Rolando Revagliatti nació en Buenos Aires (ciudad en la que reside), la Argentina, el 14 de abril de 1945. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos y relatos y quince poemarios, además de otros cuatro sólo en soporte digital.
Todos sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en http://www.revagliatti.com.
Ha sido incluido, entre otras, en las siguientes antologías: “Dramaturgia Latinoamericana: Argentina” (en República Dominicana, 2008); “Minificcionistas de ‘El Cuento’ Revista de Imaginación” (en México, 2014); “Poesía Argentina Año 2000” (Tomo 1, selección de Marcela Croce, 1999), “MeloPoeFant Internacional” (bilingüe castellano-alemán, coedición en Perú y Alemania, 2004), “Pequeña Antología de la Poesía Argentina” (selección de Jorge Santiago Perednik, 2004), “El Verso Toma la Palabra” (México, 2010), “Italiani D’Altrove” (bilingüe castellano-italiano, Italia, 2010), “El Cine y la Poesía Argentina” (selección de Héctor Freire, 2011), etc. Sus producciones en video se hallan en http://www.youtube.com/rolandorevagliatti
"Escribir
de la misma manera que se habla"
Jorge
Luis López Aguilar responde “En
cuestión: un cuestionario” de
Rolando Revagliatti
Jorge Luis López
Aguilar nació el 23 de febrero de 1950 en la ciudad de
Buenos Aires, la Argentina, y reside desde 1982 en la ciudad de Ramos
Mejía, provincia de Buenos Aires. Es Contador Público Nacional
egresado de la Universidad de Buenos Aires y Profesor de Enseñanza
Secundaria para Adultos, por la Universidad Nacional de Luján. En el
lapso 2000-2015 se dedicó por completo a la educación secundaria de
adultos. Además de otros cargos, fue Presidente de la Sociedad
Argentina de Escritores (SADE), Seccional Oeste Bonaerense, entre
1992 y 1994. Fue Secretario de Redacción de la revista “Oeste” e
integró los grupos literarios “Roberto Arlt” y “La Torre de
los Amigos”. Ha sido incluido en las selecciones antológicas
“Cuentos y poesías”, “Antología de poetas de Morón”
(compilador: Alberto Luis Ponzo), “Oeste. Antología de
poetas y narradores 2007”, “Obra viva”,
“International poetry 1985”, “Plásticos 10 poetas”
y “Antología de la nueva poesía argentina” (compilador:
Daniel Chirom). Publicó en soporte papel los poemarios “El
hombre del bar” (1979), “Poemas” (1983), “El
sueño de los cantores” (1989) y “Cantor secreto”
(2006), así como en edición digital el titulado “En el
sudor del toro y otras provocanciones” (2017). Declara que
“Llevo intentando desde siempre la tarea de escribir de la misma
manera que hablo, mezclando la reflexión filosófica y la
manifestación de ideas políticas con la ironía del humor y la
efusión lírica y adhiero a quienes consideran que la poesía es una
forma de interpretar el mundo y su entorno, tan válida como la
filosofía y todas las ciencias.”
1: ¿Cuál
fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se
trataba?
JLLA: Supongo
que habrá sido algún intento de poema, en la niñez. Todavía lo
estoy escribiendo.
2: ¿Cómo te llevás con la lluvia
y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la velocidad,
con las contrariedades?
JLLA: Quien
haya leído algo de mis poemas, sabe que amo la lluvia. Considero,
como dice el dicho, que “ningún
marinero se hizo con mares calmos”.
No sé por qué asimilo la sangre a la genética y lo heredado. En
cuanto a la velocidad y las contrariedades, yo también “preferiría
no hacerlo”.
3: “En este rincón” el
romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro
rincón”, por ejemplo, William Faulkner y su “He oído
hablar de ella, pero nunca la he visto.” ¿Tus
consideraciones?...
