¿HAY ALGUIEN AHÍ? ciclo a cargo de Ferran Destemple

Estos pequeños escritos pretenden dar a conocer a artistas que habitan los márgenes, que circulan por donde preferimos no transitar, que realizan obras que no suelen ser para el gran público, pero que no dejan, por ello, de ser imprescindibles. El conocimiento no siempre recorre un camino llano y placentero. A veces, es necesario esforzarnos para subir las altas cumbres y poder ver el lejano horizonte.

 

 

Henri Chopin: un explorador del espacio interior.



1. La poética del balbuceo.

El diccionario nos dice que balbucear o balbucir es hablar o leer con una pronunciación entrecortada, vacilante, trastocando las letras o las sílabas. El balbuceo, la afasia, el tartamudeo, la imposibilidad de articular frases con sentido, lo gutural, todo ello nos parece, a primera vista, como algo alejado de todo carácter poético, de cualquier atisbo de sensibilidad y sofisticación. Sin embargo, en el siglo pasado la dificultad extrema de expresión de un sujeto adquirió un carácter poético, un estatus propio y se utilizó como testimonio de situaciones concretas, del temperamento de una época. El contexto histórico (ya fuese la primera guerra mundial, la situación de entreguerras en la república de Weimar, la segunda guerra mundial o la postguerra) determinó una actitud que reflejó, fielmente, el desasosiego y el malestar que se sentía después de haber sufrido alguno de estos holocaustos.


2. El aliento poético.



En París, el 18 de junio de 1922 nace, de familia judía, Henri Chopin.
Con 20 años, en plena segunda guerra mundial y en la Francia ocupada, es requerido por el Servicio del Trabajo Obligatorio (STO) para “colaborar en el esfuerzo de guerra” y es enviado a la Alemania nazi para trabajar en fábricas y ferrocarriles. Chopin permanece escondido varios meses, hasta que en junio de 1943 es arrestado y conducido, primeramente al campo de concentración de Köningsbber (en la Prusia oriental), y luego al de Olomouc (en Checoslovaquia).
Allí, alegando ser poeta, se niega a trabajar y es encarcelado. En 1944 un bombardeo aliado destruye parte de un muro de la prisión y Henri huye, en pleno invierno, hacia el Este donde se encuentra con el ejército soviético. Al principio los soldados soviéticos piensan que es un espía y pretenden fusilarlo. Sin embargo, nuestro protagonista consigue aclarar su situación y pasa a trabajar en las cocinas de los oficiales rusos. Este mismo invierno es capturado de nuevo por las tropas nazis y es forzado a participar en las “marchas de la muerte”. Unas marchas que duraron cuatro meses y le llevaron, a pie, de la Prusia oriental a Lituania. A pesar de todas estas vicisitudes sobrevive y en junio de 1945, con 23 años, es repatriado a Francia. Al llegar a París le dan la triste noticia de que sus dos hermanos han muerto a manos de las tropas alemanas.


3. "El cuerpo es una fábrica de sonidos".


La poética de Henri Chopin tiene mucho que ver con los horrores padecidos y con la imposibilidad de utilizar el lenguaje común, el lenguaje racional para expresarlos. Ya dijo Theodor Adorno que después de Auschwitz escribir poesía era un acto de barbarie y pocos como Chopin ofrecen una propuesta poética tan radical y consecuente. El artista Fréderic Acquaviva, en el obituario del poeta que publicó el diario The Guardian el 5 de febrero de 2008 comentaba que Henri reflejaba en sus poesías sonoras las voces, los susurros, la respiración de esas miles de personas que murieron a su lado en las marchas de castigo.

Según el propio relato del poeta francés en esas marchas se mezclaban distintos idiomas y dialectos de todos los rincones de Europa del Este, hasta fundirse en un magma lingüístico incomprensible, casi inhumano. 
 
 
 


Henri Chopin parte de la poesía fonética dadaísta, del balbuceo letrista incomprensible y de los sonidos del propio cuerpo. A todo ello, le añade cierta tecnología relacionada con el sonido, micrófonos y grabadoras principalmente, que utiliza, primero para grabar los sonidos de su cuerpo y luego para distorsionarlos y emitirlos.

