Arte en voz desde Venezuela: Ender Rodríguez


Ender Rodríguez (San Cristóbal - Venezuela. 1972) Escritor y artista multidisciplinario. Licenciado en Educación Integral. Ha publicado: Cantos del origen (2001, CONAC); El sofá de Beatrice (2006, CENAL); Primavera cero (IPASME, 2007); Creactivo I (BARIQUÍA , 2007); Rabo de Pez Nuevos idiomas en la creación formato e-book (FEUNET, 2014), Entrecruzamientos (EAE Editorial Académica Española, 2015), Ex sesos y asa res Borrones para textos no tan perversos (CENAL, 2016), El Blues de la Parca cuentos grotescos (AMAZON, 2017) y Creactivo II (AMAZON, 2017) entre otros publicados en internet, y en físico como coautor. http://enderodrigueznomeempoeme.blogspot.com/



POEMAS DE ENDER RODRÍGUEZ



CARTA A MY SWEET JOHANNA
“Si me quieres querer
quiéreme ahora”
Joaquín Sabina
Escuché de nuevo tu canción
no te mueras si te olvido
y me puse raro y ½ pletórico
mascando agrio tu seudónimo
“Mrs. Cherry”

En ocasiones yo amanecía en crisis de pánico
alucinando con amores tétricos
o en pesadillas cursis con ancianas
y pensé en ti
como cuando entonabas:
remenber me my rotten heart don’t dream anymore

Recordé que tu numerología
me era fiel
y nada surreal

Mi madre adoraba tu selfimanía y esa extraña ilusión
que tenías con perversos principitos

No era yo un polígamo sin sal
ni un millennials
tampoco un saco roto de los 70
Odiseas atrás y 7 matrimonios después
no quise saber del subconsciente despecho
para un tango de divorcio contigo

Pestañeaste mi alma de alquitrán
my sweet Johanna
y ronroneabas tanta melancolía

Fui un muy mal sujeto
lo reconozco
tetera de juguete en mano

Me costaba el amor en tiempos de hambre y cólera

Eras mejor que yo
algo dramática
atractiva
y boxeabas sin pudor
desde la rehabilitación

Solías además ser tierna como un colibrí
y densa como una supernova

Yo en cambio me aprisionaba en mi caracol de arrabal

Las violencias de Papá
eran mi jarabe para la tos
mientras Mamá deliraba en su mazmorra azul

¿Crees que no sangro veneno si me pinchas con un dedo?

Cómo no saber Johanna que éramos
unas decrépitas ojivas sexuales
hasta que dinosaurio
se volvió nuestro hogar con alzheimer

Diría Žižek que es precario el amor cuando es sólo de dos
¿Será un gánster erótico Žižek o solo anda enojado con Lady Gaga?

Tu madre decía que yo era un cruce
entre un tenedor y un cuchillo
tu padre me comparaba con un perro duende

Tu abuela era del extranjero y desconfiaba de mí
porque conoció ese edificio abandonado
donde viví con mi madre
cuando éramos holgazanes
y nos pretendíamos felices.
El letrero con letras verdes del portal del edificio
tenía como frase:
“Tus nalgas rusas quieren asesinarme”

Antes de nuestro diluvio nupcial
tú no eras una Julieta con depresión
ni yo era un judío proxeneta
con corona de espinas de mariguana

Te lo dije muy bien Johanna
mi amor era una jauría de gladiolas sin color

¿Sabes que dejé de ponerme matemático para el coito?

Hasta olvidé mis obsesiones con las orugas, el arroz y la tele

Rememoro como ayer tu belleza
cuando me cantabas en cueros
negué seu amor diga que voce ya no me esqueceu
y yo regaba líquida toda mi calavera dentro de tí
declamándote
eu mostro a boca molhada, ainda marcada, pelos beijos seus

La vida suele ser así
como cuando también te susurran
I feel a million miles away, still you connect me in your way

Al separarnos dijiste
los muertos no sueñan
y tú eres el cadáver blanco que no soñé
luego besaste mi frente
escribiéndome
“bitch”
con tu sangre

Homo erecto y zopenco
enfermé
y escribí este poema



IRME
A Jorge Posada

Pensaba en cómo moriré
quizás dentro de un denso orgasmo
en una pirámide con rayos láser o en Hawai

Sobre un pez globo sería fatal

Entrando solemne al retrete o a un Luna Park podría ser
pero sería de espanto
ir a bailar bajo una iglesia con termitas

Ojalá fuese soñando no más con opio y patitos de hule

Imagino morir como un animal enjaulado
o como un limonero picante en una jungla
de repente dentro de la bíblica ballena de Jonás
pero ahogado en su baba de cerveza

De hecho moriría latente y con ropa
dando un beso negro
a una desconocida poeta

O tal vez sólo fallecería
invisible en el cuervo rojo
de una madrastra infiel
jugando al escondido

Sólo así harto de gozo
cruzaría el charco sin luz
donde los puertos sagrados
son una loca torre de babel