JLLA: Yo
tuve la suerte de conocer a Antonio (Nino) Aliberti, Alberto Luis
Ponzo y Juan Alberto Nuñez en el taller literario del Grupo Roberto
Arlt. Aprendí que hay un oficio por practicar y que la inspiración
no llega sino a la mesa de trabajo. Por otra parte, descreo, les saco
la lengua y me río ante los que no leen a nadie “para
ser originales” y los que no corrigen
ni una coma, “porque les brotó así”.
En todos los órdenes de la vida, creo en los aprendizajes y la
práctica. Por eso también me resultaría difícil ponerle fecha a
un poema, porque normalmente corrijo lo escrito, y vuelvo a corregir
al tiempo.
4: ¿De
qué artistas te atraen más sus avatares que la obra?
JLLA: No
soy muy cholulo, y aun en historias de vida como la de Charles
Bukowski, me fijo más que nada en la obra. Advierto que no todos los
que atravesaron circunstancias como, por ejemplo, Arthur Rimbaud, han
escrito lo que éste. Un oscuro burócrata, un loco bohemio, un
trabajador, un miembro de la nobleza europea, lo que importa es la
obra. Sí me conmueve pensar en un Miguel de Cervantes perseguido por
los acreedores y los editores, o un Macedonio Fernández escapándose
de las pensiones con mujer e hijo porque no podía pagar. Pero
también tenés a una Emily Dickinson, o a un Juanele Ortiz, que
vivieron “tranquilos”. ¿Y Sor Juana Inés de la Cruz?
5: ¿Lemas, chascarrillos, refranes,
proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar?
JLLA: “De cobardes no hay
historia”. Y otros, que decía mi vieja ante circunstancias muy
distintas: “Así sabe ser” y “Lo rico es poco”.
Y de Alberto Luis Ponzo: “No tiene que temblar la mano para
tachar”.
6:
¿Qué obras artísticas te han
—cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y ante cuáles has
quedado, seguís quedando, perplejo?
JLLA: El fragmento de un poema
de Conrado Nalé Roxlo que debo haber leído en la época de la
secundaria: “Carpintero, haz un féretro pequeño / de madera
olorosa, / se nos ha muerto un sueño, / algo que era entre el pájaro
y la rosa. / Fue su vida exterior tan imprecisa / que sólo se lo vio
cuando asomaba / al trémulo perfil de una sonrisa / o al tono de la
voz que lo nombraba…”
La letra de una canción del venezolano
José Enrique Sarabia Rodríguez y que popularizara Nat King Cole:
“Ansiedad, de tenerte en mis brazos / musitando palabras de
amor…” o “Avanti Morocha” de Los Caballeros de la Quema:
“Nunca dejo que un ángel haga nido en mi almohada…”
Y de “Coplas de bagualas del valle
Calchaquí” de Atahualpa Yupanqui: “Yo ensillaba mi caballo /
y ella se puso a llorar / y entonces, sin decir nada / comencé a
desensillar”. Así como ese verso de “Zamba del grillo”,
también de Yupanqui: “La luna alumbraba el canto del grillo
junto al camino…”.
Las letras de música popular siempre
me atrajeron: “En aguas dormidas de algún manso arroyuelo / que
sueña en las noches lo mismo que sueño yo” (del chamamé
“Villanueva” de Ernesto Montiel) o del tango “Sin piel” de
Eladia Blázquez: “Voy a aprender a llorar sin sufrir / sin
detenerme a mirar una flor…”.
7: ¿Tendrás
por allí alguna situación irrisoria de la que hayas sido más o
menos protagonista y que nos quieras contar?
JLLA: Yo trabajaba en el Banco
Nación, y ví, junto con algunos compañeros, que estaban
descargando unos escritorios desarmados: hierro marrón y fórmica
color cremita. Y comenté: “Qué lindos que deberían ser, una
vez armados.” Uno de mis compañeros, después de mirarme, me
informó que así eran los que nosotros estábamos usando en la
oficina.
8: ¿Qué te
promueve la noción de “posteridad”?
JLLA: Me remite a la de
“olvido”. Me pregunto cómo vería el futuro un Cervantes, o un
José Hernández. Y no me parece destino infeliz el de algún poeta
menor del que no se recuerde el nombre, pero sí algunas de las
líneas que escribió.
