UN POEMA LENTO Y OTROS NÚMEROS, por Beatriz Pérez

Beatriz Pérez Sánchez (Barcelona, 1974) colabora con esta revista desde octubre de 2007. Es Licenciada en Pedagogía y Diplomada en Educación Social por la Universidad de Barcelona. Combina su labor profesional en Servicios Sociales con la creación y la formación en técnicas como la danza contemporánea, las artes escénicas o la poesía. En 2009 fue finalista del Premio de Poesía Concursalia “Luis Cernuda” de Barcelona.














MUESTRA POÉTICA 
UN POEMA LENTO Y OTROS NÚMEROS

Un poema lento                                
                                         To R, I cared…

Este es un poema lento,
frenado, pero sólido.
Su materia es de aire,
de fuegos artificiales
de tiempo indeterminado
y de un largo silencio.

Me he encontrado una cicatriz.
No fue curada en un palacio modernista.
Sangra menos, la herida,
apenas el espacio entre la verdad y el pasado.

Y entonces,
Entonces tú:
Fotos con niños.
¿Amelia?
Caras repletas de sonrisas,
instantes de tu historia encapsulados en tu tiempo.
Un tumulto de palabras,
una tromba de emociones sin compás.

Y, entonces,    
entonces, yo:
Todavía me visitan los monstruos por las noches…

Tiras pacientemente
y un masivo cielo repleto de estrellas no puede evitar que te siga.

Así empezó la historia, aquella historia.


Poema Nº2

Es una noche muy sola.
Rumor de una brisa fresca, alta, alta,
allí adonde los gigantes buscaban tu perfil.

Voy a creer en ti.
Un acto muy noble,
un brillo preciso.
¿Puede que no?

Sí.

No leí los símbolos,
las señales. 
¿Acaso tenía que interpretarlos?
No tenía que ver con mi mundo,
aquí donde creaba jardines de un rincón.

Siempre, siempre…

No podía imaginar que tu interior estaba repleto de heces.


Poema nº 3

Me gustaría publicarte.
Me gustaría hacerte crecer:
Árbol de invierno.

Aún es pronto.
Cuando algo muere, algo ganas.


Poema nº 4                                        

Mi mundo cambió con tu llegada:
New arrival, new born.

Rizos de felicidad,
curvados,
regalaban sonrisas sin precio
y un  techo alto de elefantitos que mirar
prolongarían tus días.

Cunas juntas, en línea.
El terror bañado de inocencia.
Esperanzas desperdigadas.

Dame la mano, lazo de amor.
Un cielo estrellado para ti:
luz y sueños por descubrir.

Poema nº 5

¿Cuándo empezó el retroceso?
¿Durante mi ascenso al cielo?

Siempre hay un momento exacto,
un punto de inflexión cuando la realidad toca fondo.
Ni un segundo antes, ni otro después.
Pasa en ese precioso instante.
Pasa ahí y nada más.

¿A quién se le ocurre decir las palabras mayores en puro impulso?

Guárdalo todo.
Puede que lo necesites para bajar a las tinieblas.

Poema nº 6

Es como estar en medio de un juicio
y querer salir corriendo
porque te has dado cuenta de  que dejaste tu sombrero de verano blanco
en el banco de la puerta de entrada.

Juzgado de Instrucción no 46, sala 305.
¿Se trataba de las sala 303?
La barbarie contra una pulga.
Así es la vida, una precaria putada.


Poema nº 7
                                               To F, my son.

Llegaste con el viento cortante:
52º C.
Aroma del desierto,
entre los olivos de Volubilis
y los montes secos con pastores antiguos.

¿Qué sonaba por los minaretes?
¿Acaso fue tu llanto?
No, no era el tuyo.
Tú siempre tuviste la sonrisa colocada,
los ojos despiertos y el alma perfectamente corregida desde aquel vientre.

Entiendo que hubo alguien más que te tendía un lazo durante la espera.
¿Leila? ¿Dónde estará ahora?
También antes te lo tendieron.
Se sabe, eso se sabe.

Una pelota enorme de feliz llegada.
Contigo.
“Seremos muy felices”
mientras olía tu piel.

Contigo, el mundo sigue a pesar del polvo.
Contigo, un futuro de astros guiará nuestro rumbo.

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