dura eternamente, nos advierte: “Cuidado. El amor/es un pequeño animal/desprevenido, una tela /que se deshila poco a poco...”.
Opus Affettuoso seguido de Última Núpcia (1997)8 no es sólo un libro dedicado al amor sexual, al amor sensual entre dos personas: “Lo que se dice en Opus Affettuoso es que en cada relación física, sensual, existe algo que es igualmente metafísico, en cada gesto amoroso o en cada objeto amoroso está el universo, la naturaleza”.9 Desde esta dimensión metafísica, casi religiosa, de inspiración oriental, mística, franciscana, que invoca claramente el Cantar de los Cantares, las cantigas de amigo galaico-portuguesas, a Camões, a Dante, a Rilke siempre, etc., Brito nos habla de un amor ahora sereno, parte de una situación de correspondencia amorosa, de ausencia de conflicto10, aunque, en ningún momento, se pierde la consciencia de la distancia, la idea de carencia (“Te amo porque no me amo/totalmente. Lo que me falta/es infinito...”), el hecho de que el camino hacia fuera (hacia el cuerpo) es camino hacia dentro, o lo que es lo mismo, el placer se encuentra con el dolor (“Cuando agotes el placer/derrama en mí/tu dolor...”).11
Hablemos, para cerrar este comentario, del libro al que pertenecen los textos que aquí presentamos. Traducidos ya a varios idiomas, se han publicado algunos “fragmentos” (como el autor llama a cada uno de los poemas de este libro) en revistas. Según el propio Casimiro de Brito, éste será su último y más importante libro de poesía, en el que piensa trabajar lo que le quede de vida: Livro das Quedas (Libro de las caídas).. Desde 1996, ha escrito 252 fragmentos. Cada fragmento podrá ser el último, la “última caída” de una vida constituida por caídas innúmeras, y, por tanto, nos dice el autor, cada fragmento deberá contener lo esencial de cuanto el poeta tiene que decir –aunque él sepa que esto es prácticamente imposible- y, al mismo tiempo, cada fragmento será desarrollado y progresará en los fragmentos siguientes, tal como en una vida cada acto (o azar) es efecto y causa de lo que ha sido y será. El camino es la huella, y cada huella puede ser la última. De ahí que la obra, aun cuando pueda no tener principio ni fin, se abre y se cierra con cada fragmento. Es, pues, compedio y resumen de toda una vida. Los versos que abren el fragmento 1 contienen lo esencial de todo el Livro: “Un hombre/va en su cuerpo/y súbitamente/cae”. Este “ir en el cuerpo” quiere significar “una convergencia de residencias, del hombre y del ser: fusiones sitemáticas (y no sólo metafóricas) entre un hombre y su barro sin límites”.12 Brito canta los grandes temas del hombre pero aproximándose, en la medida de lo posible, a lo cotidiano, al instante presente, porque la vida es sólo este momento que pasa, resumen (en la vida y en el poema) de todos los momentos vividos. Todo el libro está atravesado por la conciencia de la cercanía de la muerte transformada –iluminada- en un arte del bien morir: “Asisto a mi muerte como quien sorprende/el nacimiento de un ángel” (fragmento 14), por la idea de una colonización lenta y subrepticia del peso de la existencia en lo que de materia tiene el hombre (“El viento/de Otoño/ muerde mis huesos/y duele”), resaltando su fragilidad (la metáfora “flor de los huesos” en el fragmento 6), por una poderosa atracción hacia la plenitud del vacío y su infinitud, por un movimiento rítmico de vaivén, de partida y regreso, por el dolor, humanamente, inevitablemente: “...também os meus olhos/partem tristes”. Por la intensidad emotiva y serena de quien -siguiendo la cosmovisión dinámica de Ibn ‘Arabi y los maestros taoístas, que afirman que el proceso de creación es un perpetuo y constante flujo- piensa que “todo son comienzos”, de quien, al final del viaje, no sabe si el cuerpo acaba o recomienza”, como nos dice en un lúcido y hermoso fragmento 120: “(...) Ven a ver el mar/en el rostro de nuestra hija,/en este bello paisaje/que nunca más acaba, nunca más/nos cansamos ni descansamos. Ven/a sentarte conmigo/en este banco de piedra en lo alto/del acantilado/donde no sé/si el cuerpo acaba/o recomienza.”.
He hablado de algunas influencias. Pero toda la poesía de Brito está llena de referencias, citas, parodias y transfiguraciones de la tradición poética, no sólo de la tradición portuguesa y galaico-portuguesa, sino de toda la tradición, con una presencia especial de la tradición oriental.
