LA VOZ POÉTICA DE ANA ROMANO

Ana Romano nació el 1 de febrero de 1944 en la capital de la provincia de Córdoba, la Argentina y reside desde la infancia en la ciudad de Buenos Aires. Además de obtener varios premios y menciones e integrar antologías, desde hace seis años se difunde su quehacer tanto en revistas de soporte papel como electrónicas y en numerosos blogs. Poemas suyos han sido traducidos al portugués, italiano, francés, húngaro y catalán. Es profesora de Francés. Tradujo a dicho idioma el volumen “Breve Anthologie” de Luis Raúl Calvo (Ediciones L’Harmattan, París, Francia, 2012), el poemario “Behering y Otros Poemas” de Luis Benitez  y textos del libro “Tomavistas” de Rolando Revagliatti  (difundidos en la Red).  Poemarios publicados: “De los insolentes  fantasmas” (Ediciones Vela al Viento, 2010) y “Expiación del Antifaz” (Ediciones  La Luna Que, 2014).

Mail de contacto de Ana Romano: romano.ana2010@gmail.com




LA VOZ POÉTICA DE ANA ROMANO

Carisma
Las manos
con algo
de un hálito
de la sabiduría
se posan
La chalina flamea
en el cuello decorado
El instante
es acompañado por los gestos
Las cuentas
husmean los dedos
La utopía
es engalanada por las plegarias
El canto hierático
auxilia
La sanación
irradia la abadía
Barnizada
se desploma
ante la vestidura.


Cercenamiento

En antesala
la metamorfosis


y presagia


La cortina insensata
es rasgada
cuando se la retiene
al mandato.


Corolario


Recuerdos
y su tráfico
tóxico
en la mente
y esto
en aguas bizarras

Bosteza
y cierra la mochila
¿Decidido?
salta
a ese vacío.


Cuadrícula

Transgresión
es esa palabra
en su labia
    interceptada   
es esa mirada en su ceguera
Transgresión
es ese silencio que quebranta la soberbia
es ese rincón barnizado de adulterio
Muda
en tinieblas
la T
esa
se empecina
se expande
explota
Sueña
con ser descubierta
Juega
escondida
con el lector.


Culata

Degrada

Vagabundos

El golpe
certero. 


Demencia

Alarido
que amputa
el secreto
Y en la tersura
llaga
¿Qué otra cosa que el semblante
la mueca
agrieta?
El murmullo
acrecienta
las pulsaciones
¿Y quién
-confisca-
los espasmos?
La sábana
invisibiliza
el bisturí.


Desconcierto

Atónita
la sangre derramada
Las súplicas
extravío
y el esfuerzo
mezquino
Ante el hombre dormido
sacudo la anestesia.


Disparo

Fantasmas
desentrañan
la noticia
Bloquea:
el papel
Es la espera
la que
desarticula
Y enmudece
Huye
la respiración
Agusanan
esos
pensamientos
Rodando el carretel
las hebras
se pulverizan.



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