Francisco Javier Irazoki (Lesaka, Navarra, 1954) fue miembro del grupo surrealista
CLOC. La Universidad del País Vasco editó en 1992 toda la obra poética que Irazoki había escrito hasta el año 1990. El volumen, titulado Cielos segados, comprende los libros Árgoma, Desiertos para Hades y La miniatura infinita. La editorial
Hiperión le publicó en 2006 el libro de poemas en prosa Los hombres intermitentes. Desde 1993 reside en París, donde ha cursado diversos estudios musicales: Armonía y Composición, Historia de la Música, etc.
KARLHEINZ STOCKHAUSEN
El guía (al menos durante dos décadas del siglo XX) de la
vanguardia musical camina frente a un muro.
Karlheinz Stockhausen nace
en Mödrath, cerca de Colonia, en 1928. Sus antepasados son campesinos de
Renania. Su padre supera el origen humilde y consigue un diploma de maestro,
pero, quizá comprometido con la resistencia al nazismo, desaparece
definitivamente cuando empieza la Segunda Guerra Mundial. La madre padece alguna
enfermedad nerviosa; es ingresada en un psiquiátrico y, por orden del gobierno
de Hitler, ejecutada en 1941. El muchacho busca consuelo en la religión
católica mientras trabaja en un hospital de guerra.
El organista del pueblo
enseña a tocar el piano a este obrero agrícola empleado en una granja.
Karlheinz aprende y aprende y, con la avidez que va a reflejar su obra futura,
estudia el oboe y el violín en una escuela pública. Cubre la orfandad con
paletadas de disciplina.
No para. Ingresa en el
Conservatorio de Colonia, se matricula en tres carreras universitarias
(filosofía, filología y musicología), logra una licenciatura en educación
musical, y paga los gastos con una actividad que lo lleva a dar conciertos de
jazz en bares humosos, a ser el colaborador de un ilusionista, a dirigir un
grupo de opereta y a conocer los duros oficios de las fábricas.
La pared contra la que debe
chocar Stockhausen empieza a agrietarse en el momento en que Karlheinz saluda
por primera vez al compositor suizo Frank Martin. Éste le enseña a enlazar los
acordes y le analiza las piezas de los tres autores principales de la segunda
escuela de Viena (Alban Berg, Arnold Schönberg y Anton Webern). Y, en 1951, el
joven alemán recibe un fogonazo que entra por las resquebrajaduras de su muro:
el estudio para piano Mode de valeurs et d’intensités,
de Olivier Messiaen. La calidad de los ritmos traídos de la India agita a toda una
generación de creadores, y origina en Stockhausen la necesidad de escribir
música.
Da el salto a París, y ya es
alumno de Messiaen. Miro una fotografía invernal en la que los dos hombres se
sonríen, acaso después de un curso de estética o análisis.
De 1951 a 1960, Karlheinz
Stockhausen compone páginas transgresoras (Kreuzspiel,
Formel, Klavierstücke V – X, Zeitmasse)
e investiga en la fonética y las técnicas de comunicación. Dos de sus trabajos
de mediados de los años cincuenta (Gesang
der Jünglinge, donde une la música electrónica y la voz humana, y Klavierstück XI, con el que propone la
llamada forma abierta e invita al
instrumentista a elegir el orden en que va a interpretar las diecinueve
estructuras de la obra) son tiros para agujerear la pared de su biografía. A continuación juega con el espacio. En Gruppen, Carré y Momente usa tres
o cuatro orquestas y coros colocados entre sí a distancias que facilitan nuevas
combinaciones sonoras.
Mi disco predilecto es Stimmung, de 1968, cuyas seis voces he
escuchado a todo volumen en un aula.
También edita, desde 1963,
varios textos. El “ladrón de patatas” que en la a dolescencia ve “la muerte
patética de millares de heridos graves, de quemados por el fósforo, de cuerpos
atrozmente mutilados” es ahora un adulto que habla del “recorrido infinitamente
lento que va del hombre inconsciente al hombre consciente”. Y remacha: “Hay que
saber que mi música tiene vínculos directos con esa evolución”.
A partir de 1977 dedica todo
su tiempo creativo a una ópera, Licht
(1977-2003), que dura aproximadamente veinticinco horas. Se divide en siete
partes correspondientes a los días de la semana, y cada personaje adopta tres
formas: voz, instrumento, baile. Actualmente compone Klang, música para las veinticuatro horas del día.
Con los escombros de su muro
levanta una teoría musical.
FRANCISCO JAVIER IRAZOKI
(Del libro “La nota rota”; Hiperión,
2009)
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