Ted Hughes y sus Birthday Letters a Sylvia Plath. Beatriz Pérez Sanchez.

Nuevamente volvemos a incorporar la voz en los textos de divulgación del conocimiento literario y poético. Ello ha sido posible gracias a:


Cesc Fortuny (grabación y mezcla de sonido)
Marian Raméntol (Voz en castellano)
Beatriz Pérez (Texto y voz en inglés)

Agradecimiento especial a Pratish Sharma por el soporte para la grabación de las lecturas en inglés.

Beatriz Pérez Sánchez nace en Barcelona en 1974. Es Licenciada en Pedagogía y Diplomada en Educación Social por la Universidad de Barcelona. Combina su labor profesional en Servicios Sociales con la formación personal en diversos ámbitos artísticos como la técnica en danza contemporánea, las artes escénicas, la poesía, etc. Fue finalista del Premio de Poesía Concursalia “Luis Cernuda” de Barcelona 2009. Desde octubre de 2007 tiene una sección en la Revista digital La Náusea con ensayos sobre “Sylvia Plath”, “Movimiento, cuerpo y creación” o su propia obra poética. Fue miembro del grupo poético Laie de marzo de 2007 a septiembre de 2008, con publicaciones en la Revista interna del grupo. Ha participado en las muestras escénicas y de movimiento “Muerte” “Sueños” y “16 horas felices” organizadas por la Asociación Bipol· art de Barcelona desde 2007.







Introducción:

A continuación presento un breve trabajo sobre el poeta Ted Hughes a partir Birthday Letters, libro que el autor sacó a la luz meses antes de su muerte y en el que muestra un intenso diálogo con la que fue su mujer, la poetisa norteamericana Sylvia Plath. Fue una obra que parece que elaboró a intervalos de tiempo durante más de veinticinco años tras el suicidio de Plath en 1963. En estas poesías se muestra la única versión de su vida en común con Sylvia Plath. Aún tras haber recibido grandes acusaciones por parte de los seguidores de la poetisa y, sobre todo, desde los ambientes feministas radicales que lo culpabilizaban del suicidio de ésta, Hughes decidió mantener un estricto silencio al respecto. Escribió lo siguiente a Anne Stevenson, autora de la única biografía de Plath con la colaboración de Hughes.
«Sé que mi silencio parece confirmar toda acusación y fantasía, pero lo prefiero, en suma, a dejarme arrastrar hasta la arena, a que me pinchen y me aguijoneen hasta que vomite cada detalle de mi vida con Sylvia, por puro entretenimiento de los estudiantes y profesores de Literatura».
Birthday Letters ganó el Premio Forward de poesía en 1998.
Ted Hughes
Ted Hughes nació el 17 de agosto de 1930 en Mytholmroyd, en el Valle de Calder. Este lugar de paisajes severos en el condado de Yorkshire, Inglaterra, es donde pasó su primera infancia y donde su padre le inició en la caza y la pesca. Este ambiente de su niñez tuvo una influencia importante en la obra poética de Ted Hughes, en cuya simbología aparecen los animales frecuentemente. También la experiencia de su padre en la Primera Guerra Mundial con sus relatos sobre las trincheras o la brutalidad marcarán su carácter y su estilo literario. A los 11 años ya escribía poesía.
Ingresó en el Pembroke College de Cambridge en 1951 para aprender sobre literatura y escritura, pero más tarde se cambió a los estudios de Arqueología y Antropología al observar que su primera elección en vez de ayudarle, le aplastaba la creatividad. Llegó a comentar que la música de Beethoven le sirvió de terapia frente a las mayoritarias lecturas folclóricas y de Yeats.
En febrero de 1956 conoce a Sylvia Plath en la fiesta de lanzamiento de la revista “St. Botholph’s Review” que creó con algunos amigos y con la pretensión de renovar el panorama de la lírica inglesa. Plath estaba en Cambridge con una beca Fullbright. Ambos tenían curiosidad por conocerse. En Birthday Letters dedica un poema al primer encuentro con la que sería su mujer meses más tarde.