Así y sólo así me iría
a ese lugar tan divertido



PARANOIA
A Miguel Marcotrigiano


Es un infierno blanco este país donde están de cabeza hasta las pezuñas del alma.
La vida es un circo y las patatas mecánicas el payaso en expansión.
Las piscinas se llenan a mediodía con flores podridas de neón aparentando rutina. Es una marioneta de arrendajos sin ganas de existir en cuatro planos abstractos, el cuerpo ribonucleico de mi amada.
La madre de las orugas vive en el corazón hueco de mi padre junto a su pistola Yerca 74.
Este techo esta cama de hogar, son mi esqueleto donde poso el sostén de dos espíritus.
Mis roídos zapatos son las uñas que no tengo.
Las huidas de mi hermano me salvaron las costillas la sangre pastosa que Jesucristo no trago ni pudo disolver en formol para poner sus cruces en venta.
Esta concha de país vive como un semáforo rosa como una fiesta de calaveras y dinero prestado.
Los árboles vomitan oro cochano por sus afilados genitales.
Son los oleoductos el estiércol de una patética industria de barbies eléctricamente inmunes.
Las calles y las abuelas cuajan de arroz la madrugada y postean un carnero degollado en el Cyberspace de la Santa Rosalía.
Las fruterías son saqueadas por monos iletrados con esmoquin.
Los automóviles se cambian por pistolas blandas y ya no usan gasolina de cremallera del tipo Gold Star.
Son experimentadas actrices las revendedoras de juicios perdidos en las hogueras del senado.
Se desnudan las personas en las fechas patrias y cantan fúnebres en los columpios.
Todos nos vamos de jeta contra todo, de una sola vez.
Ya ni el hambre traficamos.
Olemos eructos de mariposa para drogarnos en grupo físico, de uno en uno, y en orden ascendente.
Son invadidos mentalmente por extraterrestres los videojuegos y la televisión a través de seres humanoides en línea.
No hay en Marte los interestelares servicios públicos que en Júpiter.
Las gentes hacen el amor como los babos y las babosas.
Las ciudades entran en cólera y el coito se propaga desde las iglesias hacia abajo.
Los vertederos proyectan ilusiones ópticas y multidimensionales.
Los peluches de los niños araña son inyectados con LSD para psicóticos felices.
Es ardua la labor de los brujos en las estanterías de baratijas cerebrales.
Agua, luz y frijoles dependen sólo del azar y la mala intuición.
Parecen vacas locas los funcionarios los que ponen a funcionar las horribles rocolas de petróleo.
Los asideros del poeta político incendiado es una declaración para incrédulos.
Es una paranoia la vida y una nación de perros románticos y dioses policía.
En definitiva, es un infierno blanco este atolondrado país con sex appeal.



NOTAS
A Carmen Verde Arocha

Al principio
no fue el verbo
sino la paranoia



No soy en la tribu
no padezco el clan



Juego a la mar
con un revolver
aunque no leviten peces
las balas



Una mujer sabe cuándo ser triangulo
cuándo punto infinito



El quejido del orgasmo
suena de revés
como un blues



Tu madre se fue a tus seis
mi padre no sé adónde
se ha extraviado
en qué rojo laberinto



Los huesos de las musas
a veces
no tienen son



De la eternidad vengo airoso
con piedras y arrugas
del inicio de la nada



Entro sutil al sexo
como a la morfina o la muerte
y abro sus piernas
de libido amor



Olía abuelo a tizne de miel de alacrán
y murió bajo un árbol mientras madre navegaba
un huérfano tapir



Lento me le atravieso al olvido
torpe me acentúo
cuántico no
quedo habitando en cero
la hoz
de un carnero
en el gran ritual del absurdo



Estoy tan sólo
que hasta los demonios
me han abandonado
al igual que le pasó
al sujeto de la cruz



Mi madre era una santa
yo la calavera tuerta
en la gruta luz
donde los cielos ya no salvan
ni el pellejo



Soy un bufón del poetariado
y hasta las vocales se burlan de mí



Mis hermanos y yo
jugábamos tras las calaveras del infinito
éramos locos y nos amábamos
como reptiles sin tiempo en el espacio



LA COLA DEL PAN
A Alberto Hernández


Los caballos del hambre danzan entre huesos
volteando sus ojos huecos como roscas

Los niños del hambre tragan aire innombrable
y ríen interminables como secos ventrílocuos

Las hormigas del estómago duermen a mediodía
la falta de pan y sangre

La madre agujereada de siglos se persigna
y olfatea la angustia como un sabueso

Los pelos de la fruta son tan jugosos como almizcle nuevo
y la cola se agrieta mientras cae tras un millar de cuervos

La cola del pan está ebria de tanta soledad incolora
se decapita y crece hasta un infinito abierto y ciego

Un niño aguijona el amanecer soñando hermosas calaveras
de un festín de llenuras
abre su boca como un alacrán y el alma se cuaja de revés

La cola del pan es amarga como un agujero exaltado de maldiciones

La abuela azul amasa verrugas en la cola de un venado y se lamenta como la nieve

La cola del pan bosteza hilos de vinagre en flor
la muerte deja de reír



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