“Canto es existencia”, leemos en uno de los Sonetos a Orfeo. Poesía como experiencia, poesía de la existencia y filosofía de la existencia se funden en la poesía de Casimiro de Brito y en esta poesía final que es el Livro das Quedas.
( Poesía del autor, además de los libros citados: Telegramas, 1959; Canto Adolescente, 1961; Jardins de Guerra, 1966; Vietname, em Nome da Liberdade, 1967 (secuestrado por la censura); Mesa do Amor, 1970; Negação da Morte, 1974; Corpo Sitiado, 1976; Zen, Zénites, 1979; Labyrinthus, 1981; Regresso à Fonte, 1985; Nem Senhor nem Servo, 1986; Duas Águas, Um Rio –en colaboración con Antonio Ramos Rosa- , 1989; Subitamente o Silêncio, 1991; Onde o mar acaba, 1991; Intensidades, 1995. Pouco de Pouco, 1999; Arenga, 2000 (en colaboración con Ildásio Tavares); Arte Pobre, 2000).
CASIMIRO DE BRITO (Loulé, Portugal, 1938) es autor de poesía, novela, narración corta, ensayo, aforismos, traductor de haikus....Ha vivido en Londres y Alemania. Desde 1971 reside en Lisboa. Ha dirigido algunas revistas literarias, como Cuadernos do Meio-Dia y Loreto 13. Fue Presidente de la Asociación Europea para la promoción de la poesía y en la actualidad preside el PEN Club portugués, coordina y participa en distintos actos culturales y encuentros internacionales de poesía. Sus obras están recogidas en más de cien antologías y han sido traducidas a catorce idiomas.
A principios de los sesenta, formó parte del movimiento Poesia 61. Su primer libro es de 1957, Poemas da Solidão Imperfeita (Poemas de la Soledad Imperfecta). Desde entonces ha publicado más de treinta volúmenes. En 1985 aparece Ode & Ceia ( Oda & Cena), Premio Internacional Versilia, de Viareggio (Italia), antología en la que el autor reunió textos de sus primeras diez obras. Sin olvidar el momento histórico y político en el que fueron escritos, en estos primeros libros el tono es de resistencia combativa, de urgencia histórica, un grito que canta la “presença do homen” (título de uno de los poemas de Mesa do Amor, 1970) el sufrimiento, la libertad amordazada, y, siempre, el amor y su estrecha relación con la muerte, temas estos últimos en los que la influencia y el recuerdo de Rilke son claros. Sus obsesiones poéticas irán puliéndose a lo largo de los años que cubre Ode & Ceia hasta hoy, como se comprueba en la lectura de O Amor, a Morte e outros Vícios (1999), segunda antología de C. de Brito, en la que se recogen cuarenta años de labor poética: lo que busca, nos dice, es escuchar las voces que corren por las venas del tiempo, “oír en cada sonido la vasta polifonía, la respiración del animal universal; captar en cada cosa o partícula de ella el todo (el mundo) en mudanza que en ella está contenido. Lo que busco es lo imposible...”. Es de destacar que, en el panorama de la poesía portuguesa contemporánea, C. de Brito representa el encuentro y asimilación de un hondo conocimiento de la cultura clásica occidental con distintas filosofías y doctrinas orientales (los presocráticos, Sócrates, Platón, taoísmo, budismo Zen, la cábala, la tradición judeo-cristiana...). La lectura de Basho y otros haijin le animaron a publicar en 1963 una versión personal de haikús, los Poemas Orientales, y, fruto también de la lectura y meditación, durante muchos años, del Dao de Jing [o Tao Te King] de Lao Zi, es el recién publicado Na Via Do Mestre (En la Vía del Maestro), uno de sus libros más conseguidos. Desde esta línea de integración de distintas filosofías de Occidente y Oriente, el poema se convierte en el camino para llegar a la “memoria de la memoria”, para emprender el regreso a las fuentes primigenias (Regresso à Fonte, es el título de un poemario de 1985), el regreso a las raíces (“El retorno a las raíces/es paz”, nos dice Lao Zi en el Tao, “es saber lo que perdura”), para escuchar las señales de ese “animal universal” que es el mundo y “extraer algunas imágenes originales de mi voz”13. A través del Zen –para Basho, el haikú era una ascesis a lo Zen- y a partir de un desprendimiento progresivo (“Fui un hombre enfermo./Un enano cargado de objetos./Un animal corrompido por el humo de las ciudades...”), del silencio, del vacío, Brito encuentra su propia vía de liberación, camino que ilumina los aspectos esenciales de la vida, las razones del ser y estar en el mundo. Negação da Morte (1974), Na Via do Mestre (1999) y Livro das Quedas, representan tres etapas en la reflexión y profundización de sus constantes poéticas, o, lo que es lo mismo, del amor, la muerte y la vida, de “esa relación conflictiva y naturalmente contradictoria entre lo efímero y lo eterno”14.