Our magazine was merely an overture To the night and the party…
…The hall like the tilting deck of the Titanic: A silent film, with that blare over it . Suddenly – Lucas engineered it – suddenly you. First sight. First snapshot isolated Inalterable, stilled in the camera’s glare.
Taller than ever you were again…

Nuestra revista era meramente una inducción a la noche y la fiesta…
… El salón como la cubierta ladeada del Titanic: una película muda, con ruido superpuesto. De repente - Lucas lo preparó – de repente tú. Primera mirada. Primera instantánea aislada. Inalterable, congelada en el resplandor de la cámara. Más alta de lo que nunca volverías a ser.
(Extracto del poema St. Botolph’s)




Durante los años siguientes Ted Hughes comienza su ascenso en el reconocimiento de su obra a través de la obtención de premios y publicación de su obra. En 1957 se publica su primer libro The Hawk in the rain. En diciembre de 1959 regresan a Inglaterra, tras un periodo de trabajo académico y experiencias en colonias de artistas por Estados Unidos. En 1960 nace su hija Frieda y en agosto del mismo año se trasladan a vivir a una vieja rectoría en Devon. En enero de 1962 nace su segundo hijo, Nicholas. No obstante el matrimonio estaba en crisis y se separaron. Hughes había iniciado una relación con otra mujer Assia Wevill y se mudó a Londres. Meses después Plath y sus hijos también se mudaron a la misma ciudad. Plath se suicidó en febrero de 1963. Desde ese momento, Hugues se dedica a que todos los trabajos de ella no publicados viesen la luz. A partir de entonces, su obra queda eclipsada por la de Sylvia Plath.
A partir de 1963 apenas escribe poesía y se concentra en la literatura para niños, algo de crítica y revisiones para revistas. Recibe Le siguen publicaciones de sus obras infantiles, reproducciones en la cadena de radio BBC y trabajos de teatro, aumentando su interés por la mitología. Comienzan sus colaboraciones en dramaturgia, colaborando con Peter Brooks.
En 1969 Assia Wevill se suicida llevándose con ella a Shura, la hija de ambos. Compra Lumb Bank en Yorkshire, pero estuvo viviendo en Irlanda e Inglaterra sin residencia fija. Y ahora Lumb Bank es una propiedad de la Fundación Arvon, creada en 1970 por varios escritores, Hughes entre ellos, para apoyar a jóvenes poetas, novelistas y dramaturgos.
En Agosto de 1970 Ted Hughes se casó Carol Orchard, la hija de un granjero vecino. Pasará el resto de su vida con ella, en el Oeste de Inglaterra; intentando proteger a los hijos que tuvo con Sylvia Plath de los medios de comunicación. En la década de los 70 recibió todos los grandes premios de poesía que existían en Europa, excepto el Premio Nobel.
El 19 de Diciembre de 1984 Ted Hughes fue nombrado Poet Laureate de Gran Bretaña. Para muchos esto representó la muerte de Ted Hughes, convencidos de que no se podría esperar nada de un escritor que se dejó seducir por la Monarquía, y se compromete a estar al servicio de la realeza.
En los últimos años Hughes había vuelto de nuevo a la traducción y al teatro, esto ocurre como una ruptura deliberada para liberarse de tener que escribir verso original. Ted Hughes murió en Devon, Inglaterra, en octubre de 1998.