9: “¿La rutina te
aplasta?” ¿Qué rutinas te aplastan?
JLLA: Siempre me llevé bien con
la rutina. No me siento una víctima del destino, y además he
aprendido con los años lo estimulante que es repetir algo (un
ejercicio, una receta de cocina) y tratar de hacerlo mejor cada vez.
10: ¿Para
vos, “Un estilo perfecto es
una limitación perfecta”,
como sostuvo el escritor y periodista español Corpus Barga? Y
siguió: “…un estilo es
una manera y un amaneramiento”.
JLLA: No distingo claramente la
perfección en los estilos. Como Ernesto Sábato, quiero hablar de la
literatura como el paisano habla de su caballo.
11: ¿Qué
sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te despiertan algún
grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan instantáneamente?
JLLA: En general, me irritan las
situaciones de injusticia, y la estupidez humana. Me enfurecen las
actitudes prepotentes (ejércitos de ocupación, escraches, patoteos,
secuestros, etc.) en donde algunos consideran que como son más
fuertes, o más numerosos, o están mejor armados, pueden imponer su
voluntad a otras gentes.
Me revientan los fanatismos, y las
posiciones “políticamente correctas”. Me disgustan las
afirmaciones efectuadas sin pensamiento crítico. Pero ya no me
sorprenden, por lo que ni me indignan demasiado, ni me calientan, ni
me hartan demasiado.
12: ¿Qué
postal (o postales) de tu niñez o de tu adolescencia compartirías
con nosotros?
JLLA: De chico era introvertido.
De grande me la he pasado hablando. No tengo mucho para compartir.
Tal vez porque siempre recuerdo al Nino Aliberti observando que la
postura de algunas gentes era “voy a hablar de mí mismo, que
es un tema que me apasiona”.
13: ¿En
los universos de qué artistas te agradaría perderte (o
encontrarte)? O bien, ¿a qué artistas
hubieras elegido o elegirías para que te incluyeran en cuáles de
sus obras como personaje o de algún otro modo?
JLLA: Ser
amigo de Alejandra y Martín, en “Sobre
héroes y tumbas”. Poder
aconsejarlos un poco.
14:
El
silencio, la gravitación de los gestos, la oscuridad, las sorpresas,
la desolación, el fervor, la intemperancia: ¿cómo te resultan?
¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con algún criterio,
orientación o sentido?
JLLA: Ese orden me parece bien.
A mí me conectan con lo humano, e impulsan mi solidaridad.
15:
¿A qué artistas
en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad, el ingenio, la
acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?
JLLA: Usted hace preguntas
jodidas de responder, Revagliatti. Puedo mencionar unos versos de
“Esta noche me emborracho” de Discépolo: “Mire, si no es
pa’ suicidarse / que por ese cachivache / sea lo que soy”.
Ahora recuerdo una escena de la serie
televisiva “Two Men and a Half”, cuando el tío Charlie ya se ha
muerto, y Alan y el pibe están sentados, viendo un toco de dólares
que Charlie había dejado para que Jake pudiera ir a la
universidad. Cómo se mataban de risa.
16: ¿Qué
apreciaciones no apreciás? ¿Qué imprecisiones preferís?...
JLLA: Sin comentarios.
17: ¿Viste
que uno en ciertos casos quiere a personas que no valora o valora
poco, y que en otros casos valora a personas que no quiere? ¿Esto te
perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”?
JLLA: En general, quiero y he
querido a gente que pude admirar. Y al día de hoy ya no me desvivo
por admirar a nadie ni por quererle. ¿Quién puede ser juez o
árbitro para valorar o evaluar a nadie? El cariño, y la empatía,
son milagros que uno siempre está dispuesto a recibir.
18: ¿El
mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así lo
afirmara Enrique Santos Discépolo en su tango “Cambalache”?
JLLA: Más que el mundo, yo
diría que el ser humano tiene una enorme dosis de porquería junto a
un poco de belleza y de anhelo de justicia, todo junto y mezclado
adentro. Como docente, siempre sostendré la posibilidad de mejorar
la conducta del aprendiz. Considero que alguna vez va a haber más
justicia que injusticia en este puto mundo, y que lo importante es
hacer las cosas bien, hasta cuando nadie nos mira.