Hablemos, para cerrar este comentario, del libro al que pertenecen los textos que aquí presentamos. Traducidos a varios idiomas, ya se han publicado en distintas revistas algunos “fragmentos” (como el autor llama a cada uno de los poemas de este libro, en la misma línea de quienes, como William Carlos Williams, Pound, o Valente, por citar sólo tres nombres, vieron la vida como si fuera un resto, un fragmento, y escribieron “poesía última”). Según Casimiro de Brito, éste será su último libro de poesía: Livro das Quedas (Libro de las caídas).. Desde 1996, ha escrito 252 fragmentos y cada fragmento podrá ser el último, la “última caída” de una vida constituida por caídas innúmeras, y, por tanto, deberá contener lo esencial de cuanto el poeta tiene que decir –aunque él sepa que esto es prácticamente imposible- y, al mismo tiempo, cada uno de ellos será desarrollado y progresará en los fragmentos siguientes, tal como en una vida cada acto (o azar) es efecto y causa de lo que ha sido y será. El camino es la huella, y cada huella puede ser la última. De ahí que la obra, aun cuando pueda no tener principio ni fin, se abre y se cierra con cada poema o fragmento. Es, pues, compedio y resumen de toda una vida. Brito canta los grandes temas del hombre pero aproximándose, en la medida de lo posible, a lo cotidiano, al instante presente, porque la vida es sólo este momento que pasa, resumen (en la vida y en el poema) de todos los momentos vividos. Todo el libro está atravesado por la conciencia de la cercanía de la muerte transformada –iluminada- en un arte del bien morir, por la idea de una colonización lenta y subrepticia del peso de la existencia en lo que de materia tiene el hombre, por una poderosa atracción hacia la plenitud del vacío y su infinitud, por un movimiento rítmico de partida y regreso, por el dolor, humanamente, por la intensidad emotiva y al mismo tiempo serena de quien piensa –siguiendo la cosmovisión dinámica de Ibn Arabi y los maestros taoístas- que todo son comienzos, y no sabe, al final del viaje, “si el cuerpo acaba o recomienza”.
He hablado de algunas influencias. Pero toda la poesía de Brito está llena de referencias, citas, parodias y transfiguraciones de la tradición poética, no sólo de la tradición portuguesa y galaico-portuguesa, sino de toda la tradición, con una presencia especial de la tradición oriental.
“Canto es existencia”, leemos en uno de los Sonetos a Orfeo. Poesía como experiencia, poesía de la existencia y filosofía de la existencia se funden en la poesía de Casimiro de Brito y en esta poesía final que es el Livro das Quedas.
( Poesía del autor, además de los libros citados: Telegramas, 1959; Canto Adolescente, 1961; Jardins de Guerra, 1966; Vietname, em Nome da Liberdade, 1967 (secuestrado por la censura); Mesa do Amor, 1970; Negação da Morte, 1974; Corpo Sitiado, 1976; Zen, Zénites, 1979; Labyrinthus, 1981; Regresso à Fonte, 1985; Nem Senhor nem Servo, 1986; Duas Águas, Um Rio –en colaboración con Antonio Ramos Rosa- , 1989; Subitamente o Silêncio, 1991; Onde o mar acaba, 1991; Intensidades, 1995. Pouco de Pouco, 1999; Arenga, 2000 (en colaboración con Ildásio Tavares); Arte Pobre, 2000).
1 Cruz, Gastão: “Trinta e cinco anos de poesia (1960-1995)” en Poemas reunidos. Lisboa, 1999.
2 Juarroz, Roberto: Poesía y Realidad. Valencia, 1992
3 Casimiro de Brito: Textos sobre poesía. Inéditos.
4 Ramos Rosa, António: Incisões Oblíquas. Lisboa, 1987.
5 Correspondencia con quien escribe estas notas.
6 C. de Brito: Textos sobre Poesía. Inéditos.
7 Vanda Freire, Entrevista. Lisboa, 30. 1. 1998
8 Cuya edición bilingüe (Ediciones espiral Maior, A Coruña) está a punto de salir.
9 Maria Teresa Horta: Entrevista con el autor. 1997
10 Helena Barbas , Expresso. Lisboa, 21.6.1997
11 Barrento, João: “Um rio de muitos braços. Caminhos da poesia portuguesa de hoje”. Hablar/Falar de Poesia. Nº 2
12 Correspondencia con el autor.
13 Casimiro de Brito: Textos sobre poesía. Inéditos.
14 C. de Brito: Textos sobre Poesía. Inéditos.
De Poemas da Solidão Imperfeita
1957
Noite por ti despida
Adulta é a noite onde cresce
o teu corpo azul. A claridade
que me dás em troca dos meus ombros
cansados. Reflexos coloridos. Amei
o amor. Amei-te meu amor sobre ervas
orvalhadas. Não eras tu porém
o fim dessa estrada sem fim.