Hughes, su estilo e influencias en un contexto literario inglés
Ted Hughes significó una ruptura con el tradicionalismo poético inglés, de versos académicos-administrativos, como los nombra el crítico Al Álvarez, y temáticas cerradas. Al igual que varios poetas de la posguerra Hughes se siente fascinado por la violencia, por los relatos de fuerza, en particular en el mundo animal, y por la guerra, canta al heroísmo, la vida, la muerte. Algunas de sus obras fueron El halcón bajo la lluvia (1957), Lupercal (1960), Crow (1970), Selected poems (1957-67-1972). Truchas, lucios, nutrias, tordos, vencejos, y sobre todo el cuervo, son los animales que desentrañan, en una poesía violenta que cambia la concepción ordenada y modélica de los versos anglosajones.
Rescatando un trabajo anterior publicado en esta revista sobre Sylvia Plath y el contexto literario inglés de los años 50:
La poesía inglesa de los años cincuenta y sesenta interesa a un público restringido, más bien intelectual, que tiene que hacer un esfuerzo para descifrar su contenido. Los años cincuenta fueron monopolizados por la emergencia del Movimiento, un grupo de poetas producto de la expansión de la educación llevada a cabo por el gobierno laborista, que ayudó con becas a estudiantes con economías más bajas a entrar en las Universidades de Oxford o Cambridge. Su figura principal era Philip Larkin. El movimiento se caracterizaba por el rechazo de las influencias extranjeras en la poesía inglesa, su urbanidad, decoro y un uso restringido de emoción. En contraposición surgió el Grupo. El Grupo fue organizado por Philip Hosbsbaum y Edgard Lucie-Smith en 1952 y actuaba como un forum abierto. Los poetas leían sus trabajos y se organizaban talleres de escritura populares. Algunos poetas como Donald Davie, Charles Tomlinson y Tom Gunn mostraban gran interés por la poesía norteamericana. Para ellos esta poesía parecía mucho más en contacto con el ritmo violento de la vida contemporánea que la poesía urbana del Movimiento. Algunos de estos poetas incluso emigraron a Estados Unidos. Ted Hughes, como Geoffrey Hill, creían que la posguerra europea demandaba una poesía vigorosa lejos de lo que ofrecía el Movimiento. Al éste se le reprochaba la falta de fuerza y originalidad.
Hughes tiene varias influencias. A partir de los poemas de D.H. Lawrence, Robert Graves y Edward Thomas, desarrolló un gran sentido de comunión con sus temas deificados en su emblemática naturaleza de los poemas y su liturgia mitológica. Compartió algunos de los rasgos de la métrica expresionista a través de Sylvia Plath. En su obra más difícil, The Crow hace grotesca reconstrucción del mito tradicional de la creación.
Hughes capta bien cómo es el mundo contemporáneo y cómo se ha construido históricamente. Esto, junto con las raíces regionales fuertes, es algo que tenía en común con varios poetas que escriben en el segundo la mitad del siglo XX. Como señala Niall Binns en su artículo: “Ted Hughes (y Sylvia Plath):

El crítico Al Álvarez vio en Hughes al escritor que llevaba la poesía británica, por primera vez, "más allá del principio de la gentileza". En un país enclaustrado en su insularidad, las fuerzas de desintegración -las guerras mundiales, los campos de concentración, el genocidio, la amenaza nuclear- y las lecciones del psicoanálisis -el descubrimiento, dentro del propio yo, de esas mismas fuerzas destructoras-, no habían podido penetrar hasta entonces, decía Álvarez, en el caparazón tan británico de la gentileza, en la noción de que la vida sigue siempre más o menos ordenada, la gente más o menos correcta, las emociones y las costumbres más o menos decentes y controlables.
Ted Hughes fue alabado como uno de los autores cuya fuerza podría cambiar el rumbo de la poesía moderna, proporcionándole una nueva libertad y vitalidad.
Birthday Letters – Cartas de Cumpleaños
En Enero de 1998, justamente unos meses antes de su muerte, Hughes publicó Birthday Letters. Esta obra dio una nueva visión sobre su tormentosa relación y atrajo simpatías hacia Hughes. Esta obra sorprendió al mundo literario; puesto que, en los años que siguieron a la muerte de Sylvia Plath, Hughes se había negado a hablar sobre su matrimonio de seis años e incluso, decidió no defenderse de los ataques procedentes de los fans de Plath. Sin embargo, después de su muerte, Hughes había comentado a un amigo que: "The time to write about Sylvia Plath is when you’re dying." Aunque se mantuvo en secreto, Hughes, realmente, estaba padeciendo un cancer terminal.