19: Por la fidelidad y entrega a una
causa o proyecto, ¿qué personas (de todos los tiempos y de todos
los ámbitos) te asombran?
JLLA: Prefiero enfocarme en una
escena, en un lapso de la existencia de un ser humano, que me puede
asombrar, o generar admiración, o servirme de guía. Si te fijás en
toda la vida, siempre puede haber —en cualquiera— algún momento
de renuncio, o de abandono. Y debe ser muy difícil abarcar todas las
áreas en las que un ser humano se desempeña. ¿Todos los grandes
escritores, escultores o pintores fueron buenos padres, o fieles
cónyuges? Alguna vez me dijeron que Amedeo Modigliani la utilizaba a
su mujer como modelo, y la abofeteaba si la pobre se dormía. Eso no
quita que su pintura sea maravillosa.
20: ¿Qué te hace “reír
a mandíbula batiente”?
JLLA: Los pasajes de alguna
“comedia de situación” (sitcom) repetida. Como cuando era
chico, me empiezo a reír sabiendo que “ahora viene”.
21: ¿Cómo afrontás lo que
sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos o
metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal?
JLLA: ¿Era en análisis
matemático, en el límite de una función, donde nos
enseñaban que no importaba cuánto valía x, sino cómo se
comportaba mientras se acercaba al límite? Dicho en mi barrio: no
importa si se puede alcanzar un ideal, ni siquiera importa si tal
ideal existe. Lo interesante es qué hacemos para acercanos al
supuesto ideal.
22: El amor, la
contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te
has ido relacionando con esos tópicos?
JLLA: Creo en el amor como la
fuerza que mueve al mundo y empuja la vida. Soy un entusiasta de la
meditación, que supongo que para algunos de nosotros es similar a la
contemplación. El dinero me inquieta, cuando veo que hay gente capaz
de cualquier perrería para obtenerlo. Nunca me preocupé por
acumularlo. La religión es un tema complicado, que ha motivado
algunas de las acciones más excelsas de un ser humano, y también ha
servido como pretexto para las guerras más crueles. La política me
parece una actividad interesante, aunque a veces tiente a los
negociados y las traiciones más viles. Creo en la democracia, y —aun
en las peores instancias— siempre me he sentido feliz cuando pude
ejercer mis derechos de ciudadano, y votar a mis representantes. Más
allá de todas las desilusiones que puedo haber sufrido.
23:
¿A qué obras artísticas
—espectáculos coreográficos, films, esculturas, música,
pinturas, literatura, propuestas teatrales o arquitectónicas, etc.—
calificarías de “insufribles”?
JLLA: Tengo la mente
suficientemente abierta para apreciar lo destacable de cualquier
obra, aunque me resultan insufribles las que pretenden “catequizar”
o son emitidas como si fueran la verdad revelada.
24:
¿Qué calle, qué recorrido de calles, qué pequeña zona
transitada en tu infancia o en tu adolescencia recordás con mayor
nostalgia o cariño, y por qué?
JLLA: Los alrededores de Plaza
de Mayo, el Café Tortoni. Lugares en los que fuimos jóvenes y
amábamos.
25: ¿Cómo reordenarías
esta serie?: “La visión, el bosque, la ceremonia, las
miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio, el sufrimiento, la
lengua, el pensamiento, la autenticidad, la muerte, el azar, el
desajuste”. Digamos que un reordenamiento, o dos. Y
hasta podrías intentar, por ejemplo, una microficción.
JLLA: Paso, Revagliatti. Un
jubilado como yo no debe trabajar demasiado.
26: “Donde
mueren las palabras” es el título de un filme de 1946, dirigido
por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño. ¿Dónde
mueren las palabras?...
JLLA: Cuando empiezan los besos;
o irrumpe la música. O, a veces, cuando un gesto lo explica todo.
27:
¿Podés disfrutar de obras de
artistas con los que te adviertas en las antípodas ideológicas?