En todo este proceso, en toda esta cadena de acontecimientos, juega un papel principal el micrófono. Éste no es simplemente un medio de transmisión del sonido, sino que es una pequeña cápsula, una sonda de exploración de su propio cuerpo. Chopin, literalmente, se traga el micrófono que penetra por su boca invadiendo su espacio. El micrófono no hace distinciones entre sonidos poéticos y no poéticos. El micrófono no hace distinciones, ni establece jerarquías entre los sonidos. El micrófono aniquila toda diferencia. 
 

El micrófono convierte todo lo que atrapa en materia poética, en carne sónica.

 

Estos poemas traspasan el límite del lenguaje, lo superan para adentrarse en la fisicidad, en la materialidad del sonido. Chopin margina el sentido, el aspecto semántico de los poemas para decirnos que el lenguaje ya no es un medio suficiente para describir el mundo, que hay determinadas zonas de nuestra realidad que necesitan de lo corpóreo, de lo primordial para expresarse.

Respecto a la tecnología, rehúsa la “alta fidelidad” de los aparatos profesionales de grabación, prefiriendo los equipos básicos, el collage y los procesos de manipulación de sonido en bruto para explorar el terreno de la distorsión e ininteligibilidad. Prefiere trabajar el sonido desde un punto de vista primario, bárbaro, primigenio, evitando la sofisticación técnica.


4. Otras actividades.

Aunque no es pretensión de este pequeño artículo profundizar en la poética del poeta, ni tampoco mostrar todas sus facetas, sí añadiré que también trabajó como artista y diseñador gráfico, tipógrafo, editor independiente y creador radiofónico. En 1964 creó la revista OU, que estuvo en circulación hasta 1974 y donde colaboraron entre otros William Burroughs, Brion Gysin, Gil J Wolman, Bernard Heidsieck y Raoul Hausmann.


En 1966 participó en el “Destruction in Art Symposium (DIAS)”, junto a los artistas Gustav Metzger, Juan Hidalgo, Hermann Nitsch y Wolf Vostell entre otros. 

Publicó diversos libros y discos con sus poemas: Le Dernier Roman du Monde (1971), Portrait des 9 (1975), The Cosmographical Lobster (1976), Poésie Sonore Internationale (1979),Les Riches Heures de l'Alfabeto (1992) y Graphpoemesmachine (2006), y también sus conocidosdactylopoèmes, trabajos gráficos hechos a partir de su máquina de escribir.
 
 

5. Y punto final.

Entre los años 1948 y 1952 Henri Chopin sirvió en el ejército francés y luchó en Indochina. Al regresar a Francia se casa y trabaja como productor de radio y televisión. Tras el fracaso del mayo del 68 se instala en Gran Bretaña, en Essex, donde vivirá hasta la muerte de su esposa en 1985, momento tras el cual regresa a Francia. Durante la década de los años 80, Chopin se instala en Nápoles y colabora con Peppe Morra, fundador de la Fondazione Morra, un conocido espacio de arte contemporáneo. En el año 2001 regresa a Gran Bretaña, a Norfolk, para vivir con su hija. Muere el 3 de enero de 2008. 





Ferran Destemple

Soy filólogo de formación, pero siempre he rebuscado en lo visual y en lo sonoro aquello que el texto no me llega a ofrecer. Para mí no hay jerarquía entre estos elementos, se mezclan, se arañan o se fusionan mejor o peor dependiendo del soporte. El soporte determina el contenido y el contenido busca el soporte adecuado.

Destripar los interiores del texto, del sonido y de las imágenes y volverlos a montar, como si de un monstruo de Frankenstein se tratara, es un divertimento al que no pienso renunciar.
Me considero un amateur y eso me libera de angustias y obligaciones y me permite fracasar y equivocarme más y mejor.

Si os pica la curiosidad podéis visitar la web de AutismosAutomáticos que coordino al alimón con Pepa Busqué.

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