Como señala Brian Ninns en “Ted Hughes (y Sylvia Plath)”, Birthday Letters es un libro cuya unidad, más allá del hilo cronológico, se debe a una simbología tomada del mundo natural: animales que surgen como personajes en la historia (vacas embelesadas por la lectura improvisada que hace Plath, sentada en una valla, de Chaucer; o el oso que entra en su coche en Yellowstone Park, a un metro de la tienda de campaña donde duermen), pero sobre todo como símbolos de mal agüero. Marido y mujer se empeñan en interpretar los signos, los presagios del qué será, del qué sería de ellos: así se enfrentan con el murciélago caído de un árbol, que muerde a Hughes cuando lo ayuda; con la serpiente enorme que ambos tratan en vano de descifrar; con las águilas y el alce que se niegan a traducirse; con otros murciélagos, recién salidos de su cueva al anochecer, que regresan de golpe porque saben (en cambio ellos, los recién casados, no lo saben) que se acerca la tormenta: "saben cómo, y cuándo, desvincularse / del amor que mueve el sol y las demás estrellas". Otra característica del libro es su diálogo con los diarios de Plath: el poeta-protagonista contrapone su perspectiva de entonces -el recuerdo de esa perspectiva-, con el recuerdo escrito de esta otra perspectiva, conocida años después, de los diarios. La autoindagación permanente y paralela de los jóvenes esposos, en lucha encarnada cada uno con sus demonios, se complementa con la indagación del poeta que recuerda, relee y reescribe, desde la distancia de los años, los grandes altibajos, más bajos que altos, de la relación con su mujer.

La mayor virtud de Birthday Letters, o de su autor a través de ellas, es su sinceridad. Hughes es transparente en la forma de expresar el dolor, la alegría, la sorpresa, la ironía o el miedo. Se trata de recuerdos elaborados de sentimientos complejos, prácticamente en todos hay alguna referencia al dolor psíquico de Plath. La manera de realizarlo es, además, exquisitamente interesante. Cada poema te conduce a un momento de la vida en común con Sylvia Plath o una proyección de cómo hubiera sido años después. Con estos poemas viajas de la mano de Hughes de paseo por las calles de París con Plath, sostienes la cuchara con la que daba de comer a su hijo Nicholas tras la muerte de Sylvia, recibes las condolencias de Marianne Moore, recoges asfódelos en su casa de Devon o tiras piedrecitas a una ventana para conocer a la que sería su primera esposa.

Hughes proyecta atrás y adelante y revive historias, sucesos, personas, objetos, lugares, etc., combinando la descripción con las imágenes de tipo más asociativo y psicoanalítico. Es frecuente encontrar alusiones a los acontecimientos crudos del futuro por desarrollar en los poemas sobre sus primeros encuentros felices, por ejemplo.


Drawing calmed you. Your poker infernal pen Was like a branding iron. Dibujar te tranquilizaba. Tu infernal pluma hurgadora era como un hierro candente. (De Drawing, dibujar)



Los animales están presentes en todo el libro: vacas, zorros, murciélagos, osos, rodaballos, conejos o ardillas. Todo un paisaje del medio natural, rural o urbano va interaccionando con las diferentes vivencias que dedica de forma directa a Sylvia. Es un diálogo constante para recodar o explicar cómo vivió el su separación y su muerte o simplemente contarle cómo quedaron las cosas después.
I saw my world again through your eyes As I would see it again through your children’s eyes. Vi mi mundo de nuevo a través de tus ojos como lo volvería a ver a través de los ojos de tus hijos. (De The owl, el búho)