Canto apenas (enquanto os álamos
amadurecem) a transparência, o caminho.
A noite por ti despida. Lume e perfume
do sol. Íntimo rumor do mundo.
Noche por ti desnudada
Adulta es la noche donde crece
tu cuerpo azul. La claridad
que me das a cambio de mis hombros
cansados. Reflejos coloridos. Amé
el amor. Te amé mi amor sobre hierbas
escarchadas. No eras tú sin embargo
el fin de esa calle sin fin.
Canto sólo (mientras los álamos
maduran) la transparencia, el camino.
La noche desnudada por ti. Lumbre y perfume
del sol. Íntimo rumor del mundo.
De Canto Matinal
1962
Fragmento nono
Como são belos os teus seios! Foram feitos
à medida das minhas mãos. Pousa-os
na minha boca e conta-me
a tua história. Não tens
história? Não tens noite nem vazio nem praia
branca? Fala-me então
do sol, da migração dos pássaros, da mansidão
das estrelas — fala-me de ti antes de possuíres
um nome, uma história. Sim
em qualquer parte
lançaremos os nossos corpos na relva; alfaias
efémeras; armas exíguas
ardidas na guerra. Como são belos
os teus seios! Trémulas
palavras. Deixa que neles eu me queime como quem
se deita num rio. Sinto
a terra mover-se. Iluminas
as águas e as estrelas. O percurso
é longo. O silêncio montanhoso. Debruço-me
na tua solidão.
Fragmento nono
¡Qué hermosos son tus senos! Fueron hechos
a medida de mis manos. Ponlos
en mi boca y cuéntame
tu historia. ¿No tienes
historia? ¿No tienes noche ni vacío ni playa
blanca? Háblame entonces
del sol, de la migración de los pájaros, de la mansedumbre
de las estrellas -háblame de ti antes de que tuvieras
un nombre, una historia. Sí,
en cualquier parte
lanzaremos nuestros cuerpos a la hierba; alhajas
efímeras; armas exiguas
ardidas en la guerra. ¡Qué bellos son
tus senos! Trémulas
palabras. Deja que en ellas yo me queme como quien
se acuesta en un río. Siento
la tierra moverse. Iluminas
las aguas y las estrellas. El trayecto
es largo. El silencio montañoso. Me inclino
sobre tu soledad.
De Mesa de Amor
1970
Casa do Amor
Sobre ruinas levantamos
a casa do amor
Separados pela guerra levantamos
a casa do amor
Cobertos de musgo e medo levantamos
a casa do amor
Dobrados pela doença levantamos
a casa do amor
Nem a morte
Nada nos perpetua
nada
nem a morte
Só o ritmo de nossos corpos
acaso
permanece
Casa del Amor
Sobre ruinas levantamos
la casa del amor
Separados por la guerra levantamos
la casa del amor
Cubiertos de musgo y miedo levantamos
la casa del amor
Doblados por el dolor levantamos
la casa del amor
Ni la Muerte
Nada nos perpetúa
nada
ni la muerte
Sólo el ritmo de nuestros cuerpos
acaso
permanece
De Regresso à Fonte
1985
De Regreso a la Fuente
4
Um vaso és um vaso e vacilo
enquanto as tuas mãos a tua boca alimentam
o fogo a tua língua nas bocas do meu corpo
enquanto escrevo e as tuas narinas
fremem e vacilo e respiro
o teu perfume e lavas o pó que me cobre o nojo
das cidades e o teu rosto
se movimenta na minha cintura enquanto
as águas
se dissolvem no meu crânio e unhas se cravam
nos ombros unhas de luz leite espáduas aéreas
enquanto escrevo enquanto escavo
na tua morte e és um lago
onde não tenho medo um animal
que se deixa beber mastigar e me bebe e me devora
e por isso te amo como se ama a água
e o vaso e a terracotta
que contém a água.