¿Pudiste en alguna época y ya no?
JLLA: Mario Vargas Llosa y Ezra
Pound me gustan tanto, que puedo omitir sus ideologías al leerlos. A
Louis-Ferdinand Céline no lo tengo leído, pero —por lo que me han
chusmeado— debe ser la misma clase de jodido.
28: ¿Cómo
te cae, cómo procesás la decepción (o lo que corresponda) que te
infiere la persona que te promete algo que a vos te interesa —y
hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y luego no sólo
no cumple sino que jamás alude a la promesa?
JLLA:
¿Hablamos de política? Porque
llevo coleccionadas unas cuantas decepciones, desde aquel que se fue
a poner orden en Campo de Mayo y volvió diciendo que eran buenos
muchachos, que algunos eran héroes de Malvinas. O el que prometió
el salariazo, o el joven abogado que venía de la Patagonia para
hacer justicia, o el que prometió Pobreza Cero y la Unión entre los
argentinos. Y sin embargo, no solamente en lo que hace a la vida
nacional, sino considerando un horizonte mucho más amplio, que
abarca desde la vida en todo el planeta hasta los vínculos afectivos
más propios, hago mía la visión de Sísifo: Ya sé que la piedra
se va a caer nuevamente, y va a rodar hasta la sima. Pero sigo
empujándola, y no me voy a rendir. Ya sé cómo es esto.
29:
No concerniendo al área de lo artístico, ¿a quiénes
admirás?
JLLA: A
Muhammad Yunus.
30: ¿Tus pasiones
te pertenecen o sos de tus pasiones? Pasiones y
entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general,
distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?
JLLA: Soy de los que arrancan muy racionales y comprensivos, y
de repente ven todo rojo y vuelan por el aire sin calcular riesgos o
conveniencias.
31: ¿Qué
artistas estimás que han sido alabados desmesuradamente?
JLLA: No
soy buen crítico respecto de esos. Prefiero rescatar a los que no
han sido alabados como se merecían: Baldomero Fernández Moreno, por
ejemplo. O Silvina Ocampo.
32: ¿Acordarías, o algo
así, con que es, efectivamente, “El amor, asimétrico
por naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito
lindo” de Luisa Futoransky?
JLLA: Sí. Casi todos los
vínculos son asimétricos. Aunque de ese poema prefiero recordar la
imagen del cuadernito para escribir poemas, con un lápiz que mancha.
¿Y no es la misma Futoransky la que escribió que hasta dónde
podríamos falsear las cosas, como para pretender que, por el simple
artificio del amor, íbamos a compartir un dolor de muelas? El amor
es asimétrico porque de un lado estoy yo, y del otro lado están
quienes no puedo controlar, y de cuyos actos no soy responsable.
33: ¿El amanecer, la franca
mañana, el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo
vespertino, la noche plena o la madrugada?
JLLA: Hasta
que nació mi hija Manuela, era noctívago. Desde entonces, soy de
despertarme temprano. Con los años, cada vez estoy más dispuesto a
acostarme muy temprano y despertar antes que el sol.
34: ¿Qué
dos o tres o cuatro “reuniones cumbres” integradas por artistas
de todos los tiempos y de todas las artes nos propondrías?
JLLA: Un grupo musical integrado
por Wolfgang Amadeus Mozart, Carlos Gardel y John Lennon. Pero habría
que ver si los egos de esos grandes artistas irían acompañados de
la humildad y el sentido común que les permitiera trabajar juntos.
35: Seas o no ajedrecista:
¿qué partida estás jugando ahora?...
JLLA: No
soy ajedrecista, pero practico tai chi chuan, y trato de no ser
demasiado molesto para con los demás. Soy de los que creen que, sin
importar cómo me he ganado la vida, mi primer oficio, al que nunca
renunciaría, es el de poeta.
*
Cuestionario
respondido a través del correo electrónico: en las ciudades de
Ramos Mejía y Buenos Aires, distantes entre sí unos 17 kilómetros,
Jorge Luis López Aguilar y Rolando Revagliatti, 2019.
0 Comentarios