Son poemas y son cartas al mismo tiempo. El tono, el ritmo, las imágenes y los inicios de cada uno de ellos, hace que sigas deseando seguir investigando acerca de esos recuerdos y sentimientos complejos. Algunos de los títulos de sus poemas se corresponden a algunos textos de Sylvia Plath como “Aprensiones” o “El dios abeja”. Puede resultar complicado leer el libro si se desconoce la biografía, incluso la obra, de Sylvia Plath. Las asociaciones libres, por ejemplo, son difíciles de captar si se tiene el objetivo de comprender todo. Sin embargo, la honestidad con la que Hughes explica su versión de la relación con Plath, unida a su visión moderna y activa del mundo alrededor, hace que las imágenes que van apareciendo se aprecien y disfruten mientras se sigue enfocando la película de su historia personal y literaria. La historia de Ted Hughes y Sylvia Plath.

AUDIO:





CARYATIDS (1)

What were those caryatids bearing?
It was the first poem of yours I had seen.
It was the only poem you ever wrote
That I disliked I through the eyes of a stranger.
It seemed thin and brittle, the lines cold.
Like the theorem of a trap, a deadfall- set.
I saw that. And the trap unsprung, empty.
I felt no interest. No stirring
Of omen. In those days I coerced
Oracular assurance
In my favour out of every sign.
So missed everything
In the white, blindfolded, rigid faces
Of those women. I felt their frailty, yes:
Friable, burnt aluminium.
Fragile, like the mantle of a gas-lamp.
But made nothing
Of that massive, starless, mid-fall, falling
Heaven of granite
stopped, as if in a snapshot,
By their hair.


CARIÁTIDES (1)

¿Qué sostenían aquellas cariátides?
Fue el primer poema tuyo que vi.
Fue el único poema escrito por ti
que me disgustó visto con los ojos de un desconocido.
Parecía endeble y frágil, fríos los versos.
Como el teorema de una trampa dispuesta para matar.
Así lo vi. Y la trampa sin caer, vacía.
No sentí interés ninguno. La menor sensación
de augurio. En aquellos días forzaba
el aserto de un oráculo
si era a mi favor el portento.
Así es que se perdió todo
en las caras blancas, vendadas, rígidas
de aquellas mujeres. Sentí su frialdad, sí.
Friolento aluminio quemado.
Frágiles como tulipas de lámpara de gas.
Pero no discerní
aquel masivo cielo de granito, sin estrellas,
suspendido como una instantánea en el aire,
y que caía.



THE TENDER PLACE

Your temples, where the hair crowded in,
Were the tender place. Once to check
I dropped a file across the electrodes
Of a twelve-volt battery – it exploded
Like a grenade. Sombody wired you up.
Somebody pushed the lever. They crashed
The thunderbolt into your Skull.
In their bleached coats, with blenched faces,
They hovered again
To see how you were, in your straps.
Whether your teeth were still whole.
The hand on the calibrated lever
Again feeling nothing
Except feeling nothing pushed to feel
Some squirm of sensation. Terror
Was the cloud of you
Waiting for these lightings, I saw
An oak limb sheared at a bang.
You your Daddy’s leg. How many seizures
Did you suffer this god to grab you
By the roots of the hair? The reports
Escaped back into clouds. What went up
Vaporized? Where lightnings rods wept copper
And the enerve threw off its skin
Like a burning child.
Scamping out of the bomb-flash. They dropped you
A rigid bent bit of wire
Across the Boston City grid. The lights
In the Senate House dipped
As your voice dived inwards
Right through the bolt-hole Basement.
Came up, years latter,
Over-exposed like an X-ray-
Brain-map still dark-patched
With the scorched-earth scars
Of your retreta. And your words,
Faces reversed from the light,
Holding in their entrails.