4
Un vaso es un vaso y vacilo
mientras tus manos y tu boca alimentan
el fuego tu lengua en las bocas de mi cuerpo
mientras escribo y las aletas de tu nariz
tiemblan y vacilo y respiro
y tu perfume y lavas el polvo que me cubre el asco
de las ciudades y tu rostro se mueve en mi cintura mientras
las aguas
se disuelven en mi cráneo y uñas se clavan
en los hombros uñas de luz leche espaldas aéreas
mientras escribo mientras excavo
en tu muerte y es un lago
donde no tengo miedo un animal
que se deja beber masticar y me bebe y me devora
y por eso te amo como se ama el agua
y el vaso y la terracota
que contienen el agua.
6
Quando amo uma mulher é como
se amasse todas as matérias
do mundo uma só boca onde pouso
a língua uma só fenda que me leve
por montes e vales neve incandescência
aos rios silenciosos
que nascem do fundo.
6
Cuando amo a una mujer es como
si amase todas las materias
del mundo una sola boca donde reposo
la lengua una sola grieta que me lleve
por montes y valles nieve incandescencia
a los ríos silenciosos
que nacen de lo hondo.
12 Branco é o som do teu sono tão branco
como se fosse azul e mordesse
a minha tranquila ascensão para a morte.
Brancas sílabas de cio sede incessante
do corpo arma secreta em que teço
as bocas do exílio. Brancos animais
de língua lenta a luz que bebo
em teus sentidos adormecidos obsessivos
como quem navega um rio de pedra. Branca
e limpa respiração se ouço melhor
nas tuas águas que se movem no mais fundo
do mármore em que cego de tanta luz.
12
Blanco es el sonido de tu sueño tan blanco
como si fuese azul y mordiese
mi tranquila ascensión hacia la muerte.
Blancas sílabas de celo sed incesante
del cuerpo arma secreta en que tejo
las bocas del exilio. Blancos animales
de lengua lenta la luz que bebo
en tus sentidos adormecidos obsesivos
como quien navega un río de piedra. Blanca
y limpia respiración si oigo mejor
en tus aguas que se mueven en lo más hondo
del mármol en que me ciego de tanta luz.
14
Quantas vezes caminhei pela praia
à espera que viesses. Luas
inteiras. Praias de cinza invadidas
pelo vento. Quantas estações quantas noites
indormidas. Embranqueceram-me
os cabelos. E só hoje
quando exausto me deitei em mim
reparei
que sempre estiveste a meu lado. Na cal frágil
dos meus ossos. Nas hastes do mar
infiltradas no sangue. Na película
dos meus olhos quase cegos.
14
Cuántas veces caminé por la playa
esperando que vinieras. Lunas
enteras. Playas de ceniza invadidas
por el viento. Cuántas estaciones cuántas noches
no dormidas. Blanquearon
mis cabellos. Y sólo hoy
cuando exhausto me acosté en mí
me di cuenta
de que siempre estuviste a mi lado. En la cal frágil
de mis huesos. En los tallos del mar
infiltrados en la sangre. En la película
de mis ojos casi ciegos.
De Duas Águas, Um Rio
De Dos Aguas, un Río
1989
Do amor escrevo
Talvez as mulheres
Sejam iguais: húmidas
E pobres como a terra
Talvez elas sejam
A sombra doce do mesmo vaso
Onde o tempo se acolhe
Talvez nas mulheres
Eu possa tomar a forma
Da água que me falta
Mas numa só delas saciei
A pedra melancólica e fiquei
Mais sedento ainda.
Del amor escribo
Tal vez las mujeres
sean iguales: húmedas
y pobres como la tierra
Tal vez ellas sean
la sombra dulce del mismo vaso
donde el tiempo se acoge
Tal vez en las mujeres
pueda tomar la forma
del agua que me falta
Pero sólo en una sacié
la piedra melancólica y me quedé
aún más sediento.
As águas, em Madrid
Eu não sei se
Conheci a luz ou a sombra
Quando bebi nas águas
Sob a tua pele
Sei que ouvi um rumor
Antiquíssimo
Quando as águas cantaram
Na minha boca
Águas que regressam agora
Silenciosamente
Ao chão desta floresta
Cheia de música
Las Aguas, en Madrid
Yo no sé si
conocí la luz o la sombra
cuando bebí en las aguas
bajo tu piel
Sé que oí un rumor
antiquísimo
cuando las aguas cantaron
en mi boca
Aguas que regresan ahora
silenciosamente
a la tierra de este bosque
lleno de música.
2 Comentarios
Magnífico artículo que, en realidad, es un magnífico estudio.
ResponderEliminarMuy bien, una gran contribución y una oportunidad para conocer la personalidad y una pequeña parte de la obra de este brillante poeta portugués.
ResponderEliminar¡Agradecido!