LUGAR DE TERNURA

Tus sienes, donde se adensaba tu cabello,
eran lugar de ternura. Una vez como experimento
dejé caer una lima en los electrodos
de una batería de doce voltios –y explotó
como una granada. Alguien te electrificó.
Alguien bajó la palanca. Estrellaron
un rayo en tu cráneo.
Con sus batas blancas y sus caras timoratas
revoloteaban de nuevo
para ver cómo te encontrabas, en las correas.
Si tus dientes estaban aún intactos.
La mano calibrando en la palanca
de nuevo sin sentir nada
excepto sentir una nada queriendo sentir
algún indicio de sensación. El terror
era la nube de tu ser
que esperaba esos relámpagos. Vi
la rama de un roble limpiamente tajada en un estruendo.
Tú viste la pierna de tu papá. ¿Cuántos tirones
permitiste que te diera ese dios agarrándote
de los pelos brutalmente? Los informes
escaparon vueltos nube. ¿Qué
los vaporizó? Donde los pararrayos lloraban cobre
y el nervio se arrancó la piel
como un niño abrasado
huyendo tras el estallido de la bomba. Te dejaron caer
como un rígido pedacito de alambre
por los tendidos eléctricos de Boston. Las luces
del Senado se amortiguaron
mientras tu voz buceaba dentro
atravesando por entero los sótanos.
Y años después, ascendió
expuesto como una radiografía
el mapa de tu cerebro aún con parches negros
con cicatrices de tierra quemada,
desde tu retiro. Y tus palabras
eran a contraluz rostros
sujetándose las entrañas.


A SHORT FILM

It was not meant to hurt.
It had been made for happy remenbering
By people who were still too young
To have learned about memory.

Now it is a dangerous weapon, a time-bomb,
Which is a kind of body-bomb, long-term, too.
Only film, a few frames of you skipping, a few seconds,
You aged about ten there, skipping and still skipping.

Not very clear grey, made out of mist and smudge,
This thing has a fine fuse, less a fuse
Than a wavelength attuned, an Electronic detonator
To what lies in your grave inside us.

And how that explosion would hurt
Is not just an idea of horror but a flash of fine sweat
Over the skin-surface, a bracing of nerves
For something that has already happened.


CORTOMETRAJE

No fue hecho para hacer daño.
Fue hecho para recordar momentos felices
por personas aún demasiado jóvenes
como para haber aprendido qué es la memoria.

Ahora es un arma peligrosa, una bomba de relojería,
una suerte de bomba corporal, también a largo plazo.
Película solo. Unos cuantos fotogramas tuyos dando saltitos,
unos segundos. Tú con diez años. Saltitos y saltitos.

Un gris no muy claro, hecho de esfumado y bruma,
la cosa posee una fina mecha, o no tanto una mecha
como una longitud de onda unida a un detonador electrónico
para lo que yace en tu tumba en nuestro interior.

Y cómo dolería esa explosión
no es sólo una idea de horror sino un destello de sudor fino
sobre la superficie de la piel, la mentalización
para algo que ya ocurrió.


APPREHENSIONS

Your writting was also your fear,
At times it was your terror, that all
Your wedding presents, your dreams, your husband
Would be taken from you
By the terror’s goblins. Your typewriter
Would be taken. Your sewing-machine. Your children.
All would be taken.
This fear was the colour of your desk-top,
You almost knew its features.
That grain was like its skin, you could stroke it.
You could taste it in your milky coffee.
It made a noise like your typewritter.
It hid in its own jujus –
Your mantelpiece mermaid of terracotta.
Your coppery fondue pan. Your linen. Your courtains.
You stared at these. You knew it was there.
It hid in your Schaeffer pen –

That wat its favourite place. Whenever you wrote
You would stop, mid-word,
To look at it more closely, Black, fat,
Betweeen your fingers –
The swelling terror that would any momento
Suddenly burst out and take from you
Your husband, your children, your body, your life.
You could see it, there, in your pen.

Somebody took that too.


APRENSIONES

Escribir fue también tu miedo,
a veces tu terror a que todos
los regalos de boda, tus sueños, tu marido,
todo te lo quitaran
los trasgos del terror. Tu máquina de escribir
te la arrebatarían. Tu máquina de coser. Tus niños.
Te lo quitarían todo.
El miedo tenía el color de la superficie del escritorio.
Casi conocías sus facciones.
Aquella veta era como su piel, podías acariciarla.
Podías saborearlo en tu lechoso café.
Hacía un ruido similar al de tu máquina de escribir.
Se escondía en los mismos amuletos.
La sirena de terracota en la repisa de la chimenea.
La cazuela de cobre para la fondue. Tus sábanas. Tus cortinas.
Se escondía en tu pluma Shaeffer.


Ese era su lugar favorito. Cuando escribías
solías detenerte a media palabra,
y la examinabas más cerca, negra, gruesa
entre tus dedos-
El creciente terror que en cualquier momento
estallaría de repente y te arrebataría
a tu marido, a tus niños, tu cuerpo, tu vida.
Podías verlo, allí mismo, en tu pluma.

Alguien te la quitó también.



PERFECT LIGHT

There you are, in all your innocence,
Sitting among your daffodils, as in a picture
Posed as for the title: ‘Innocence’.
Perfect light in your face lights it up
Like a daffodil. Like any one of those daffodils
It was to be your only April on earth
Among your daffodils. In your arms,
Like a teddy bear, your new son,
Only a few weeks into his innocence.
Mother and infant, as in the Holy portrait.
And reside you, Laughing up at you,
Your daughter, barely two. Like a daffodil
You turn your face down to her, saying something.
Your words were lost in the camera.

And the knowledge
Inside the hill on which you are sitting,
A moated fort hill, bigger than your house,
Failed to reach the picture. While your next moment,
Coming towards you like an infantryman
Returning slowly out of no-man’s land,
Bowed under something, never reached you-
Simply melted into the perfect light.


LUZ PERFECTA

Ahí estás, en toda tu inocencia,
sentada entre los asfódelos, como una foto
que posara para un título: <>.
Una perfecta luz ilumina tu cara
como un asfódelo. Igual que el de aquellos asfódelos
sería tu único abril sobre la tierra
entre los asfódelos. En tus brazos,
como un osito de peluche, tu nuevo hijo,
de sólo un par de semanas en su inocencia.
Madre e infante, como en la pintura sacra.
Y a tu lado, elevando hacia ti su risa,
tu hija, apenas dos años. Como un asfódelo
inclinas el rostro hacia ella, diciendo algo,
pero tus palabras las perdió la cámara.

Y el conocimiento
dentro del montículo en que estabas sentada,
una colina fortaleza con su foso, más grande que la casa,
tampoco alcanzó la foto. Mientras tu instante siguiente,
acercándose a ti como un soldado de infantería
que lentamente volviese de tierra de nadie,
inclinado bajo el peso de algo, tampoco te alcanzó nunca.
Se derritió, sin más, en esa luz perfecta.



Bibliografía consultada:

Hughes, T. Carta de Cumpleaños. Lumen. Barcelona, 1998.
Monnickendam, A. Introduction to English Literature. UOC. Barcelona, 1998.
Hérou, J. Historia de la Literatura Inglesa. Acento Editorial. Madrid, 1996.

Bibliografía digital:

Ted Hughes (y Sylvia Plath): cartas de cumpleaños. Artículo de Niall Binns en: http://www.babab.com/autogiro/no01/ted_hughes.htm

Investigación de Rosa Eva Fernández Conde en:
http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/0450.asp

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5 Comentarios

  1. Me ha encantado este artículo. Me parece muy completo, y escrito desde la sensibilidad, la ternura y el cariño.
    Me llama la atención, y me produce cierto repelús que las dos primeras compañeras del poeta acabarán suicidándose.

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  2. Genial Trabajo Bea...!

    glòria

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  3. Geniales los poemas. Me gustaron.

    Un placer estar en tu blog.
    Saludos.

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  4. Gracias Amando, se trata de un trabajo elaborado desde la más completa sinceridad. Me entusiasmó la forma de expresar de Hughes, sus imágenes y sus asociaciones. Tiene un ritmo excelente. Decidí investigar más.

    Un saludo,

    Beatriz

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  5. Gracias Glòria. ¡Qué bien encontrate por aquí!

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